El accidente múltiple en la autopista que conecta a la Ciudad de México con Cuernavaca, ocurrido hace no mucho tiempo, deja al descubierto temas dignos de estudiarse más a fondo.
Si bien es cierto que la principal causa de los choques que costaron la vida de al menos seis personas fue la velocidad, no se descartan otros factores como haber consumido bebidas alcohólicas así haya sido el día anterior, deduciendo que esos intrépidos paseos terminan en fiesta; o la fata de pericia para conducir motocicletas de gran cilindraje.
En vídeos de aficionados se observa que las motos chocaron contra autos detenidos por consecuencia del primer accidente. A pesar que había la distancia suficiente para haber frenado a tiempo, no lo hicieron. Pareciera que su cerebro no se percató que los autos no estaban en movimiento, que estaban detenidos.
Aunque no se tiene la certeza que hubiesen consumido alcohol o enervantes, promotores del motociclismo comentaron en un programa de radio, que algunos amantes de la velocidad en dos llantas, consumen una sustancia llamada “afloja curvas” que les quita el miedo a tomar las curvas a muy altas velocidades sin medir los riesgos que eso representa.
Los amantes de la velocidad justifican que correr les evita acudir al psiquiatra porque los libera del estrés cotidiano. Lo que no dicen es que un accidente de esos lo que sí puede liberar es el alma del cuerpo.
Para hacer más atractiva la compra de una motocicleta, algunos comercios regalan el casco. Solo que esos no cumplen con las especificaciones requeridas. Otros motociclistas creen que el casco que al impacto se desprende de la cabeza del conductor y rueda por la carretera, pudo haber sido uno de esos.
Correr en motocicleta ya es una cultura. Las altas velocidades no tan solo se dan en las carreteras, en las ciudades hay altos niveles de motociclistas heridos o muertos, principalmente en el gremio de los repartidores de productos a domicilio. El problema tiene su origen cuando una marca de pizzas ofrece entregar sus productos en menos de treinta minutos; de lo contrario, el alimento es gratis. Esta nociva práctica fue copiada por todo tipo de repartidores. Ninguna autoridad ha querido resolver este asunto.
Si bien es cierto que los motociclistas están considerados como vulnerables, después de los ciclistas; conducir con temeridad y de manera zigzagueante, no tan fácilmente pueden ser detectados por los retrovisores de los autos. Los motociclistas tienen la costumbre de rebasar lo mismo por la izquierda que por la derecha. Esta práctica toma por sorpresa a los automovilistas por que se pierden con facilidad en los retrovisores del auto.
¿Qué hacer? Primero, operativos coordinados en las carreteras con la participación de las diferentes policías federales y estatales; luego, recomendar a los negocios que quiten la limitante de los tiempos de entrega de los productos que venden. Y otra más: que restaurantes u otros negocios que vendan alcohol, no le vendan a motociclistas, principalmente en las carreteras donde ha habido accidentes mortales.
Nadie niega que correr en moto es un placer, solo que letal si se conduce sin prudencia.