¿Qué se le viene al PAN y al Chapito?

“Vale más fracasar honradamente que triunfar debido a un fraude.” – Sófocles.

 

Vaya que el Partido Acción Nacional (PAN) tiene un escenario complicado en Veracruz, producto de las malsanas ambiciones de Joaquín Rosendo Guzmán Avilés “El Chapito” quien de la mano de quien hace cachos desde Palacio de Gobierno a la entidad en el manejo político, tienen ahora serios problemas para legitimar el control de ese partido.

Pero le platicó amables lectores, resulta que, en su perniciosa manera de actuar, el famoso Chapito cometió un garrafal error estratégico que lo ha convertido en un sujeto inútil para que el Gobierno del estado de Veracruz se continúe entrometiendo en la vida interna de ese órgano partidista.

Consultados algunos expertos en derecho electoral y desde sus muy particulares ópticas, la ceguera y poca inteligencia de Guzmán Avilés, quizá derivada por la presión que ejerce sobre él la administración de Cuitláhuac García Jiménez con llevarlo a la cárcel, propició que el candidato perdedor a Presidente del CDE equivocara su estrategia y se quedara, literalmente, como el “perro de las dos tortas”.

El oriundo de Tantoyuca tiene dos caminos: volver a ser presidente estatal del PAN durante el periodo que se organiza y se realiza un nuevo proceso electoral y en el cual, él no podrá competir, o dejar que el presidente interino Arián Gabriel Hernández, quien habría de guiar el proceso electoral interno para que las planillas encabezadas por Federico Salomón Molina y Joaquín Rosendo vuelvan a competir a fin de definir el futuro del partido, en donde las manos del gobierno de MORENA persisten en permanecer en la persona del cacique huasteco.

Por increíble que parezca, una definición que sólo compete al PAN deberá decidirse en las próximas horas, tal y como lo estipulan sus estatutos, pero también. No se debe perder de vista que hay una resolución judicial pendiente de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que podría ratificar el triunfo de Federico Salomón Molina y que echaría por tierra la celebración de un nuevo proceso electoral interno.

Es necesario referir que ante la autoridad electoral nunca se impugnó el claro triunfo de la planilla que originalmente estuvo encabezada por el doctor Tito Delfín Cano, pero ante su aprehensión ilegal, por parte del gobierno veracruzano, el Comité Ejecutivo Nacional de Acción Nacional decidió sustituirlo en la persona de Federico Salomón Molina quién ganó el proceso comicial con el 51.6% por ciento de los sufragios, mostrando así un irrebatible triunfo.

Vale la pena destacar que ante los tribunales no se refutó el limpio proceso electoral llevado a cabo el 18 de diciembre de 2021, ni se objetó la cadena de custodia durante el traslado de los sufragios emitidos, es decir, que no hay elementos jurídicos sostenibles ni evidentes para invalidar el triunfo de Federico Salomón Molina, pero la última palabra la tienen los Magistrados Electorales –esos que ya sabemos que bailan al son de la macarena gubernamental-.

Es así como el PAN de Veracruz tiene una urgente misión al dilucidar su futuro e instaurar un orden en su institución, ya sea por decisión de los tribunales o por lo que mandatan sus estatutos. El tiempo corre y ya no hay más argucias legales y tramposas que se puedan implorar.

Ahora bien, y esto es lo que la militancia y sociedad deberán tener en cuenta, lo que sí sobra y por mucho, son evidencias que demuestran que en la persona de Joaquín Guzmán Avilés y de dos diputados locales (una mujer y un hombre), MORENA y el gobierno veracruzano están incesantemente entrometiendo sus narices para obstaculizar y minar al máximo su vida interna, y para frustrar a toda costa, su trabajo político de cara al próximo proceso electoral del 2024 porque saben que sus días están contados por la incapacidad que han demostrado como autoridades.

 

Al tiempo.

 

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