“El éxito es la más peligrosa de las drogas.” – Billy Graham.
No cabe duda que el presidente Andrés Manuel López Obrador es como pocos un extraordinario político, de esos que antes de soltar una de sus ya habituales reformas, analiza y prospecta los posibles escenarios.
La tan conocida y mencionada Reforma Eléctrica, la cual ha sido el tema de al menos las últimas dos semanas, comienza a tener un desenlace.
Para los ojos de los fanáticos seguidores de la 4T, la Reforma habrá de ser motivo de reproche a una oposición que le dio al mandatario nacional lo que tanto pedía y anhelaba, que era un respiro para de nueva cuenta catapultar su gobierno.
Con todas las estimaciones en contra, la reforma, que atenta contra todos los acuerdos y tratados internacionales suscritos por el Gobierno Mexicano, orillaron de consumarse a la inmediata liquidación por cláusulas de indemnización 15 veces el costo del malogrado proyecto del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México –que se construía en Texcoco-.
Recursos que, por ningún lado, tendría el gobierno federal para hacer frente a la afrenta regresionista en materia energética que colocaría a México bajo el modelo de generación de energías de la década de los 60’s del siglo pasado.
Queda claro que los proyectos energéticos del país, están basados en los libros de texto empleados en las Facultades de Ingeniería, Física y Química de mediados del siglo pasado, cuando se pensaba que la apuesta debía ser por las energías nucleares.
El 11 de marzo de 2011, uno de los peores terremotos de la historia desencadenó un tsunami en el Pacífico. La enorme ola también inunda la central nuclear japonesa de Fukushima. El sistema de refrigeración falla. En las horas y días siguientes se produce una fusión en tres de las seis unidades, el mayor y más grave accidente posible (GAU, en alemán). Desde la catástrofe de la central soviética de Chernóbil, en 1986, no se había producido un accidente nuclear de esta magnitud. La gran diferencia con Chernóbil: Japón es un país de alta tecnología con altos estándares de seguridad.
La física diplomada Ángela Merkel creía en el uso pacífico de la energía nuclear. Tras el accidente de la Planta Nuclear de Fulushima, para ser precisos, tres días después del accidente, Merkel anunció sucintamente y con humildad que, debido a la “inconcebible catástrofe” de Japón, “suspendería la reciente decisión de alargar la vida útil de las centrales nucleares alemanas”.
Sabía la decisión, ante un evento que confirmaba lo altamente peligroso del empleo de este tipo de energía.
Hoy en cambio, nuestro Gobierno Federal apuesta en abierto a la generación de más energía nuclear, al menos así lo reveló la titular del ramo, Rocío Nahle ante los participantes de la Expo Energía Veracruz 2021. https://ventanaver.mx/principal/va-4t-por-mas-energia-nuclear-y-por-ampliar-laguna-verde-rocio-nahle/
Quienes atónitos se cuestionan por qué no ir por emplear energías limpias como la eólica, solar, e inclusive la mareomotriz contando con dos amplios litorales nacionales para ello.
Pero la apuesta presidencial fue desde un principio, el conseguir el rechazo de la oposición para con ello, contar con el combustible necesario e incendiar con ese discurso separatista a la sociedad.
Ahora más que nunca el presidente acusará a la oposición de ser los responsables de no lograr la consumación de su propuesta, sabedor que él mismo no podría cumplirla, así como muchas otras promesas de campaña más.
Pero como siempre el ganador de esta nueva disputa nacional es el presidente López Obrador.
Al tiempo.
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