La evolución del amor

El amor ha sido un concepto presente en nuestra vida, aunque al principio de nuestra existencia no lo entendíamos como tal este lazo fue formándose primero como une necesidad para la supervivencia, después se volvió una necesidad social.

Al amor actualmente se asocia con matrimonio, aunque esto no siempre fue así, la necesidad de formar vínculos ha estado presente desde que nos desarrollamos como seres humanos, se cree que históricamente formamos grupos por supervivencia, después en el cerebro se fueron formando ciertas conexiones de apego de los padres a los hijos y entre parejas porque sin ellos no existiría esa necesidad de proteger a otros.

Con el tiempo esos vínculos se volvieron necesarios para formar familias, proteger sus intereses e incluso un requisito en algunas religiones. Entender el origen de las conexiones que formamos en la actualidad nos permite comprender por qué nuestra sociedad actúa de determinada forma, pues la concepción que tenemos hoy en día del amor no siempre se vislumbró como tal.

La escritora Tamara Tenembaum ofrece un desglose profundo de este concepto y lo hace desde una visión personal, pues surge desde la curiosidad de una niña perteneciente a una comunidad judía ortodoxa que poco a poco va vislumbrando nuevas formas de entender el mundo.

Lo que para nuestra sociedad resulta algo común, para ella con todas las limitantes de su religión resultaba nuevo y asombroso, lo que hizo que revisara en nuestra cotidianidad elementos que para nosotros quizás pasan por alto, resultando de todo ello un libro que lleva por título “El fin del amor” y es que para ella sin importar cuál sea nuestra creencia religiosa, el amor tendía a ser una especie de religión, visto desde un punto femenino y heterosexual, el amor, las relaciones de pareja, el sexo y mucho más, se vuelve el eje de la mayoría de conversaciones.

De estas pláticas que comienzan en la adolescencia, Tamara descubrió que comenzamos hablando según nuestras creencias pero que muy poco sabemos al respecto, que aunque no pertenezcamos a una religión con limitantes, también limitamos nuestro comportamiento por normas cuyo origen desconocemos y que la existencia del amor romántico quizás llegó como una forma de rebelión a los matrimonios forzados que antes se hacían por conveniencia, sin embargo en la concepción actual sigue prevaleciendo una idea patriarcal de entregarlo todo por amor.

Otra escritora que se atreve a hacer un análisis distinto de este tema es Lisa Marie Bobby, ella comenzó con la curiosidad en su consultorio, después de escuchar infinidad de historias sobre corazones rotos decidió investigar el origen del amor, hasta comprender que no sólo se trata de un sentimiento que podamos desechar, sino que es parte de nuestros instintos biológicos que de manera natural buscan un apego en un intento de que la especie prevalezca.

Ella menciona en su libro “Adictos al amor” que las relaciones se pueden dar en tres etapas, la más primitiva que es una respuesta hormonal, tiene lugar en el cerebro reptiliano, después viene la idea de creer que hemos encontrado a una persona única y especial que se relaciona con nuestro cerebro límbico, finalmente cuando se ha superado esta creencia y se forma un apego más duradero, en la cual visualizamos a una persona con virtudes y defectos, esto se relaciona con la parte más desarrollada de nuestro cerebro, el neocórtex.

Hemos de escuchar estas y otras versiones, para entendernos como sociedad, para comenzar a formar nuevos vínculos más sanos, que surjan de nuestras necesidades, pero también comprendiendo por qué se dan como tales, así quizás dejemos de exigir matrimonios, poner etiquetas o incluso sufrir por amores no correspondidos.

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