Hace dos años con la llegada del Coronavirus, sabíamos que enfrentábamos una de las peores pandemias de la historia, habíamos escuchado ya de periodos como el de la gripe española, durante los cuales por años la población vivió bajo cuidados y con decesos constantes, pero veíamos lejano que con la tecnología de hoy en día sufriéramos algo semejante o peor. Nos equivocamos.
La tecnología, la ciencia y la investigación, han evolucionado, pero a la para también lo han hecho los virus y las bacterias, es por eso que actualmente conforme los científicos desarrollan medicamentos y vacunas, también el coronavirus ha mutado, hemos pasado por diversas variantes hasta que llegamos a ómicron, una variante con la que las reglas del juego han cambiado.
Y por si no fuera suficiente, ahora las variantes generan combinaciones entre sí, pues se han detectado en Chipre más de 25 casos con una variante que parece tener la firma genética de ómicron y los genomas de delta, a la cual han bautizado como deltacron. Hablar de los constantes cambios del coronavirus, el incremento en los casos y por ende en las muertes es indispensable, no para alarmarnos, pero sí para saber cuidarnos.
Uno de los problemas latentes con la llegada de este virus no era sólo la enfermedad, sino el colapso de los sistemas de salud en todo el mundo, generando un incremento en las muertes por falta de atención. Hoy en día se ha difundido que la variante ómicron es menos letal, sin embargo, hemos de entender que no por ello es menos peligrosa y sobre todo esta característica ha aplicado principalmente en personas que ya tienen un esquema de vacunación completo.
Por desgracia ya sea por ideología o religión hay miles de personas que aún se resisten a obtener una vacuna y son las que en su mayoría están cayendo de manera frecuente en los hospitales, presentando complicaciones severas. Otra característica que se debe considerar con esta variante es que se contagia con mayor facilidad y aunque en personas vacunadas ha generado cuadros leves, se ha replicado rápidamente.
Con lo anterior llegamos a otro punto que rara vez tomamos en cuenta, el desabasto de personal. Durante días recientes cientos de vuelos fueron cancelados debido a que no sólo había contagios entre pasajeros, sino también en miembros de las tripulaciones. El sector salud comienza a mostrar alertas de colapso, pues, así como aumentan las hospitalizaciones, también aumentan los contagios entre el personal, quedando un menor número de doctores, enfermeras, camilleros, etc., para atender cada una de las dificultades presentadas.
Las nuevas variantes seguirán apareciendo, pero la urgencia de frenar los contagios es intentar prolongar el periodo entre mutaciones, ya que su rápida aparición impide un estudio adecuado de las mismas y por ende el desarrollo de vacunas o medicamentos eficaces. Hasta el momento las personas vacunadas son las menos afectadas. De ahí la insistencia de vacunar al mayor número posible, porque actualmente los más pequeños son los que se encuentran expuestos a esta ola de contagio.
Ómicron además ha mutado en síntomas. Lo que inició con características identificables hoy en día se confunde con una simple gripa, es ahí donde entra la responsabilidad individual y la empatía. Por eso a la menor sintomatología lo ideal es aislarse y hacer una prueba a la brevedad posible. La prueba con menor margen de error hasta el momento es la PCR ya que las pruebas rápidas como la de antígenos pueden no detectar la carga viral.
Nos enfrentamos a otro momento clave de la pandemia, que exige de nuestra responsabilidad para evitar un colapso en nuestro sistema de salud, recordemos que el coronavirus no es el único virus que requiere de atención y que hay múltiples padecimientos que exigen de hospitales y servicios médicos. La información oportuna y certera es necesaria para evitar la propagación de rumores o remedios que lejos de ayudar dañen más nuestra salud. Los cuidados dependen de todos.