“El hombre superior siempre se culpa a sí mismo, el hombre inferior siempre culpa a los demás.” – Bernard.
A lo largo de la historia política de Veracruz han existido personajes que acompañan en el ejercicio de Gobierno de quienes por decisión popular han tenido el privilegio y el honor de mandar en el Estado.
Como es de esperarse, en el quehacer político hemos tenido grandes dignatarios, de esos que llegaron inclusive a ser presidentes de México –Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines-, muchos más que hicieron época.
De esta manera, Veracruz recuerda con cariño a personajes como Marco Antonio Muñoz Turnbull, Antonio M. Quirasco, Fernando López Arias, Rafael Murillo Vidal, Rafael Hernández Ochoa.
Quizá de los últimos que se recuerden con cierto afecto por parte de la ciudadanía encontraremos a Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro, Patricio Chirinos Calero.
Fue a partir del Gobierno de Miguel Alemán Velazco que la cosa cambió en la entidad.
Comenzaron las tranzas sin reparo, el saqueo descomunal, la corrupción a escalas descomunales aun cuando durante esa época los temas de transparencia y combate a la opacidad eran el pan nuestro de cada día.
Por desgracia Veracruz ha tenido que soportar junto a esos gobiernos a funcionarios que acompañando al mandatario estatal pasarán a la historia de la ignominia por sus perversiones y graves violaciones a los derechos humanos.
Así Javier Duarte tuvo a su Arturo Bermúdez sobre quienes pesan graves señalamientos por desaparición forzada de personas –delito que no prescribe- que incluso se pudiera tipificar de “lesa humanidad”.
Pero donde más grave ha sido la participación de algún funcionario es en la actual administración estatal.
Cuitláhuac García Jiménez peca de indiferente o es sumamente grave su ignorancia respecto a las consecuencias que mantener a un funcionario como su secretario de Gobierno, al frente de tan importante tarea.
Enumerar las irregularidades ejecutadas por E. Patrocinio Cisneros resultan ya irrelevantes, cuando ha quedado evidenciado y claramente comprobado que es por su actuar que el mismo mandatario estatal corra el riesgo de ser separado de su encargo por peligrosas irregularidades en la impartición de justicia durante su mandato, pero sobre todo en no garantizar la impartición de debidos procesos, ni de avalar el pleno cumplimiento del estado de derecho.
Lo que aparentaba ser un funcionario con puño de hierro ha resultado ser un entramado operativo por dejarlo en ridículo, vulnerable y presa de posibles sanciones provenientes desde la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), hasta de la posible desaparición de Poderes por parte del Senado de la República.
Cuando militantes de su mismo partido cuantifican ya en más de dos mil 460 detenciones bajo el supuesto delito de “ultrajes a la autoridad” algo verdaderamente serio está ocurriendo.
Y pretender aparentar seguridad cuando por dentro se mueren de terror es la evidencia de que sostener al atroz funcionario es el peor de los errores políticos de su Gobierno.
Recuerde nada más que usted es el Gobernador, a usted fue a quien eligió la ciudadanía, y no a este pésimo funcionario, que resultó ser todólogo de la nada, pues opina de obra pública, de turismo, inclusive se atreve a pedirle a los ediles entrantes presenten denuncias en temas de fiscalización, porque como dice el resabio “la ignorancia” es atrevida, pero de Gobernabilidad simplemente no ha demostrado nada.
Al tiempo.
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