¿CÓMO DESEA EL PUEBLO UN CANDIDATO?

Época de elecciones y efervescencia de candidatos, pero no obstante las promesas que lleven a cabo, muchas de ellas sabemos que no se van a cumplir. ¿Quién pudiera haber creído del juramento del candidato que, al día siguiente de su toma de posesión, los del crimen organizado, dejarían los cuernos de chivo por los arados? Pueden existir varias razones por las cuales se vote por determinado candidato, pero tengo la seguridad personal de que no analizamos conscientemente en la persona del candidato, las cualidades que debe tener un buen gobernante, y si estamos conscientes de entregarle el timón por su experiencia y capacidad en la conducción de una administración pública.

Considero que, en primer término, se debe advertir la trayectoria personal del candidato, pues quiere decir mucho la conducta que observó como estudiante, como trabajador, como profesional, etc. No creo que 30 millones de votantes, hayan considerado elemental que una persona se hubiese pasado 14 años en su escuela profesional, que tuviera antecedentes porriles de quema de pozos de petróleo, robos de consumo de luz, etc.

En segundo término, atender el grado de capacidad, cultura e inteligencia del candidato, pues obviamente, su nivel de análisis del conocimiento económico y social, debe ser superior y conjuntamente con las capacidades desarrolladas inteligentemente, podrá ser un excelente conductor de la administración pública, coordinando eficazmente los principios adecuados y los procedimientos para lograr los fines de interés general.

En tercer término, sabiendo que tendrá que apegarse a las leyes que nos rigen, es indispensable que tenga, no tan solo su conocimiento de ellas, sino el saberlas interpretar correctamente y saber hacerlas cumplir y alejar a todo ciudadano de vivir en la impunidad.

Estos serían los tres ejes principales que se pudieran exigir a un candidato de verdad, aunado a la trayectoria de honestidad, franqueza, sinceridad, sin mañas corruptas, ajeno al egocentrismo y que no sea un manipulador, priorizador de las acciones integrales en la salud y educación para la actividad productiva y desarrollo integral de nuestra comunidad; accesible, autocrítico, humilde y muy patriota.

Además de eso, que no sea el otorgador de chambas de sus seguidores en campaña que, por no tener trabajo, mañana tarde y noche hicieron méritos para para lograr un trabajo en la nueva administración, en donde improvisarán, sino que, priorice por siempre, a personas capaces y conocedoras de la labor que realizarán. Que por ningún motivo vaya a crear alguna preferencia lo absurdo de preferir a personas con el 90 por ciento de honestidad y 10 por ciento de capacidad, pues dejarían de ser honestos al prestarse a tratar de cumplir con un trabajo que desconocen.

Que gobiernen para todos, sin provocar odios ni divisiones inventando clases, que sepa respetar a las personas, desde el más humilde al más encumbrado de los ciudadanos de su gobierno sin arremeter en contra de médicos porque ganan mucho dinero o abogados que defienda a quien le disguste al gobernante, que acepte la crítica para mejorar y no para atacarlos con investigaciones ilegales, que provoque la igualdad, enseñando a la gente a producir y a saber servir y evitar a la gente que viva de la dádiva y continúen sin saber hacer nada.

Ese sería el candidato ideal ajándolo de cualquier partido, que la gran mayoría son un nido de advenedizos, que militan en ellos como agencia de colocaciones, para poder subsistir y no para saber servir, viendo por el provecho general de la comunidad y no por el suyo, o por el simple hecho de tener poder o satisfacer su ego, como la gran mayoría.

Un candidato que busque el orden y la disciplina de una ciudadanía consciente de vivir siempre mejor.

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