“Todo poder excesivo dura poco.” – Lucio Anneo Séneca.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer -8M- se ha convertido a lo largo de los últimos dos años en la muestra más clara y evidente, de cómo la sociedad civil organizada en nuestro país puede alzar la voz para reclamar atención a la indiferencia institucionalizada.
Los motivos que las han llevado a romper el silencio van desde el maltrato, el acoso, la violación, hasta el feminicidio, expresado como el acto más reprobable en una sociedad que no termina de comprender el importantísimo papel de las mujeres en la sociedad.
A diferencia de años anteriores, las manifestaciones de este 2022, estuvieron plagadas más por el orden, que por el desorden que imperó o intentó manchar el origen de su lucha.
Queda claro que las mujeres organizadas son mucho más eficientes que los hombres en el tema de la movilización, pues fue impresionante ver el volumen de las manifestantes en casi todas las plazas donde se conmemoró.
Pero este fenómeno social, nos convida a reflexionar sobre el papel que han jugado las actuales autoridades federales, estatales y municipales, pues mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador, se pertrecho en su Palacio, otros, dieron muestra de sensibilidad y una sororidad que urge se reproduzca en todas partes.
El caso de Ricardo Ahued Bardahuil, alcalde de Xalapa, o el de Juan Manuel de Unanue Abascal en Boca del Río, quedarán confirmados hasta en vídeo, confirmando que la empatía, el respeto, pero, sobre todo, la sensibilidad humana, debe anteponerse al discurso.
Un muy buen ejercicio social y porque no hasta democrático sería cuestionarnos, si esas mismas mujeres que por millones desfilaron por todas las ciudades del país, a las que el presidente López Obrador, ha despreciado desde el púlpito presidencial, lastimándoles con la desaparición del Seguro Popular; con las Estancias Infantiles, más recientemente con la desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo, para preferir invertir los miles de millones de pesos en programas clientelares, fueran el domingo 10 de abril a votar masivamente en contra de la permanencia del presidente.
Queda claro que Morena con su amplia mayoría legislativa mantendría el control de la presidencia, pues sería designado el presidente de la Mesa Directiva de San Lázaro, el minatitleco Sergio Gutiérrez Luna como presidente interino –pues así lo mandata la Constitución-, para llegado el momento elegir un presidente a modo, bajo el control a la distancia del mismo López Obrador.
Pero que tanto le dolería en su amor propio al gran prócer transformador el no verse favorecido con el voto ciudadano, a diferencia de sus más de 30 millones de votos que lo llevaron a la presidencia.
La rudeza con la que el mismo régimen transformador ha tratado a las mujeres de este país, podría ser la respuesta inmensamente proporcional que podrían ejercer las féminas para castigar al presidente.
¡Y si las mujeres le dijeran no al gran AMLO!
Al tiempo.
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