Está bien que el gobernador sea alegre y le guste el baile, pero creo que debe ser más cuidadoso cuándo quiera demostrar sus habilidades.
Ayer, aprovechando que estuvo en Tempoal en gira de trabajo, no tuvo reparos en ponerse a bailar y a danzar con música típica de la Huasteca, aprovechando la festividad por el Día de Muertos.
En un video se le vio alegre al hombre, gira que gira al compás de la guitarra, el violín y la jarana, en una calle de la colonia Las Brisas de aquella localidad.
Que el Tlatoani local celebre y se divierta no tiene nada de malo si no es porque, como decía Carlos Monsiváis, hay días de guardar y en Veracruz, castigado por la inseguridad y la violencia, precisamente en el Día de Muertos no hay nada que celebrar con miles de víctimas entre desaparecidos, muertos y muchas fosas clandestinas por explorar, con el consiguiente dolor de madres, padres, hermanos, hijos.
Está bien que se respeten y alienten las expresiones artísticas y musicales de los pueblos originarios de Veracruz y que sus habitantes no dejen perder las tradiciones, pero un gobernador es otra cosa.
Por respeto a tantas víctimas, desaparecidos, muertos y vivos, Cuitláhuac debió haber mostrado recato. Parafraseando a López Obrador cuando dice que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, tampoco puede haber gobernante celebrando con pueblo lleno de dolor, en parte, en mucho, por la ineficacia de la política de seguridad oficial.
Ayer era una fecha para expresar, en cambio, solidaridad con todos los dolientes e incluso para pedirles perdón por no haber podido cumplir con la obligación de garantizarles a los suyos seguridad a la que el gobierno está obligado. Una vez más se dio muestra de insensibilidad y de falta de solidaridad con el dolor ajeno. Qué pena.
Tito Delfín, del PAN, muestra fuerza
Donde no se duermen es en el PAN, una vez que se iniciaron las campañas de los contendientes por lograr la presidencia del Comité Directivo Estatal.
Tito Delfín Cano, que aspira a desplazar a Joaquín Guzmán Avilés, aprovechó el fin de semana y puente para reunirse con la militancia de su partido tanto de Xalapa como de Tlalixcoyan, pero de Boca del Río.
El pretexto fue el 82 aniversario de su partido y quedó de manifiesto que el yunismo azul va con él, con todo, lo que se reflejó con la presencia de Fernando Yunes Márquez, Indira Rosales San Román, Sergio Hernández Hernández, Martín Espinosa Roldán, Girardo Delfín, Ana María Córdoba, Lillian Cerecedo, Carlos Fuentes y otros.
Tito hizo mención especial de la militancia de Tlalixcoyan porque, expresó, está dando un ejemplo de unidad, palabras suyas ante Elvia Illescas, alcaldesa electa de ese municipio, del alcalde saliente Guty Lagunes, de Pepe Beltrán, alcalde electo de Cotaxtla, y de una larga lista del padrón blanquiazul.
Los panistas tienen todo noviembre y casi todo diciembre para hacer labor de proselitismo.
Pero el panismo se da ya casi por derrotado para 2022
Los panistas de Veracruz tienen el gran reto de terminar unidos, pues su partido, por más que digan que están bien y que no quieren alianza ni con el PRI ni con el PRD ni con nadie, anda por la calle de la amargura.
La filtración de un audio donde el dirigente nacional Marko Cortés dijo “en casa”, en una reunión con panistas en Aguascalientes, que de las seis gubernaturas que se disputarán en 2022 solo tienen posibilidades de ganar una, da idea del negro panorama que los cubre y que les espera.
Cortés habló que solo en Aguascalientes tienen “posibilidades reales, auténticas” y que “no hay más” ni en Durango ni en Tamaulipas ni en Hidalgo ni en Quintana Roo y ni en Oaxaca. Si Marko lo dijo es porque es cierto, porque ellos realizan encuestas mensuales para tener un pulso diario.
Aunque no va a haber elecciones en Veracruz, sin duda se irán a la baja los bonos del PAN y en una de esas ya no habrá alianza ni con el PRI ni con el PRD si ambos partidos prefieren jalar con Sergio Gutiérrez, de Morena.
Ramos Alor, bueno… pero para músico
Definitivamente, en cuanto a gustos musicales, el señor secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, es de los míos.
El Día de Muertos, o sea ayer, un video que lo muestra dándole duro a las “tumbas” o “tumbadoras”, instrumentos de percusión indispensables en los grupos de soneros, así como a un güiro natural, más propio de danzoneras (son unos jícaros rayados, alargados, que cultivan en Jalcomulco, donde se consiguen baratos), irrumpió de pronto en las redes sociales.
Las versiones inmediatas dijeron que estaba celebrando el Día de Muertos y que el jolgorio había tenido lugar en el mismísimo patio de la Secretaría de Salud. De momento me extrañó no ver en el dancing al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, un buen bailador de salsa, reconocido por propios y extraños (en esa destreza también es de los míos).
¡Chin!, me dije. No me invitó. Le hubiera entrado a los bongós, a las tarolas, a las claves, ya de perdido a las maracas (eso hacía cada año en el cumpleaños del famoso Pepe Berber con soneros del puerto de Veracruz, hasta que se nos murió y lo sigo extrañando por su alegría –se enorgullecía de ser originario de Las Choapas, de haber sido un nadador olímpico de fama mundial e incluso de haber estado becado en Berlín, Alemania Occidental–), en fin, pero volvamos a Ramos Alor.
Me acordé que el médico y yo tenemos un amigo común, Alejandro Arias, también bailador hasta el tuétano (el tutano decían antes en Coatzacoalcos), y lamenté que no me hubiera invitado. Habría invitado, a su vez, a mi amiga y maestra de salsa Perla Iveth, bailarina de “Jarocho”, para ir a recordar viejos tiempos sobre la pista, me decía.
Cavilaba todo eso cuando de pronto, ¡zas!, que observo con detenimiento las imágenes y me percato que, sin duda, se trataba de un video de varios años atrás cuando Ramos Alor era dueño del restaurante bar “Puerto Rico, en Zaragoza 619 de Coatzacoalcos, en el que tenía un grupo musical en el cual también tocaba y todos sus integrantes actuaban uniformados con camisas floreadas, típicas para esas ocasiones.
Recuerdo que Ramos había iniciado en el local vendiendo antojitos hasta que lo transformó en el “Puerto Rico” y donde la palapa era mejor que el área climatizada porque ahí estaba la música en vivo. Cuando Roberto terminaba de dar consulta (el secre de Salud es especialista en neumología pediátrica) se quitaba la bata blanca y se ponía la camisa floreada y a darle a la rumba. Qué ambiente de veras.
En el video de marras se ve en primer plano a una mujer con blusa de tehuana bailando, que por su físico hasta pensé que era Rocío Nahle, pero recordé que la señora es de clase social muy alta, fifí, que no convive con los pobres (salvo para pedirle sus votos), que vive en una gran residencia como una conservadora cualquiera, y que el restaurante de Ramos Alor era para obreros, albañiles, pescadores, clase media baja para abajo, y que en el local se organizaban incluso reuniones y desayunos de trabajo de militantes entonces del PRD, partido al que pertenecía el médico.
La verdad, hubiera defraudado, siendo de Coatzacoalcos, que no le gustara la música y el baile, la botana y la chela bien fría, infaltables en todo aquel que se precie de ser de esa ciudad costera del sur de Veracruz. Su restaurante bar lo cerró, o lo traspasó, cuando los malosos intentaron empezar a extorsionarlo.
Lo único que defrauda es que esas ganas con las que raspa el güiro, esa enjundia con la que revienta las tumbadoras, esa descarga cubana de cueros, no las aplique ahora a tener al centavo la Secretaría a su cargo, con medicamentos para todos, con buenos servicios, con atención oportuna y suficiente, con… bueno, en algo tenía que fallar.
Pero el video me ha dado tema para esta columna y quiero aprovechar, sería injusto no decirlo, que varios compañeros periodistas de Coatzacoalcos me han hablado bien de él, que como médico cuando iban a consultarlo no les cobraba, y que los fines de semana salía con una brigada a dar consultas gratis a familias pobres de los pueblos en las faldas de la sierra de Soteapan.
Si se recuerda, él era director general del Hospital Regional de Coatzacoalcos, pero un buen día apareció en una foto en la Ciudad de México con Rocío Nahle y el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares lo cesó de inmediato. El cuitlahuismo le hizo justicia y hoy está donde está. Que siga la música, médico, pero también la mejoría en todo el sector salud de Veracruz.