CUANTO MAYOR ES LA INCOMPETENCIA, MENOS CONSCIENTE SE ES DE ELLA.

Primera parte.

Comentado por el propio McArthur Wheeler de 44 años de edad, llevaba varios meses planeando el robo de dos bancos en la ciudad de Pittsburgh, en el Estados Unidos, para ello investigó que, si en una hoja de papel se escribe con zumo de limón, su lectura es invisible, pero si lo pasa al calor de la llama de fuego, lo escrito aparece como por arte de magia.

Ni tardo ni perezoso Wheeler se llenó la cara de jugo de limón, y tomó una cámara para filmarse y ver si su cara había desaparecido en la filmación. Después de lavarse los ojos y toda la cara revisó el video y solo vio el techo de la habitación en la que se encontraba, consideró que nada podía salir mal en su plan.

Fue así como el 19 de abril de 1995, después de haber cumplido con su ritual de llevar ropa oscura, su pistola al cinto y la aplicación de una buena dosis de zumo de limón en el rostro, en pocos minutos asaltó dos bancos de la localidad, considerando que, no podría ser grabado por las cámaras porque el zumo de limón había hecho invisible su cara y, por consiguiente, su        atraco sería un éxito indiscutible; pero a pocos minutos de haber llevado a cabo sus fechorías, fue aprehendido.

Ante lo sucedido, el profesor en psicología de la Universidad de Coronell, en Michigan, David Alan Dunning, intrigado por el caso de Wheeler, quien conjuntamente con su pupilo Justin Kruger, investigaron minuciosamente el caso, percatándose que, cuanto mayor era la incompetencia del sujeto, menos consciente era de ella. Y, por el contrario, los sujetos más capacitados y competentes, eran los que más tendían a infraestimar su competencia.

El estudio realizado por estas personas se le conoce como “Efecto Dunning-Kruger”, concluyendo que, este tipo de personas incompetentes, se llegan a impresionar con algo y consideran son quienes han realizado el descubrimiento y que están seguros de lograr lo que creen, por consiguiente: 1. – Son incapaces de reconocer su propia incompetencia; 2. – Tienden a no reconocer la competencia de las demás personas; 3. – Carecen de capacidad de concientizarse hasta qué punto son incompetentes en su ámbito; y 4. – Si aceptan capacitarse, que es difícil, podrían aceptar su incompetencia.

El día 7 de noviembre del año de 2020, por este mismo conducto, me hicieron favor de publicarme un artículo que intitulé: “Sí Engañan Las Apariencias”, en el que hago referencia de la novela escrita por Jerzy Kosinski: “El Jardinero”, de un jardinero con deficiencia mental, que vivía como jardinero en la mansión de un acaudalado, donde vestía con ropa, zapatos y demás utensilios de las mejores marcas que el dueño desechaba. Y ante la muerte del propietario, el jardinero tiene que abandonar el lugar llevándose, un fino abrigo, magnífica ropa y una maleta de piel; pero al sufrir un accidente y ante la buena apariencia del jardinero, consideraron se trataba de un personaje pudiente y recibe las mejores atenciones y consideraciones de quienes lo acogen, encumbrándolo por las respuestas que hacía siembre al decir que después del invierno llegaría la primavera y el panorama de la vida sería mucho mejor, tomándolo como una metáfora para señalar que habrá tiempos mejores. En el mismo artículo que hago referencia, platico de un maestro que fue contratado en tiempo completo por la Universidad de Culiacán, Sinaloa, pues había egresado de la UNAM, e indicó tenía estudios superiores, pero al poco tiempo se dieron cuenta que, no era una persona que gozara plenamente de sus capacidades, a quien despidieron.  En ambos casos, todos se dejaron llevar por las apariencias, solo que el primero que señalo es un cuento, pero el segundo sí de la vida real.

Y, así como estos dos casos, hay múltiples de ellos, pero también de otras personas que son embaucadas por las creencias absurdas que pudieran estar en el caso estudiado por Dunning-Kruger y, sin ser profesional de esta materia quiero atreverme a comparar el caso de Wheeler, pero lo llevaré a cabo en su continuación en mi próximo artículo.

 

 

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