México se ha vuelto el lugar más peligroso para periodistas fuera de zona de guerra, así lo dijo el Parlamento Europeo, además de solicitar a las autoridades mexicanas que garanticen la protección a los periodistas y activistas de los derechos humanos. Estos señalamientos molestaron al gobierno de nuestro país, al grado de emitir una respuesta que muchos internacionalistas calificarían de inmadura y poco diplomática.
La respuesta fue tan inverosímil que miembros del gobierno actual también la señalaron como un burdo escrito, aunque después se vieran en la necesidad de justificarla. En efecto el texto enviado como respuesta al Parlamento Europeo carece de diplomacia, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que se tenían que responder las “calumnias” y que redactó la respuesta sin consultar a la cancillería.
Tristemente la respuesta que aporta nuestro país también encierra mucho dolor, entre las líneas emitidas se puede leer que México ha dejado de ser tierra de conquista, pero la realidad es que nuestro país sigue siendo una tierra de disputa constante entre grupos armados y cárteles. Señala que “México es un país pacifista” pero es cierto que en lo que va del año, en menos de tres meses han sido asesinados más periodistas que en otros periodos.
Como bien ha mencionado el Presidente, la violencia es heredada de sexenios anteriores, pero hemos acrecentado esta herencia en demasía, no sólo en cuanto a periodistas, también en las desapariciones de personas, pues en los primeros tres años de AMLO se registraron 21,546 personas sin localizar, de las cuales un 25% son mujeres, especialmente entre 15 y 19 años. Ni hablar de los feminicidios, cada día más de 10 mujeres son asesinadas en nuestro país.
El Colectivo Madres Buscadoras de Sonora, también solicitó al Parlamento Europeo, una invitación para informar sobre el horror de las desapariciones en México, además de señalar la hipocresía de quienes condenaron el señalamiento del parlamento, pues si todos los miembros del gobierno se unieran para condenar la violencia que se vive en los estados “este país sería otro”.
Más de 6 reporteros han sido ejecutados en lo que va del año, algunos han sido señalados como criminales, sin embargo, no deja de existir el dolor, la corrupción y la falta de esclarecimiento detrás de los casos. México no puede ser pacifista si hay videos de ejecuciones en un funeral, tampoco podemos decir que somos un país “que ha optado por la no violencia” ante las escenas de desquicie después de un partido de fútbol.
Y si algo tiene la carta enviada al parlamento es un exceso de falacias, pues en nada tiene que ver la aprobación de una persona con los hechos presentados durante su gestión. La realidad y las cifras son otras, aunque se presenten de manera distinta. Los gobiernos tienden a presentar lo positivo, una disminución de feminicidios en diciembre, pero ocultan que el resto del año el número fue mayor al de otros periodos y que del 2019 a la fecha han ido en aumento.
Hablamos públicamente de un Estado que “no viola los derechos humanos”, pero omitimos que sí interviene a su favor en la justicia como se evidenció con las grabaciones de Alejandro Gertz Manero. Estamos centrando nuestra atención de forma reaccionaria y no se están erradicando de raíz los problemas. El Parlamento Europeo no se sumó como “borrego” a una estrategia golpista. Hizo un señalamiento real de la crudeza en nuestro país: NOS ESTAMOS MATANDO.
Nos estamos matando por género, por creencias y afinidad, estamos en un ataque constante y la división perpetua de ideologías sin prestar atención a soluciones conjuntas que cada vez son más apremiantes. ¿No hubiera sido mejor responder con resultados de investigaciones? ¿con propuestas de protección y apoyo a los familiares afectados? ¿con garantías y proyectos de protección a las víctimas?
México no necesita más campañas excesivas que hablen del pasado, necesita acciones contundentes que se olviden de colores e incidan en el presente. México necesita escuchar menos adulaciones y fanatismos y volcar su atención a los reclamos, porque a la par de la aprobación se está incrementando la violencia y la pobreza, pese a ser un gobierno que se dedique a los más vulnerables, son estos últimos los más afectados y quienes en medio de discursos gritan ¡viva! aunque en el día a día mueran.