Ultrajes pega a la consulta de revocación

¿Por qué quiso el presidente López Obrador que fuera en Minatitlán, en Veracruz, la conmemoración del 84 aniversario de la expropiación petrolera el sábado pasado?

Contrario a sus laaarrrgos rollos que pronuncia como discursos, el de la ceremonia oficial fue relativamente breve, tan breve que no le dio tiempo para echarle porras al gobernador, o de plano no quiso hacerlo.

Horas antes, en su conferencia mañanera, que esa sí fue más larga, la mayor parte la dedicó a hablar de la consulta de revocación de mandato, a tratar de justificarla y a tratar de convencer a los mexicanos, a los veracruzanos, a que participen. Y nada más.

La fecha la pudo haber conmemorado en la misma Ciudad de México o en cualquier otra ciudad petrolera del país, pero escogió nuestro estado. ¿Nada más porque sí, porque se le ocurrió?

Creo que tuvo una motivación especial: el padrón electoral de Veracruz. Quería y tenía que aprovechar el regalo que un día antes le había hecho el Senado: que pudiera promover la consulta sin que se considerara ilegal.

El de Veracruz es el cuarto padrón electoral más grande del país con más de seis millones de ciudadanos y los informes internos en Morena son que, como en la consulta para enjuiciar a los expresidentes, la gente no a salir a votar.

De acuerdo a información que tiene el columnista, el presidente le fijó una cuota de un millón 400 mil votos al gobernador Cuitláhuac García Jiménez para el 10 de abril, quien solo estaría garantizando 700 mil, cuando mucho.

El presidente estaría preocupado por los informes que tiene y de ahí se derivaría su molestia con el gobernador quien habría abusado del delito de ultrajes a la autoridad y por mantener presos a más de mil veracruzanos por esa causa, número multiplicado por sus familiares, vecinos, amigos y compañeros, que representan rechazo a la consulta y a todo lo que huela a AMLO y a la 4T.

Pero, además, la repercusión mediática ha aumentado el número de descontentos con el gobierno cuitlahuista, al que por extensión ligan al de AMLO, y una forma de desquitarse será haciendo el vacío al llamado para que salgan a votar el 10 de abril.

Scherer le caliente la primavera a AMLO

Más allá de destapar la cloaca de enfrentamientos internos, de despotismo, de egoísmo, de prepotencia, de megalomanía, de venganzas, de infamias, de persecución política y legal entre integrantes del gobierno de la 4T, lo que Julio Scherer Ibarra (él usa esos calificativos) acaba de hacer es descalificar a su “hermano” Andrés Manuel López Obrador.

En un artículo que se hizo viral el mismo sábado en que se conoció, que se publicó en la revista Proceso con fecha del domingo, el hijo del famoso periodista, ex Consejero Jurídico de la Presidencia, acusa de extorsionadores tanto a la magistrada en retiro y senadora Olga Sánchez Cordero, ex Secretaria de Gobernación, como al Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero. Dio detalles.

Con su acusación le restriega la cara a AMLO, quien doce días antes había salido a defender, una vez más, a Gertz luego de que se filtraron conversaciones telefónicas en la que el fiscal da claras muestras de usar la Fiscalía para sus venganzas personales e intenta someter a magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Al salir en su defensa, López Obrador dijo que lo que pretendían era tumbar de su cargo al fiscal y descarrilar a su gobierno.

Scherer publicó que “en un ir y venir” de su “conciencia” dudó mucho si debía o no dar cuenta de los episodios vividos con Gertz desde el cargo que tenía en la Presidencia, hasta que “La decisión llegó por sí misma: callada la verdad pierde el sentido de existir”. Dijo que se contuvo “hasta que la infamia tocó a mis hijos, el nombre de mi padre, a mi familia entera. Me tocaron en lo más profundo”.

El testimonio del exfuncionario cobra todo el valor posible porque él era tal vez el más cercano colaborador de López Obrador, vivió todo lo que dice desde adentro, y ni para acusar que es un complot de Loret, de López Dóriga, de Aristegui, de Denise Dresser, de Ciro y de todos los periodistas a los que infama a diario el presidente en sus mañaneras.

Al final de su artículo-denuncia, Scherer afirma que Gertz ha incurrido en “delitos… cada vez más evidentes: el uso de recursos públicos en sus asuntos personales y la persecución contra quien pueda resultarle un estorbo para resolverlos es una constante. Asegura que su fiscalía no tiene contrapesos constitucionales y hoy es un peligro”. Advierte que no va a cesar en la denuncia de sus atropellos. Se queda uno frío luego de leerlo. Casi casi igualito al caso de la fiscal de Veracruz.

Esos son, pues, los que nos gobiernan, los que se proclamaban como “la esperanza de México” y los que quieren que vaya uno a votar el 10 de abrir para validar que sigan en el poder, que les haga uno el juego. Hacerlo sería darle el visto bueno a esta mafia en el poder que, según ellos, son diferentes. Por supuesto, yo no voy a participar.

Cerraron campañas en elecciones extraordinarias

De hecho, ayer cerraron campañas los candidatos a presidentes municipales de Amatitlán, Jesús Carranza, Chiconamel y Tlacotepec de Mejía. Por todo el poder político (gobierno del estado y municipales), económico (los millones que maneja Eleazar Guerrero Pérez, subsecretario de Finanzas) y de la fuerza pública (policías de Seguridad Pública y de la Fiscalía) para poder amedrentar a los votantes, se daría por hecho que van a barrer los candidatos de Morena en las elecciones extraordinarias que se celebrarán el domingo próximo. Por si fuera poco, el Organismo Público Local Electoral (OPLE), el Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) y el Instituto Nacional Electoral en Veracruz (INE), están totalmente sometidos y vergonzosamente al servicio del Gobierno del Estado.

Se trata de una lucha desigual porque se enfrentan, en todos los casos, alfeñiques contra Charles Atlas, Davids contra Goliat. Pero, hasta donde el columnista alcanza a columbrar, los chiquitos podrían pegarles un susto al grandote, en Amatitlán el candidato de Movimiento Ciudadano (MC), Luis Donaldo Camacho Merino; en Chiconamel, el del PRD, Alejandro Sánchez Franco; en Jesús Carranza, el del PT, Pasiano Rueda Canseco, detenido por el delito de ultrajes a la autoridad desde noviembre pasado, y en Tlacotepec de Mejía, el de Podemos, Carlos García.

En el caso de Morena, además de toda la maquinaria estatal, la propia secretaria general de ese partido a nivel nacional, senadora Citlalli Hernández, vino a hacer campaña a favor de sus candidatos con el pretexto de presidir reuniones sobre la reforma eléctrica precisamente en los cuatro municipios donde habrá elecciones. Esta señora o señorita, o lo que sea, piensa que vino a vender espejitos a los veracruzanos.

Si el gobernador Cuitláhuac García Jiménez entrega el millón 399 mil votos que espera el presidente de él en la consulta de revocación de mandato (le descuento el mío, por eso no cito millón 400 mil) y los triunfos en los cuatro municipios, es posible que le quite el enojo, o le baje, al que tiene AMLO con él por el uso y abuso que hizo del delito de ultrajes a la autoridad y haber llevado a la cárcel a miles de veracruzanos. Con todo el poder que tiene, la tiene fácil el gober.

Y no es por querer lanzar ningún calambre, pero Eleazar, que es el del billete (me dijeron ayer que en Chiconamel están comprando a muy buen precio el voto) debe cumplir las expectativas, porque es posible, si finalmente no logran pararla, que antes del 10 de abril una reconocida encuestadora suelte una encuesta, no cuchareada, que deja muy mal parado al presidente en el estado y que baje, a quienes todavía dudan, el ánimo a quienes todavía dudan si ir o no a votar en la consulta de revocación de mandato. ¡Ah, y que el columnista sepa, Ricardo Monreal ya conoce esa encuesta?

Lectores, ya estamos en primavera. Ánimo, ánimo, ánimo.

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