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La política en tacones

by Pilar Ramirez

Festejar un aniversario es regocijante, aunque como bien decía Carlos Marx, los inicios son los difíciles. En 1991 no se hablaba de perspectiva de género, no estaban resguardados por la ley los derechos humanos de la mujeres, de la libertad de decidir mejor ni hablemos porque quienes se atrevían eran pecadoras y delincuentes que muchas veces pagaban con su vida la clandestinidad y, por supuesto, el periodismo de género era escaso, aunque el movimiento feminista iba en ascenso por razones que deberían ser vergonzosas para cualquier sociedad: asesinatos y violencia de diversa naturaleza.

En ese contexto se sumó a la lucha por los derechos de las mujeres la organización de periodismo independiente Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) y con no pocas veces el viento en contra se ha sostenido durante 30 años.

Estoy cierta de que la mayoría de las feministas hemos abrevado del trabajo de CIMAC. El género de opinión ofrece luces para el análisis del gran espectro de la desigualdad hacia las mujeres con especialistas en economía, indigenismo, desarrollo rural, procuración de justicia y otros, que han sido como faros que colocan la luz en aspectos poco abordados de la problemática de inequidad, desigualdad y violencia hacia las mujeres.

La aportación más importante quizá ha sido la noticiosa. El pulso de la violencia cotidiana hacia las mujeres que trasciende a los medios es vital para visibilizar este fenómeno social añejo que sólo con la persistencia del trabajo periodístico y con la lucha de los colectivos se ubicó como tema inevitable en la agenda política. Es claro que otros factores lo han determinado, como el escenario internacional de la lucha feminista o las tendencias que marcan organismos internacionales con acuerdos vinculantes para los países miembros, pero la creación de un entorno doméstico propicio para el logro de cambios —como los legislativos— que incidan verdaderamente en atacar la enorme brecha de género ha sido el trabajo por crear una opinión pública favorable, lo cual no es poca cosa cuando los medios en México han sido más bien repelentes al tema y sólo lo han retomado cuando “vende”, como la nota roja.

El periodismo con perspectiva de género —con más satisfacciones personales, profesionales y de militancia que económicas— ha sido vital para que el discurso feminista gane calle, para hacer frente a una opinión pública ideologizada por el machismo, para hacer que las propias mujeres que no reconocían la presencia de violencia en su vida porque la habían normalizado de tal manera que parecía no haber demasiado en qué pensar para cambiar esa situación que parecía un destino inevitable sean capaces de ver en la historia de otras su propia vida y pensarla diferente.

Es cierto que la especialización tiene sus propios problemas. Muchas mujeres a las que pregunto si conocen CIMAC no saben qué es. Del mismo modo en que se reducen los consumidores de publicaciones especializadas en temas jurídicos, ambientales, de comunicación o cualquier otro, las publicaciones dedicadas al tema de género suelen ir dirigidas a quienes ya tiene interés en el tema y no al gran público, pero aun este escollo se ha ido librando gracias a las redes sociales. Cuando las colaboradoras comparten sus escritos o las mujeres feministas y los colectivos comparten información de CIMAC se abre un canal hacia audiencias nuevas. Se deja de predicar para el coro.

No hay que dejar de mencionar la valiosa tarea de capacitación para promover un periodismo con perspectiva de género, no un periodismo especializado, sino un periodismo que reflexione en las prácticas sexistas que imperaron por décadas y deje atrás el “así se ha hecho siempre”, porque ya no queremos la desigualdad de siempre, mucho menos en el periodismo.

El trabajo de sistematización del Centro de Documentación es un esfuerzo difícil de calibrar para quienes no hacen periodismo de investigación, trabajo académico o simplemente para trabajador@s de los medios que tienen la sana costumbre de verificar datos en fuentes confiables. Gracias a ese centro de CIMAC hay treinta años documentados de la historia de injusticias, luchas, avances y retrocesos en materia de género.

Lucía Lagunes al frente, junto con Lourdes Godínez, Cirenia Celestino, Adriana Ramírez, Susana Espizona, Dolores Cordero, Manuel Fuentes, Anayeli García, Jocelyn Soto y Hazel Zamora tomaron con profesionalismo la estafeta que recibieron de las fundadoras de este valiosísimo medio para el gremio periodístico en su conjunto y para la sociedad mexicana. CIMAC es uno de los aliados destacados para quienes deseamos una sociedad más igualitaria con el reconocimiento no sólo legal de los mismos derechos humanos para hombres y mujeres sino que se acompañen de las prácticas cotidianas que efectivamente den cuenta de ello.

Enhorabuena por los 30 años de CIMAC.

@pramirezmorales

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