Celosísima de su deber, tres años después la Fiscalía General del Estado hizo efectiva el sábado una orden de aprehensión en contra de Tito Delfín Cano, candidato a la dirigencia estatal del PAN.
Lo acusa de los probables delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal y fraude, por presuntos hechos denunciados el 26 de mayo de 2017. Le dictaron prisión preventiva “justificada” por seis meses.
Así, luego de esforzadas y acuciosas investigaciones (cabe suponer) por parte de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, decidieron privarlo de su libertad en el momento preciso en que desarrollaba con todo éxito su campaña que lo perfilaba como el nuevo presidente de ese partido.
No se necesita ser un experto para entender que en realidad lo sacaron de la circulación para frenar su llegada a la dirigencia del PAN y me atrevo a especular que en castigo por haber incluido como compañera de fórmula para la Secretaría General a la senadora Indira Rosales San Román.
Tampoco es un secreto que ella está plenamente identificada con el grupo Yunes Linares-Márquez, de Boca del Río, hoy por hoy los enemigos públicos número uno de los cuitlahuistas, a quienes quisieran desaparecer del escenario político de Veracruz.
El pasado 19 de noviembre publiqué en este espacio que en alusión a las versiones de que era candidato de los Yunes y que estos lo manejarían de llegar a la dirigencia, me respondió en forma contundente: “Los únicos que me pueden y me podían manejar están en el cielo y en la tierra: Dios y mi papá”.
Con base en sus cuentas, mencioné que de las corrientes políticas que se habían sumado a su candidatura, la de los Yunes era la que más votos le garantizaba, 8,500 del universo de 23,700 militantes con derecho al voto del padrón blanquiazul, y se entendería que debido a eso se les hizo la concesión de la segunda posición, con lo que además se cubrió la cuota de género.
Cuando el columnista le preguntó cómo sería su relación con el gobierno del estado, de partido opuesto al suyo, respondió que de respeto pero sin hacer concesiones y que si se llegaran a dar las circunstancias se sentaría a dialogar pero de cara a su militancia, nunca en lo “oscurito”.
El mensaje sería para los Yunes
En mi caso, quiero entender que más que contra Tito,la acción del gobierno fue para tratar de impedir que los Yunes azules coloquen a un alfil suyo en posición clave, que estaría a solo un escalón de ascender por cualquier circunstancia que se presentara en la que Delfín Cano tuviera que ausentarse.
Y si ese no fuera el caso, en el gobierno estarían previendo ya, para dentro de tres años, el renuevo de la dirigencia, buscando evitar que Indira presentara su candidatura a la presidencia y que el grupo de los Yunes tomara el control precisamente cuando estará iniciando una nueva administración.
Según primeras versiones, Tito Delfín tiene la seguridad de que la acusación en su contra no tiene sustento legal alguno, como seguramente no la ha tenido, pues de otro modo hubiera sido el mismo gobierno de Miguel Ángel Yunes el que hubiera ejecutado la aprehensión.
Si algo tuvo el ahora detenido es que como alcalde no se sometió a la voluntad ni a los intereses lo mismo del gobernador Javier Duarte que de Yunes Linares, quienes lo acosaron en su momento y, en el caso de este último, sin imaginar que el tiempo los pondría en un mismo bando.
El tipo de acusaciones y denuncias como la que ha utilizado el cuitlahuismo para actuar son práctica común de los gobernantes, que las utlizan como forma de presión para someter a quien deseen, lo mismo que están haciendo ahora sin pensar en que, como dice el dicho, los carniceros de hoy serán las reses de mañana.
Pienso que la acción del sábado es otro aviso más en contra del clan Yunes, de que al menor resbalón no tendrán consideración alguna con cualquiera de ellos y lo pondrán en prisión. Aunque el caso de Tito no es el mismo de Rogelio Franco Castán, en esencia llevan el mismo mensaje y tienen los mismos destinatarios.
Por otra parte, pienso que eso reconfirma que desde el corazón del cuitlahuismo harán hasta lo imposible para tratar de anular el resultado de la elección del municipio de Veracruz que le dio el triunfo a la familia de Boca del Río en la persona de la señora Patricia Lobeira de Yunes.
Por lo pronto, Delfín Cano paga por culpas ajenas, queda en duda ya su arribo a la dirigencia y habrá que ver en los días por venir el apoyo que reciba de las dirigencias estatal y nacional y la eficacia de su defensa legal para sacarlo de prisión en el menor tiempo.
Proceso democrático ejemplar
Lo cierto es que el PAN realizaba un proceso interno democrático ejemplar con dos candidatos disputándose el voto de los electores, proceso con el que, de tajo, acabó el gobierno de Morena, algo al que ellos se niegan pues desde ahora impulsan a una sola candidata con la intención de imponerla.
Joaquín Guzmán, en principio, bien
El golpe contra Tito Delfin estuvo bien pensado, con efecto carambola, pero parece que las cosas no salieron como lo planearon porque Joaquín Guzmán Avilés no se alegró de que le quitaran al adversario de enfrente y exigió a las autoridades locales y federales “el más pronto esclarecimiento de los hechos”.
Convocó a la militancia “de todas extracciones y afinidades a cerrar filas, dejar de lado diferencias y pronunciarnos en favor de la legalidad y la transparencia de estos hechos que a todos nos preocupan”.
Se dirigió en particular a sus hijas, a su hijo y en general a sus familiares más cercanos a los que expresó su “más sincera solidaridad en estos momentos de angustia y desconcierto”.
Tan pronto se supo la detención, las sospechas recayeron sobre él, de que estuvo de acuerdo para retener la dirigencia y ponerse al servicio del gobierno. Su reacción inmediata indicaría que no, aunque, creo, lo correcto hubiera sido que anunciara también que pediría a los órganos electorales de su partido que se suspendiera la campaña y se repusiera el proceso para cuando Delfín recobrara su libertad o, en todo caso, el grupo contrario pudiera presentar a otro candidato. Si continúa, entonces alimentará las sospechas.
Julen también protesta
El coordinador de la bancada panista en el Senado, Julen Rementería del Puerto condenó la detención y exigió al gobernador su libertad haciéndolo responsable de su integridad.
Dijo que más allá de los temas internos de los panistas “debemos cerrar filas cuando se transgrede la libertad de cualquier veracruzano”.
En general hubo voces condenando la detención, pero la que cayó en el juego del gobierno de dividirlos fue la senadora Indira Rosales San Román, quien a juicio mío sería la causa de la aprehensión. Acusó tanto a Joaquín Guzmán como a Julen Rementería de traidores y de prestarse a las intenciones del gobierno.
Y, mientras, Sergio Gutiérrez avanza
Mientras, el diputado federal Sergio Gutiérrez siguió manteniendo y fortaleciendo su presencia entre los veracruzanos, así como entre los militantes de Morena, su partido, que si no fuera por la representación y el cargo que tiene como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, también ya lo hubieran detenido.
El minatitleco hizo roncha en visita de fin de semana al puerto jarocho, Isla y San Andrés Tuxtla y, ayer, en forma inesperada a Xalapa donde se reunió con la militancia de su partido, que llenó un salón frente a Agua Santa II, sesión de trabajo en la que por más que intentó defender al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, llovieron quejas en su contra de que no escucha a los morenos y menos les abre las puertas del palacio de gobierno (les dijo Sergio que en Veracruz López Obrador había ganado la presidencia gracias al gobernador, y que le reviran casi a coro que no, al revés, que Cuitláhuac había ganado gracias a Andrés Manuel), lluvia de quejas que también cayó en contra de Esteban Ramírez Zepeta, de quien dijeron que no saben de dónde salió.
El legislador visitó medios, se reunió con piñeros, con tabacaleros (encabezados por el empresario Alejandro Turrent Silva), con taxistas, con miembros de diversas organizaciones y con militantes de su partido, además de que se dio tiempo para convivio de fin de semana con su familia de San Andrés Tuxtla.
Con los pobladores chinantecos en Isla, con militantes y fundadores de Morena en la ciudad de Veracruz, con pequeños y medianos empresarios en San Andrés, con las bases de la 4T en Xalapa, el comentario fue el mismo: hay que seguir sin descanso apoyando al presidente.