“Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores.” – Alfonso X El Sabio.
Las últimas 48 horas han sido definitorias en Veracruz para que su actual gobernador Cuitláhuac García Jiménez se diera cuenta de que quien le dice operar la política interior simplemente lo ha empantanado en una trampa de la que con dificultades puede aún salir.
Los errores cometidos en el encarcelamiento de cuanto ciudadano o político se atraviesen bajo la figura de “ultrajes a la autoridad” sería por principio de cuentas el origen de un posible conflicto que escalará hasta lo más alto del Poder Judicial Federal.
En donde la posible resolución llegue a ser tan definitoria y dura de afrontar, que pasará a la historia de este país, como la primera vez que una autoridad de la jerarquía del Gobernador sea destituida por el posible delito de desacato a una autoridad jurisdiccional.
Ya desde el momento en que el Gobierno de Veracruz retraso el pago de adeudos de participaciones federales –generados en tiempos de Javier Duarte- y que por instrucciones del mismo Secretario de Gobierno se retuvieron para obligar a las autoridades municipales a recibir lo que él quisiera otorgar, claro previo su respectiva rasurada, acumuló los elementos suficientes para llevar esto hasta ese punto.
Hoy en la contienda y disputa por la sucesión presidencial, el mandatario veracruzano se ve inmerso nuevamente en un par de incidentes que podrían tener repercusiones graves para su futuro político, pues contrapuntearse con un político de carrera como el actual presidente de la Jucopo del Senado, Ricardo Monreal le habrá de dejar secuelas severas.
Aunado a ello, la pésima operación política que llevó a escalar la elección del Puerto de Veracruz hasta las últimas consecuencias, lo estaría orillando a entregarle muy malos resultados al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Comprarle el canto de las sirenas, a su responsable de la Gobernabilidad, quién le aseguraba que controlando a Joaquín Rosendo Guzmán Avilés controlaba a toda la oposición, fue la peor de las apuestas.
La derrota inminente en su intento de controlar al PAN Estatal, se suma a los graves errores operados por el regordete personaje, quien debiera tener las horas contadas al frente de su encargo.
Y es que no han sido errores o fallos del Poder Legislativo, sino de quienes operaron las iniciativas para elevar el delito de ultrajes como mecanismo de control y venganza política.
Y en eso, es sabido que el responsable de lo ocurrido fue precisamente su secretario de Gobierno, E. Patrocinio Cisneros Burgos, quien exhibió la tosquedad de su quehacer político.
Al grado de que el mandatario veracruzano sea considerado ya como un mini dictador comparado con un Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
La traición al C. Gobernador es más que evidente, tanto y más cuando entre los mismos empleados de la Secretaría de Gobierno corre la versión de que el oriundo de Otatitlán será él quien suceda al mismo García Jiménez, en caso de que el Senado escale el tema y desaparezcan los poderes en Veracruz.
En política los errores se pagan y caros, por ello, ajustar a los miembros del gabinete forma parte de esas importantes atribuciones unipersonales con las que el Ejecutivo puede recomponer las cosas.
La pelota está en su cancha señor Gobernador.
Al tiempo.
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