México alcanza nuevos picos en la pandemia gracias a la rápida expansión de ómicron, sí en su mayoría la sintomatología suele ser menor con esta variante, pero no es así para todas las personas, esto se ha visto de manera general en aquellos que están vacunados, sin embargo, aún hay miles de personas sin acceso a una vacuna, principalmente menores de edad. De ahí la urgencia de mostrar más empatía y aislarnos ante el menor síntoma.
Pareciera que después de casi dos años de pandemia en México no hemos aprendido nada. Países europeos y Estados Unidos son un ejemplo de lo que nos espera y seguimos confiados en que nuestros números son menores, por ende, nos engañamos pensando que quizás no se ha enfermado tanta gente, no consideramos un escenario más realista, en el cual entendemos que las cifras sólo responden al número de pruebas realizadas y que claramente en nuestro país aún creemos que puede ser una gripa antes de tomar las debidas precauciones.
Habrá quien tenga el esquema de vacunación completo, incluso el refuerzo y por ello llegue a pensar que si se contagia no pasa nada, pero lo cierto es que no estamos dimensionando qué implica un incremento masivo en contagios. La falta de personal en distintos rubros y servicios es sólo una muestra del caos que podemos enfrentar, el impacto se verá también en lo económico, en el atraso que están teniendo algunas empresas y sobre todo en el desarrollo de nuestra población.
Actualmente por día llevamos más de 44 mil contagiados en el país, más de 4 millones de personas se han infectado en México desde que inició la pandemia y llegados a este punto quien no ha sufrido el COVID en carne propia, seguro conoce a alguien cercano que sí, ¿cómo es posible que ante tantas pérdidas sigamos sin entender? La respuesta es simple, estamos siendo egoístas, el exceso de confinamiento ha hecho que a muchas personas ya les de lo mismo salir aún sabiendo los riesgos del contagio, en otros casos es la necesidad. La economía de nuestro país y del mundo quedó muy lacerada y los programas de rescate además de escasos no plantean verdaderas soluciones.
Desgraciadamente nuestros líderes también minimizan la pandemia, viven engañados mencionando que vamos mejor que otros países, hablando de menos contagiados, pero no de la escasez de pruebas, y ni hablar del último incidente en el que nuestro Presidente se presenta en una mañanera sin cubrebocas mencionando que amaneció ronco de la garganta y que seguro se trata de una simple gripa. Esto lo mencionó sabiendo que había estado en contacto reciente con otra funcionaria que ya había dado positivo. Por la tarde al realizarse una prueba de COVID, dio positivo. No era una simple gripe.
Si nuestros propios dirigentes que son los de mayor admiración y a quienes se imitan no ponen el ejemplo, están condenando a la población que en medio de la ignorancia tampoco sabe seguir las normas. Y me atrevo a hablar de una sociedad en su mayoría ignorante porque queremos seguir bajo los mismos parámetros que al principio de la pandemia, no comprendemos que todo ha evolucionado y que incluso las pruebas no funcionan igual, mucho menos los síntomas.
Llegados a este punto hemos de entender con mayor sensibilidad que ante el menor detalle hemos de aislarnos por cuidar de otros, pero también de nosotros, ya deberíamos vislumbrar que estamos conectados y el dolor de uno tarde o temprano se vuelve nuestro si no nos solidarizamos. La pandemia no ha terminado, por ende no bajemos la guardia, usemos cubrebocas y si no tenemos acceso a una prueba aislarse es la mejor opción.