Inicio ColumnasPor la verdad y la confianza LOS NIÑOS “PANDENNIALS” Y LOS CAMBIOS EN LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD

LOS NIÑOS “PANDENNIALS” Y LOS CAMBIOS EN LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD

by Zaida Alicia Lladó Castillo

Antes de que iniciara la etapa del COVID, -notificado por primera vez en Wuhan, China el 31 de diciembre de 2019 y en México el 27 de febrero de 2020-, cuando se hablaba de los niños y jóvenes que nacieron en las últimas décadas del siglo XX y las que corren del XXI, se utilizaban términos como Millennials, Centennials y Generación Z, conceptos -que en lo particular no me agradan porque siento que se etiqueta a estos- asociados a características que han permitido diferenciar a cada generación en aspectos especiales y que, están produciendo profundas transformaciones en las estructuras sociales, laborales y educacionales en el mundo.

Las generaciones Millennials y Centennials[1].  Los primeros, corresponden a las generaciones que nacieron en las últimas décadas del siglo XX (1979-1999) , los segundos en la primera del XXI (2000-2009), y la generación Z en la segunda década de éste (2010-2020), y que han sido consideradas como generaciones digitales, hiperconectadas, formadas en el contexto de núcleos y educación familiar diferentes, (madres emancipadas, padres dispersos en actividades y trabajo, educación de apertura en el hogar  y -en ciertos casos- con demasiada permisibilidad, educación escolar privilegiando la creatividad y el desarrollo de habilidades, pero sin priorizar la educación cívica y los valores, etc.),y  que ha permitido a éstos niños y jóvenes, contextualizar su realidad entre la seducción de la mercadotecnia y  la ficción de la tecnología -resolver los problemas apretando botones-, y el aprovechamiento de los avances de la misma a favor de la intercomunicación y el desarrollo.

La generación pandennials. Corresponde a la generación nacida en la tercera década del siglo XXI (2019 en adelante) y que junto con la generación Z, son niños, adolescentes y jóvenes, marcados por las condiciones que ha impuesto la llegada del virus: aislamiento social, cambios anímicos, cambios contextuales económicos y culturales en las familias, nuevas pautas de comportamiento en la sociedad y en el contexto donde se desenvuelven. Ello ha obligado, a padres e hijos, adaptarse de manera abrupta a situaciones de vida a la que no estaban acostumbrados.  Y es importante tomarlo en cuenta, por los efectos que hoy ya se aprecian en muchas familias cuyos menores hijos están enfrentando a veces, sin orientación, una nueva forma de percibir la realidad. Y es importante tomar el tema con seriedad porque esos niños ingresarán al mundo laboral en 15 o 20 años más.

Y ¿cuáles son los aspectos que han venido afectando a los menores? Pues son diversos, pero me permito solo ventilar algunos que son muy importantes.

El encierro y la sociabilidad. El aislamiento o separación del niño del ambiente escolar,  es un factor que cambia la manera de ver la realidad en éste – tanto en su educación informal (hogar) como formal (escuela)-; porque no es lo mismo el niño que es ingresado al preescolar a los 5 años aproximadamente -en situaciones normales-, en el que el propio medio le permite adquirir capacidades basadas en el contacto social con los compañeritos y adaptarse a las normas escolares que implican su aceptación a una nueva figura de autoridad (el maestro),   a un niño,  que ha sido limitado a “aprender”- con una computadora enfrente- en el contexto de su propio hogar y cuya figura de autoridad para su enseñanza es la del propio padre, mismo que tiene asociado con otros comportamientos y normas,  generándole dificultad el aceptar y/o adaptarse a esta nueva circunstancia.

Otro aspecto que influye en el niño es, el que se le obligue a insertarse en un sistema educativo mixto (presencial y no presencial alternado). Esta ambivalencia, está generando conflictos emocionales serios, porque sesga su individualidad, afecta su aprendizaje y obstaculiza su sociabilidad, además de que ello tendrá efectos en su adaptación cuando tenga que regresar a sus clases, pasada la pandemia[2]. Como señala la Doctora en Psicología Micaela Galeano: “No solo el aislamiento produce un impacto en la salud mental, sino también las circunstancias inéditas en las que se establece esta medida, que pone de relieve y acentúa problemáticas sociales o psicológicas, preexistentes[3].

El reconocimiento de sus pares y núcleos de identidad. El establecer las personas su comunicación sujetos a un “cubre-boca”-que permite la visión parcial de los rasgos físicos de las personas-, hace que los niños no logren con claridad la identificación de sus pares (otros niños o compañeros de escuela) o de aquellos elementos de la familia (padres, hermanos, primos, abuelos, etc.), lo que podría afectar sus emociones, así como su sentido de pertenencia hacia los grupos en los que debería de convivir en su temprana vida. Igualmente, se le podría complicar su filiación con la figura del maestro, no reconociéndole el valor que éste tiene en su proceso enseñanza-aprendizaje.

El uso de las tecnologías por necesidad y presión. Los niños nacidos antes o a partir del inicio de la pandemia o covid, se han visto obligados a experimentar o a tener que hacer uso de la tecnología o clases virtuales, en la mayoría de los casos bajo presión. Y esa presión en muchos de ellos, les ha generado tensión, nerviosismo y a veces miedo, caso contrario a lo sucedido con otras generaciones que lo han hecho de manera voluntaria.

Lo anterior obliga a que los padres de familia otorguen la atención debida a sus hijos. Y entre los principales aspectos están los siguientes:

  1. a) Estar pendientes de los cambios en el comportamiento de los niños (formados en esta etapa), ser más comprensivos de su condición toda vez que no es fácil asimilar, que estos desde temprana edad, estén experimentando períodos de ansiedad, nerviosismo, coraje o mutismo, insomnio, miedos, los que les predispone en una posición vulnerable no solo en el presente, si no en su personalidad futura.
  2. b) Se ha descubierto que la necesidad de afecto y de comunicación es más fuerte en un niño que está viviendo los efectos de la pandemia que aquellos que no han vivido esta experiencia en temprana edad. Lo que implicará que los padres pongan mayor atención a la forma en que se relaciona con los demás y agotar toda forma de comunicación; y si el problema les rebasa, buscar ayuda profesional para evitar que la situación se complique o agrave.
  3. c) Aprovechar la tecnología tomando a los medios digitales como instrumentos de utilidad para la educación de sus hijos (principalmente los de edades tempranas). Esto marcará la diferencia con otras generaciones que han aprendido a utilizar la tecnología generalmente para usos lúdicos y de entretenimiento sin reconocerle el valor y aprovechamiento para su formación.
  4. d) Enseñar a los hijos en esta pandemia, a canalizar sus emociones y atención en actividades diferentes: leer libros, escuchar música, aprender a bailar, a cuidar las mascotas, a tocar un instrumento, conocer otro idioma, aprender a hacer tareas del hogar, hacer ejercicio, conocer juegos de mesa o manualidades, etc. En suma, cambiarle el escenario a un niño, para compensar su socialización y el sentido de pertenencia, desarrollando habilidades y aprendiendo cosas edificantes.

Por otra parte, la función del Estado es muy importante, principalmente el papel que juega el sector educativo y el de salud en este momento. Y ello obliga principalmente a:

  1. A) Que expliquen debidamente y con claridad a los padres y maestros, sobre la condición de la pandemia permanentemente, y se acuerde con ellos la conveniencia o no del regreso a clases, principalmente evitar en lo posible, estar cambiando disposiciones de manera intermitente y, se analice la conveniencia o no del uso del sistema escolar mixto (presenciales y no presenciales alternados), porque está probado que no favorece a los procesos enseñanza-aprendizaje.
  2. B) Que analicen la factibilidad de que el personal docente regrese a la condición de aula, porque la gran mayoría de los maestros están ya vacunados (mínimo en dos dosis), y ya no existe pretexto para no asistir a cumplir con sus obligaciones. Por supuesto garantizando los derechos de los maestros cuando estén afectados de su salud.
  3. C) Que se actualice al magisterio urgentemente, en el uso de las tecnologías de la enseñanza, porque la pandemia dio la lección de que es imposible estar ajeno a la existencia y utilidad de estos medios digitales en la educación y, sobre todo, porque no estamos exentos de que en cualquier momento o etapa futura se pueda estar expuesto a circunstancias similares o algún otro riesgo. De ello se debe tomar consciencia.

Sin duda, el COVID 19, nos ha permitido a todos y todas aprender nuevas formas de relacionarnos. Jamás nos hubiéramos imaginado haber llegado a experimentar esta situación, que no solo es diferente, emergente, extraordinaria sino que nos ha cambiado,  la forma en que percibimos la realidad y los  hábitos con los que habíamos sido educados y formados, lo que nos obliga a esforzarnos mucho más, para saber y poder adaptarnos a nuevos contextos sin que ello afecte nuestra forma de ser;  por el contrario,  que esta experiencia nos de  fortaleza para saber apreciar la vida y lo mucho que significa nuestra familia ( pareja, hijos, padres, hermanos, amigos, etc.) y lo mucho que nos ha dado, y que cuando esto termine, regresemos transformados en mejores seres humanos, aprovechando lo bueno que hayamos adquirido, en adelante.

Gracias y hasta la próxima.

 

[1] https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/pandemials-la-nueva-generacion-marcada-por-el-coronavirus-ventajas-y-dificultades-que-podrian-enfrentar-en-el-en-el-futuro/JPIUGCIWBNGGJKRWWJXWX4LZI4/

 

[2] https://www.unicef.org/lac/el-impacto-del-covid-19-en-la-salud-mental-de-adolescentes-y-j%C3%B3venes

[3] Galeano, M., (2020), Hospital psico-asistencial, Buenos Aires, Arg). https://magazine.oceanomedicina.com/mx/uncategorized-mx/efectos-del-aislamiento-social-preventivo-en-ninas-y-ninos

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