Creo que los adjetivos que definen bien a Rosa María Cabrera Lotfe, un ícono femenino veracruzano de la izquierda en México, son los de auténtica y consecuente.
Falleció la noche del domingo 30 de enero en la Ciudad de México, donde residía, y el miércoles la dirigencia estatal del PRD, partido del que fue la primera dirigente en Veracruz, le rindió en Xalapa el homenaje que se merecía.
Era tan consecuente con su militancia en la izquierda que la casa sede del comité municipal y del Consejo Político Estatal en la capital del estado, en la calle Rayón 7, la donó. Hace tres años había firmado la escritura de cesión.
Ese gesto pinta su autenticidad como luchadora social, la entrega a su causa, la de una militante que en lugar de usar su posición para enriquecerse llegó al desprendimiento personal.
En mi caso, siempre me llamó la atención (como creo que a algunos compañeros suyos también), que siendo de clase social-económica alta, desde joven abrazó la izquierda y se inició participando en el Partido Comunista Mexicano.
Nació en Minatitlán, pero siempre se le identificó como de Coatzacoalcos, donde creció. Su padre fue el constructor Jesús Cabrera, pero se le identificaba más por su apellido materno, pues la familia Lotfe era considerada entre las “mejores”, al lado de los Tubilla (a la que pertenece Karime Macías Tubilla) y de los España, entre otros.
Hizo campaña al lado de Valentín Campa
Emigró a Xalapa para estudiar la carrera de Psicología Social en la Universidad Veracruzana (y luego Artes Liberales en la Louisiana State University of New Orlean’s) y en 1976 acompañó al histórico luchador social comunista Valentín Campa Salazar como candidato presidencial.
Alguien entonces la pudo calificar de idealista, porque el Partido Comunista por el que participaba Campa en la contienda no tenía registro legal, pero la candidatura estaba cargada de un gran simbolismo de lucha por cambiar el estado de cosas en México, pues el candidato del PRI, José López Portillo, no tenía competidor ya que por conflictos internos el PAN no había presentado abanderado.
Jovencita alcanzó a participar también al lado de otro histórico comunista mexicano, xalapeño de origen, Miguel Ángel Velasco, mejor conocido como “El ratón Velasco”, y su activismo la llevaría a figurar al lado de personajes como Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo e incluso el propio Andrés Manuel López Obrador.
AMLO la recordó en su mañanera
Por eso, en su mañanera del 1 de febrero AMLO la inició refiriéndose a ella, recordándola:
“Ayer hablaba de cómo se fue construyendo este movimiento de transformación con el apoyo, con la participación de muchos, mujeres y hombres. Y hace dos días falleció una compañera que estuvo con nosotros también desde el inicio, Rosa María Cabrera, y queremos recordarla.
Ella estuvo desde el 88 y nos acompañó en los movimientos, y de ahí viene. Esto es por allá, por 90. Y le mandamos un abrazo a todos sus familiares, la recordamos.
Fíjense que ella siguió en el partido que fundamos entonces (en el PRD) y, sin embargo, antes de morir, tengo la información de sus familiares, estaba feliz por el triunfo que se había logrado al final de todo ¿no?
Entonces agradecerle mucho a ella y recordarla”.
También la homenajearon en la Cámara de Diputados
El día 3 de febrero también se le rindió un homenaje póstumo en la Cámara de Diputados, donde se exaltó su figura por su aportación a la democracia en México y a una vida igualitaria y sin violencia para las mujeres.
En ese acto, la activista femenina Yndira Sandoval recordó que Claudia Sheinbaum la había acusado “de infiltrada, de vandálica, de provocadora (porque había participado en una protesta), diciendo que ‘era militante’ (del PRD) como si eso fuera un delito y su militancia nunca fue vergonzante”.
“No estaba contenta frente a la persecución contra defensoras de derechos humanos y mucho menos a las que, como ella, abogamos para que éstos se protejan. No ante encabezados tendenciosos que criminalizaban el ser militante perredista y enfrentar acusaciones del gran delito que fue tirar diamantina a un Secretario de Seguridad Pública (el 12 de agosto de 2019 a Jesús Orta) que hoy está prófugo”.
“Yo creo que al presidente de la república en la mañanera se le olvidó decir eso al pretender quedar bien aludiendo a nuestra compañera Rosa María Cabrera”.
Fue también fundadora del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), del Partido Mexicano Socialista (PMS) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuando militar en la izquierda se era objeto de persecución por parte de los gobiernos priistas y estar bajo la vigilancia del gobierno norteamericano.
En 1994 obtuvo una diputación federal por el PRD, en la LVI Legislatura federal, emigró a la Ciudad de México donde se quedó a radicar. Otra cosa que la significó fue su lucha porque se respetaran los derechos políticos de las mujeres y postulaba la premisa de la sufragista española Clara Campoamor: “La libertad se aprende ejerciéndola”.
Develaron placa en la casa que donó
El miércoles 16 la dirigencia estatal del PRD le rindió un homenaje en el que el presidente del CDE, Sergio Cadena Martínez, develó una placa conmemorativa de su vida y de su trayectoria en la casa que donó, “vieja pero bonita y grande”, como comentó un viejo militante ese día (quienes la conocieron aseguran que nunca hubiera estado de acuerdo con defender al hijo de López Obrador por la “casa gris”).
Dijo que “los avances de su lucha política hoy están marcados por su aporte y son referente para las nuevas generaciones de perredistas que reconocen su legado político y el ejemplo de su convicción personal” y que “Rosa María fue militante del PRD hasta sus últimos días, aportando su energía, sus ideas y sus aspiraciones por un México más justo, por un país de oportunidades para todas y todos sin distinción”.
Expresó que El PRD no debe olvidar sus orígenes, “el sacrificio de quienes formaron una fuerza política de izquierda con un compromiso con la democracia, la justicia y la equidad para todas y todos. Este es nuestro reconocimiento a Rosa María Cabrera Lotfe nuestra compañera perredista y nuestro compromiso como perredistas de seguir adelante”.
En ese acto, alguien dijo, respecto a la donación de la casa: “Uf, se pudo arrepentir y se quedaba sin casa el partido”, a lo que Norma Patricia Ferez Kuri, quien acudió en representación de su familia, respondió que ella nunca lo habría hecho, “jamás”.
Ahí se comentó que sus grandes amigos fueron Manuel Huerta, Uriel Flores Aguayo e Isael Cantú Nájera. En el acto estuvieron Flores Aguayo y José Antonio León Mendívil, Yolanda Olivares Pérez, exdirectora del Instituto Veracruzano de las Mujeres; Esther González, consejera estatal del PAN; la exdiputada local Montserrat Ortega Ruiz (esposa de Pepe Mancha); la exdiputada local del PAN, Ana Ledezma; Yolanda Lagunes López, presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priistas en el estado; y del PRD estatal, Myriam Lagunes Marín, secretaria de Agendas, Naira Sibrián Rodríguez, secretaría de Planeación Estratégica y Organización, y Yolanda Rendón Hernández, secretaria de Comunicación Política.
¡Insólito! En Veracruz ya no hay cárteles ni focos rojos
Preocupante, muy preocupante. Creo que aparte del problema cardíaco que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador, también está ciego o casi a punto de serlo.
De otra manera no se entiende cómo es posible que no haya visto que la solución al problema de la violencia y de la inseguridad en el país la tiene en Veracruz.
Cosa de recordar que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha repetido que gracias a la aplicación del delito de ultrajes a la autoridad detuvieron a 40 jefes de plaza y a 525 lugartenientes.
El martes, el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, proclamó la buena nueva: “Aquí ya no se puede manejar que hay cárteles”. (¡Que suenen fanfarrias y redobles de tambor para celebrar!)
El jefe policíaco dijo que en lo que va de este gobierno han sido detenidos 60 líderes del crimen organizado y 2 mil 600 lugartenientes de diferentes bandas delictivas.
“A decir de Gutiérrez Maldonado ya no hay focos rejos en materia de seguridad en Veracruz y los hechos violentos que se registran son aislados” (Claudia Montero, alcalorpolitico.com).
Expresó que han desarmado a los malandros, tanto al grado que ahora se ahorcan entre sí porque ya ni balazos hay. Habló también, claro, de trabajos de inteligencia.
¡Con razón! Eso explica por qué ahora al no tener delincuentes organizados que combatir los policías se balean entre sí, como ese martes, en el C5i de Boca del Río, donde uno murió y otro quedó grave.
El presidente podría nombrar a Cuitláhuac secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, quien decretaría para todo el país el delito de ultrajes a la autoridad y ¡agárrense malandros!, metería a todos al bote.
Para completar el cuadro se llevaría a su lado a Hugo, a la fiscal Verónica Hernández Giadáns y, ¡claro!, al secretario de Gobierno Eric Cisneros. En menos de lo que canta un gallo tranquilizarían al país y llenarían las cárceles de presos.
Sería muy triste que el presidente nos dejara sin Cuitláhuac, Hugo y compañía, pero si de servir a la patria se trata, adelante, ¿o no creen que ahí está la gran solución? ¿¡Quién dice que no se puede!?