¡Una veda innecesaria!

“La injusticia hecha a uno solo es una amenaza dirigida a todos.” – Montesquiu.

 

Este 4 de febrero se inicia por mandato legal la denominada “veda electoral”, misma que se habilitará como medida de contención y no promoción gubernamental por el desarrollo de un proceso electoral digamos “muy especial”.

México vivirá su primera consulta popular por “revocación de mandato”, misma que puede ser considerada un absurdo y una aberración jurídica, toda vez que los mexicanos votaron el pasado 6 de julio de 2018 por un presidente electo para un periodo de 6 años.

El intento doctrinal de pretender aparentar ser un demócrata consumado, a la usanza de los dictadores latinoamericanos de izquierda, que son los únicos que han efectuado con mañas y graves visos de imposición este supuesto ejercicio nos han llevado a la confronta directa entre el Poder Ejecutivo y el Instituto Nacional Electoral (INE).

La medida de impedir la promoción de cualquier programa o acción de gobierno en medio de una consulta para saber si se quiere o no mantener la permanencia del Ejecutivo en su encargo, resulta exagerada a los ojos de la mayoría de los expertos constitucionalistas.

¿Qué tiene que ver el hablar de las bondades, beneficios o contras de una Reforma Eléctrica, en un momento crucial para la historia política nacional y el evaluar el desempeño de un presidente?

Pero así es la cosa, y en apego a ello, medios de comunicación a lo largo y ancho del país, se habrán de supeditar en informar solo de temas relacionados con la Educación, la Salud y la Protección Civil, siempre que no se haga promoción expresa de obras de infraestructura o programas que promuevan el actuar del Gobierno –en cualquier nivel-.

Esto como si los mexicanos fueran idiotas y no supieran identificar que es propaganda gubernamental y que no.

Por lo pronto, la estrategia del Ejecutivo habrá de ser cargarle todas las pulgas al perro más sarnoso y ese estaría siendo representado por el mismo INE, a quien el presidente López Obrador tiene la consigna de desaparecer, para con ello, entronar un régimen que consolide los sueños de su Cuarta Transformación.

Ya veremos qué opina la ciudadanía, esa que le da lo mismo, si se va o se queda, pues entiende perfectamente que se le contrató para gobernar el país por tan solo seis años, y no más.

Y cuidado con pretender siquiera intentar perpetuarse en el poder, bajo la argucia legaloide de ratificar el mandato, algo que por ningún lado se estaría ratificando, pues plazo y fecha perentoria tiene ya.

 

Sextante.

Comienzan a moverse en los corrillos políticos los nombres de aspirantes a suceder al gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

Desde la oposición encartan ya al senador Julen Rementería del Puerto, o a la legisladora local Anilú Ingram Vallines.

Lo cierto es que antes de pretender soñar con alcanzar una candidatura, la oposición –si es que existe en Veracruz- debería ponerse a trabajar en un plan de unificación que le permita verdaderamente dar pelea en la próxima elección, de no ser así, los sueños guajiros seguirán siendo eso “sueños”.

 

Al tiempo.

 

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Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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