Los que hemos tenido la oportunidad de manejar personal, aunque sin el afán de criticar, hacemos una clasificación de acuerdo a la personalidad con la que ellos se nos manifiestan. Entonces constatamos que existen trabajadores: eficientes, astutos, serviciales, flojos, tontos, egoístas, envidiosos, intrigantes, tóxicos, valemadristas, conflictivos, etc.
Ocasionalmente se tiene que luchar con la persona recomendada, o a quien se le debe guardar alguna consideración por algún compromiso, pero es imprescindible, lograr detectar a alguien que pueda contaminar a los demás y, uno de ellos, como el trabajador conflictivo, será causa de contagio y capaz de frenar la buena marcha que se pueda tener en la fuente laboral.
Conflictivo es aquel que, en donde quiera que se encuentre, tenga o no tenga razón causa algún problema, quien desconoce la manera de dirigir correctamente sus emociones y siempre culpa a otros de lo que no le resulta o no pueda hacer; es obstinado y siempre lleva la contraria; si se le llega a corregir, lo toma como si se le estuviera regañando o llamando la atención; exagera las cosas y siempre ha de tener la razón.
Cuando en nuestra formación nos inculcaban que, antes de estallar en cólera, realizáramos el conteo del uno al diez, con el objetivo de administrar nuestras emociones, y no tener una reacción brusca hacia los demás, permaneciendo siempre ecuánime, reconociendo ante todo que, quien se enoja se hace daño a sí mismo. Consejo que no ha sido atendido nunca por la persona conflictiva, quién desencadenando su neurosis, procede a culpar a los demás y en forma obstinada se altera, aferrándose a sus ideas y siempre llevará la contraria considerando que la razón es siempre suya.
Las personas conflictivas viven en guerra contra ellos mismos y tienen bastante habilidad para el enfrentamiento; pero dentro de una fuente de trabajo, en forma sistemática, ya sea voluntaria o involuntariamente, son la causa de distintos trastornos que impiden la anhelada armonía laboral tan requerida por la parte patronal.
Siendo entonces un peligro en cualquier lugar en donde pueda laborar una persona conflictiva, pues al no saber controlar sus emociones, siempre estará dispuesta a agredir, a tener reacciones extremas y obstinarse a llevar la contraria, resultando agotador el contacto con ellos, además de ser contaminantes y negativos, considerándose no aptos para depender de alguien, siendo menester desarrollen un trabajo en donde ellos sean sus propios jefes y no dependientes.
En cualquier fuente de trabajo, siempre será preferido, quien en forma astuta y con conocimientos de causa, presente resultados satisfactorios de lo que se le llegue a encomendar; quien en forma optimista acate las reglas de la empresa y sepa someterse a las disciplinas estipuladas; quien no escatime su tiempo en apoyar las circunstancias laborales; quien acepte las indicación y pueda tener un diálogo apropiado con el jefe en búsqueda del crecimiento de la empresa o fuente de trabajo; quien sepa laborar en equipo y ante su preparación constante, tenga la confianza del jefe y se le pueda delegar a los más altos puestos en el trabajo.
En realidad, una persona conflictiva es motivo de lástima y consideración, pues, si es tolerado en la fuente de trabajo con sus irritaciones, se irá convirtiendo en el hazme reír de los compañeros, quienes a sus espaldas gozarán de hacerlo rabiar y, mediante diversos apodos, le buscarán motivos para tenerlo bufando de coraje y quienes lo rodean gozarán de sus exabruptos y altercados.