* Protegido de Rocío Nahle con un historial deplorable
* Escándalos y trifulcas en bares y ahora a inculcar una vida sana, libre de vicios
* Bronca con los Guízar y gresca fenomenal en El Rincón de José Alfredo
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
Consumado bebedor, actor en trifulcas épicas, Roberto Pérez López enfrenta una misión, si no imposible, cuando menos cómica: ser director del Deporte Municipal en Coatzacoalcos.
Cliente asiduo, frecuente, de tugurios y lupanares, de cantinas de mala muerte y bares de caché, el célebre “Ganso” Pérez López había trotado en el bajo mundo, asido, aferrado a la botella y el cartón hasta que su impulsora, la hoy secretaria de Energía, Rocío Nahle García, le despertó el gusto por vivir del erario.
Y insólito es que el historial bohemio no cuente, ni las francachelas con final violento, ni los océanos de alcohol corriéndole en torrentes por las venas para convertirse en director del deporte municipal, donde lo prioritario es, en teoría, cumplir la sentencia olímpica “mens sana in corpore sano” (mente sana en cuerpo sano).
Con Roberto Pérez, ni mente sana ni cuerpo sano.
Su nombramiento sacude las redes sociales y divierte a la prensa. Al “Ganso” Pérez López se le pudo dar la Dirección de Alcoholes, donde a la par del salario y el poder para decidir qué negocio cumple con la ley y cuál no, es patente para extorsionar, la llave que allega los favores de propietarios de los giros negros, de depósitos, cantinas y bares de medio pelo y también los de quinto patio, a riesgo de regatearle la clientela a la delincuencia.
Otrora reportero admirado, Roberto Pérez llegó a ser un sabueso de la información en sus inicios en el periódico Noticias y tiempo después primer presidente y fundador de la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos. Y la zacapela no podía faltar.
TRIFULCA CON LOS GUÍZAR
Un día, en los rumbos de la colonia Benito Juárez, que luego sería el feudo de Hernán Martínez Zavaleta, alias Comandante H, el último líder zeta del sur de Veracruz, fue protagonista —testigo correlón— en una gresca entre periodistas y la cúpula del clan Guízar, que en ese entonces suspiraba por el poder.
Entrados en copas no faltaron las bromas de mesa a mesa, habladas picantes que se tornaron hirientes, escalando hasta alcanzar el rango de agravio mutuo.
Aquella mesa tenía entre sus figuras a Jesús Hernández Tea, entonces caricaturista y columnista en Diario del Istmo, ex candidato a alcalde en 1994, síndico municipal de Armando Rotter Maldonado en el único gobierno que el Partido de la Revolución Democrática alcanzó en Coatzacoalcos, de 1998 a 2000, y a la postre coordinador de asesores de Víctor Manuel Carranza Rosaldo, de Morena, el peor alcalde en la historia del municipio.
Mientras unos se decían, se retaban, se liaban a golpes y las sillas volaban, el “Ganso” Pérez López hizo lo que mejor sabe: se refugió en el baño. Desde ahí vio llegar a la policía, someter a los rijosos y llevarse a los bandos en pugna.
Roberto Pérez dejó el baño, se apresuró a salir de la cantina y partió a fraguar dónde protagonizar la siguiente aventura.
GRESCA EN EL RINCÓN DE JOSÉ ALFREDO
Otra gresca fue la ocurrida la madrugada del 3 de marzo de 2009 en la galería cantina El Rincón de José Alfredo, entre cuatro periodistas y el ex regidor perredista, Alejandro Wong Ramos.
Los comunicadores acusaron una provocación de Wong Ramos, un reclamo a José Luis Pérez Cruz, entonces columnista de Diario del Istmo. Al intervenir José Luis Ortega Vidal, de Olmeca TV, el ex edil pidió a su ayudante que fuera a su automóvil por una pistola. Todos intentaron huir.
Ortega Vidal subió al techo del bar, caminó en medio de la oscuridad y cayó en un pozo de luz de una vivienda contigua. Roberto Pérez López, quien se había refugiado en un baño, llegó a la azotea y al escuchar los lamentos de su compañero, se lanzó tratando de ayudarlo, cayéndole encima.
Pérez Cruz aprovechó un descuido de Wong, quien transitaba por un pasillo lateral de la cantina, y salió del lugar. Se mantuvo en la acera de enfrente observando el desenlace.
Fue un escándalo. En la reconstrucción de hechos nadie probó que Wong portara una pistola. Lo dijeron pero no lo probaron.
Pese a la telenovela que armó el fiscal Félix Jácome, un amparo desvaneció los cargos que enfrentó Alejandro Wong, cuya conducta violenta y sus francachelas lo hicieron centro de múltiples críticas y de pésima fama pública.
Alcohol y violencia en un incidente en el que Roberto Pérez López fue protagonista.
SU AMIGO ELÍAS OMRI GUTIÉRREZ GORDILLO, LEVANTADO
La mañana del 23 de enero de 2018, su amigo Elías Omri Gutiérrez Gordillo fue levantado por un comando del crimen organizado. Por la tarde, ese día, fue liberado sin daños mayores, pero con una consigna: que el ayuntamiento no tocara los intereses de la delincuencia.
Gutiérrez Gordillo era director de Ingresos de la Tesorería Municipal y su pretensión fue meter al orden los giros negros, cobrar derechos y contribuciones a bares y cantinas, depósitos de bebidas alcohólicas y table dance. La respuesta fue un apretón.
Cuando Elías Omri Gutiérrez fue dejado en libertad, entregó el mensaje y renunció al cargo.
Elías Omri es amigo personal de Roberto Pérez López. Compartieron departamento en la Ciudad de México cuando su mentora, Rocío Nahle, fue diputada federal, de 2015 a 2018, y ambos formaban parte de su equipo de trabajo.
VOCERO DE CARRANZA… Y LUEGO DEGRADADO
Dos semanas más tarde, el 8 de febrero de 2018, el entonces alcalde, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, lo degradó. Pérez López pasó a ser subdirector de Comunicación Social y su nuevo jefe, Joel Alejandro Arellano Torres, lo redujo, tácitamente a un “aviador” sin oficio ni beneficio, dedicado a cobrar su quincena.
Pese al agravio, Roberto Pérez se mantuvo en la estructura municipal. Fue los ojos y orejas de Rocío Nahle en el área de prensa, advirtiendo cada paso de los medios en torno al alcalde Víctor Carranza.
Operativamente, fue inexistente. Y no volvió al cargo, incluso cuando Joel Arellano Torres renunció, envuelto en diversos escándalos, una denuncia penal por rehuir el pago de un vehículo marca Eclipse que pidió probar y no devolverlo, y acusaciones de rasurarle el salario a una reportera gráfica adscrita a la Dirección de Comunicación Social.
Roberto Pérez era subdirector y así continuó.
ABORDÓ UN TAXI Y EL CONDUCTOR SE LE FUE ENCIMA
Una semana después, el 15 de febrero, el “Ganso” Pérez López, ya siendo subdirector de Comunicación Social en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, fue víctima de un presunto asalto a bordo del taxi en que se trasladaba al concluir su labor en palacio municipal.
Contó haber sido objeto de asalto a manos del taxista que le prestaba el servicio. Apenas abordó el vehículo, el taxista se le fue encima.
Terminó en una clínica donde se le atendió por los daños sufridos y pronto se reincorporó a su actividad como segundo de abordo en la vocería del alcalde.
FLAMANTE DIRECTOR DE DEPORTE MUNICIPAL
Concluido el ayuntamiento de Víctor Carranza, Roberto Pérez vio frustrado su sueño de ser regidor. Rocío Nahle maniobró y Morena le asignó la suplencia en la regiduría primera.
A cambio, el alcalde Amado Cruz Malpica lo designa director Municipal del Deporte, cargo por el que transitaron personajes con trayectoria, solvencia moral e historial.
La Dimude, en la que se desempeñaron Gerardo Balandrano Casas y William Castillo Moo, maestros de educación física, formadores de generaciones en escuelas de prestigio, hoy está en manos de un periodista que devino en militante de Morena, afecto al alcohol, protagonista de escándalos, de bailes con música estridente en mercados y trifulcas de cantina.
Ni mente sana ni cuerpo sano, contrario a lo que reza la máxima olímpica.
Roberto Pérez López es otro producto Nahle.