La firma de Indira en la carta del “facho” español

* Una mentira para evadir el escándalo  * A la joya del yunismo azul le gusta el cuento  * Se cuartea la carretera y Cuitláhuac encubre al constructor  * Transparentar deuda para no volver a los tiempos de Duarte: Pepe Yunes  * TEV valida el triunfo de Amado  * Gutierritos recluta escoria priista  * Cuando Miguel Ángel Luna elogiaba a Rosario Robles

MUSSIO CARDENAS ARELLANO

Publicada en mussiocardenas.com

22 de septiembre de 2021

De todas las mentiras a su alcance, Indira escogió la peor. Julen Rementería —aduce— los convocó y los engañó; les tendió una trampa. Ocultó al panismo en el Senado que habría de sentarlos con Santiago Abascal, líder del ultraderechista partido Vox, de España, y los haría firmar un panfleto anticomunista… hasta que el escándalo los destrozó.

Los corderos, según Indira Rosales San Román, fueron llevados al matadero. Los corderos sin mancha —y sin mente— fueron conducidos al altar de los sacrificios. Y Julen los inmoló.

Acudieron ciegos. Acudieron sordos. Acudieron tontos. No les dijo el coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado que sería anfitrión de Abascal y el torrente los arrastró.

Su voz llega tarde y con el tono del engaño. Lanza combustible intentando apagar una hoguera que prendió cuando Santiago Abascal pisó la sede del Senado, lo acuerpó la bancada del Partido Acción Nacional y un par de priistas, se hizo acompañar de un sacerdote católico, ataviado hasta con alzacuello, denotando que les importa una pura y celestial madre la esencia laica del poder, y le firmaron la famosilla Carta de Madrid.

“No fui; Julen me llevó”, debiera ser la expresión con que se retrata a sí misma la senadora veracruzana para expiar culpas. Algo así como “firmé pero no supe lo que firmé”.

Su argumento es una farsa. Habla y se exculpa a destiempo, cuando el nombre de Indira ha sido destrozado en columnas y análisis periodísticos, en redes sociales; cuando se habla, para mal, en los patíbulos políticos de la alumna más aventajada —o ventajosa— de los Yunes, tras el encuentro con el líder de la ultraderecha española, cabeza de Vox, el partido donde algunos de sus notables enaltecen al franquismo represor y criminal, o legislan para despojar a las mujeres de los derechos por los que pugnaron por décadas, o son clasistas, o fustigan la homosexualidad, o atribuyen los delitos sexuales en España a la migración, principalmente la que proviene de África.

Indira, la estrella femenina del yunismo azul, estuvo ahí y no se quejó. No siempre se le había visto tan cómoda, tan sonriente, tan plácida y relajada como cuando suscribió la Carta de Madrid, el pacto contra el comunismo —se le paró el reloj en los tiempos de la Guerra Fría—, siguiéndole el juego a Julen y a Abascal. Y fue siete días después que medio reaccionó usando una mentira.

Su coartada versa sobre que el senador jarocho los convocó y los llevó a ciegas. Y los corderos se dejaron conducir. Y luego los trepó al altar. Y los sacrificó. Y el escándalo los reventó.

Con algo de materia gris, un gramo de dignidad, dos gotas de suspicacia, Indira Rosales se pudo haber evadido, mandarlos al diablo. Pero no. Se quedó a protagonizar el show.

Se pudo levantar de la mesa, irse sin mayor explicación, o irse exhibiendo a Julen, denunciando que los metió en un laberinto del que no pueden salir. Pero no. Se quedó. Escuchó hablar a Santiago Abascal, el de Vox. Coincidió en los postulados de la Carta de Madrid y la firmó.

La pose de Indira Rosales en la foto oficial con el facho español lo dice todo. Primera fila y rostro alegre, nada que evidenciara incomodidad. La Indira Rosales que muestra la imagen difundida por el área de comunicación del grupo parlamentario panista, no es la de quien acude a la fuerza o es víctima del engaño, de la trampa.

Y luego, ya con el escandalazo encima, la perorata, el mea culpa, algo así como “yo no quería pero no supe decir no”. Los principios del Partido Acción Nacional, enfatiza Indira, nada tienen que ver con los de Vox. “Yo tengo muy claro — apunta— que siempre lucharé a favor de la democracia, a favor de las libertades y de los derechos humanos, lo he venido haciendo, mi trabajo y agenda legislativa lo respaldan”.

Y cierra:

“Repito, desafortunadamente no fuimos informados de con quiénes estaría teniéndose una reunión y creo que lo más importante es que seguiremos trabajando por la democracia de nuestro país”.

Ingenua, lo que se dice ingenua, Indira Rosales San Román no es. Cuentera, sí. Pero hay historias —y pretextos— que sirven de poco en la vorágine del poder.

Su firma aparece en un lugar destacado de la Carta de Madrid. Es la primera rúbrica en el margen superior derecho. Es la evidencia de que le firma una carta a los fachos y a los franquistas y a los racistas y a los sexistas si se la disfrazan de manifiesto por la democracia.

La miopía de Indira Rosales San Román es insultante. No coincide con el líder de Vox ni con Vox, pero se presta al juego de Abascal.

La Carta de Madrid es irrelevante en su contenido. Lo crucial es quién la ideó, quién la mueve y qué tendencia política tiene. Santiago Abascal es líder de Disenso, el organismo que la impulsa y Santiago Abascal es también cabeza del partido Vox, que representa el sentir de la ultraderecha y todo lo retrógada que implica.

Eso es lo que no calculó la senadora del clan Yunes al sentarse con un radical de derecha a suscribir una apología de la democracia.

Indira vio el lodo, caminó en el lodo, vio llegar el lodo al cuello y no supo salir. Y ahora cuenta que no fue por decisión propia sino que Julen la engañó.

Indira no es la figura femenina del PAN en el Senado. No es una Kenia López Rabadán, ni una Xóchitl Gálvez, ni una Lily Téllez, ni Josefina Vázquez Mota. Su voz no pesa; no se oye; no se siente. Hay quienes ni siquiera saben que Indira Rosales San Román existe.

Pero es la luminaria del yunismo azul, conduciéndola al Senado donde sólo ha pululado Fernando Yunes Márquez, alcalde saliente de Veracruz, al que la Fiscalía estatal, el Órgano de Fiscalización Superior y la Auditoría Superior de la Federación le guardan una persecución que ni con Javier Duarte se dio.

En tiempo récord, Indira Rosales alcanzó el estrellato político. Los Yunes la llevan, la conducen, le abren espacios, la extraen de un cargo de menor nivel en la alcaldía de Boca del Río y es proyectada hacia el gobierno de Veracruz.

Indira Rosales carga también sus pecados. Enfrenta denuncias penales armadas por el gobierno morenista de Cuitláhuac García por peculado en la Secretaría de Desarrollo Social, de la que fue titular, dineros que no cuadran, software pagado a precio millonario que no tuvo mayor utilidad y programas sociales usados con fines electorales.

Indira pasó por encima de otros fieles a los Migueles y a Fernando, aquellos que caminaron con el clan del Estero desde los tiempos de Fidel Herrera, desde aquel 2004 cuando se trenzaron con el priismo y acusaban que la campaña del PRI traía los dineros del crimen organizado. Sacudieron la maquinaria del PRI, la descarrilaron, le destrozaron alianzas en el norte de la entidad y sólo perdieron por el fraude priista, descomunal, en el sur.

Indira llegó 10 años después que todos y a todos los rebasó. Y ahora sus amos políticos la insertan en la contienda por la dirigencia estatal del PAN, buscando ser secretaria general, haciendo mancuerna con Tito Delfín, de otra corriente panista a la que los Yunes acusaban hará apenas un año de estar coludida con Morena y aliada a Cuitláhuac García Jiménez.

Ya sólo falta que en 2024 la proyecten a ser candidata del PAN al gobierno de Veracruz.

De ahí el deslinde de la senadora, el uso de una patraña para alejarse de Abascal y de Vox. ¿Qué tal un PAN en Veracruz que lleva como secretaria general o aspirante a gobernador Veracruz quele firma una carta ideológica al líder de la ultraderecha española, al facho mayor?

La mancha es indeleble. No se diluye. Queda ahí. Nada la extinguirá.

La firma de Indira en la carta del facho español con nada se podrá borrar.

Archivo muerto

Obras-basura, cuarteadas, de ínfima calidad y rasgos de corrupción, y el gobernador en plan encubridor. Hará seis meses, muy ufano, presumía Cuitláhuac García Jiménez la construcción de la carretera Alto Lucero–Cerritos de Díaz–Jacales–El Madroño, en el municipio de Alto Lucero, y a la primera lluvia torrencial se fractura, se quiebra y exhibe el nivel de mediocridad. Se jactaba el salsero gobernador que se usaba lo mejor, materiales de calidad y apego a la normatividad. Era, supuestamente, concreto hidráulico. Pero llegó el huracán Grace y las lluvias dejaron que la realidad hablara, y la realidad exhibió al gobernador. En ese “concreto hidráulico” brillan por su ausencia las varillas que forman el sostén de las placas de concreto. En ella se invirtieron 23 millones 587 mil pesos, IVA incluido, y se financió con recursos federales del Fondo para las Entidades Federativas y Municipios Productores de Hidrocarburos, gestionados por la diputada federal de Morena, Claudia Tello. La obra fue asignada, en mala hora, a la empresa Construcciones Pale Ríos, S.A. de C.V., la protagonista del bodrio. Y tras difundirse las imágenes de la carretera destrozada, Cuitláhuac sólo atina a decir que no se aplicará la fianza al constructor pues para ello hay recursos estatales. Cuitláhuac García debía aplicar la fianza de garantía por vicios ocultos y adicionalmente ordenar una investigación que determine quién supervisó la obra, quién validó los trabajos, quién verificó la calidad de los materiales. Pero hay un detalle: el contrato suscrito con Construcciones Pale Ríos no contempla fianza de vicios ocultos; sólo fianza de cumplimiento. Insólito pero real. ¿Hasta dónde es válido suscribir un contrato de obra sin obligar a la constructora a garantizar la calidad mediante una fianza? ¿Cuál es el compromiso con la empresa constructora? ¿Quién la recomendó?… Claro, como es, Pepe Yunes exige transparentar el destino de los 2 mil millones de pesos de la nueva deuda contraída por el gobierno de Veracruz. “Hay que estar muy atentos —alerta el diputado federal por Coatepec—. Si estos 2 mil millones se van a utilizar para cerrar el año administrativamente del 2021 y sean simple y llanamente para cubrir las presiones de gastos y la caída de ingresos, estaremos reproduciendo el escenario que se vivió en los últimos años de la administración del PRI en Veracruz y eso no lo puede tolerar el estado”. Advierte sobre posibles desvíos, usando la obra pública y los proyectos para obtener los recursos y luego aplicarlos en otros rubros. Y refiere que el gobierno continúa con una política de endeudamiento que ya coloca a Veracruz con compromisos por 49 mil millones de pesos, de los cuales los últimos 2 mil se contrataron con plazo de 21 años a pagar. Lo que Pepe Yunes describe es el riesgo de una reedición de la debacle financiera al estilo Javier Duarte. De ahí el llamado a transparentar los créditos y vigilar su aplicación… Mal y de malas Carlos Vasconcelos y la corte que lo acompaña. Confirma el Tribunal Electoral de Veracruz el resultado de la elección municipal, anula 18 casillas, recompone la votación y confirma que el alcalde será el morenista Amado Cruz Malpica. Morena pierde 2 mil 800 votos; la coalición PRI-PAN-PRD disminuye mil 500. Nada de ello afecta el resultado de la votación. Es información difundida por el periodista Gerardo Enríquez Aburto en su columna Miscelánea Política. Con esa resolución no se logra anular la elección. Vasconcelos sabía que lo único seguro era su derrota. Lo supo desde antes del 6 de junio cuando los sondeos advertían una debacle electoral. De ahí siguió el show que montó a las puertas del Consejo Municipal del Órgano Público Local Electoral (OPLE), que súbitamente retiró, minutos antes que le fuera entregada la constancia de mayoría a Amado Cruz Malpica, de Morena, que le asestó una felpa a razón de dos a uno. Y a partir de ahí, Vasconcelos se esfumó. Su equipo jurídico continúa con el alegato y seguro acudirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, salas regional y superior. A Vasconcelos se le sabe tranquilo y feliz, cultivando su añeja amistad con la secretaria de Energía Rocío Nahle García, cabeza de Morena en el sur de Veracruz. Hay quien perdiendo, gana… Sergio “Gutierritos” Luna anda norteado, reclutando cascajo viejo, escoria priista para lustrar la Cuarta Transformación. Se llevó, por ejemplo, a Miguel Ángel Luna Modesto y lo incrustó en la Coordinación de Comunicación Social de la Cámara de Diputados, haciendo arder Troya, atizando escaramuzas, agitando las aguas de la prensa nacional donde lo menos que se preguntan es “a ese pato qué pata lo parió”. Han de saber los que hurgan en la vida del protegido del presidente de la Cámara de Diputados, de sus nexos con la gran mafia sindical petrolera, operador de la familia Wade en Minatitlán, del cacique priista Jorge Wade González, mandamás de la Sección 10; de su esposa Reyna León Cheluja, y del hijo, Saul Wade León, artífice de mil trapacerías en el ayuntamiento presidido por Morena. Luna Modesto es asesor de un clan jefaturado aún por Carlos Romero Deschamps, el impune sátrapa del sindicato petrolero, la nueva Quina, que no se termina de ir. A ellos ha servido. Y a Marcelo Montiel, ex alcalde de Coatzacoalcos, a veces alemanista, fidelista, consumado duartista. Miguel Luna fue jefe de la Unidad de Desarrollo Social y Humano y luego director de programas sociales en la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social federal, a las órdenes de Marcelo Montiel, cuando se perpetraba el robo de recursos de adultos mayores, cuando se falseaba el pago de viáticos, cuando la estafa maestra de Rosario Robles estaba a todo nivel. Y Miguel Ángel Luna colmaba de elogios a Rosario Robles Berlanga, hoy en prisión. ¿Sabrá Andrés Manuel López Obrador con qué mafia pactó Sergio “Gutierritos” Luna, el diputado postizo de Minatitlán…

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