“La conducta es un espejo en que cada uno muestra su imagen.” – Johann Wolfgang von Goethe.
Tras los recientes cambios, nombramientos e invitaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, pareciera que una ola de ajustes y nerviosismo ha trastocado a la 4T.
En Veracruz esa serie de cambios, han tenido también una especie de acto reflejo.
El reciente nombramiento de la negada parentela en dependencias como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en la persona de la ex diputada federal, Dorenhy García Cayetano, son muestra de ese dejó que ha trastocado la paz y tranquilidad de los seguidores del Movimiento Transformador.
La designación directa del Ejecutivo de Christian Carrillo Ríos como el nuevo titular de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas (CEEAIV), pareciera formar parte de ese tremor, que le pone los nervios de punta a más de dos o tres altos funcionarios veracruzanos.
Es inminente que la guerra por la sucesión gubernamental está desatada, la medición de poderío está a su máxima expresión, y junto con ella, llegan los primeros arrimones de fuerza, esos que dejan claras marcas en el ambiente político.
La más clara y evidente de esas peleas se está dando en el frente del Congreso Local, en donde el intercambio de señalamientos develó, como un gobernador y un secretario de Gobierno, hacen vencidas para demostrar quién tiene la sartén por el mango.
Y es que las respuestas retadoras de la auditora general del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) Delia González Cobos al presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Juan Javier Gómez Cazarín confirman ese intento permanente del secretario de Gobierno, E. Patrocinio Cisneros Burgos por controlar áreas que no le competen.
A la señora auditora, se le olvidó que a quienes debe responder es a los diputados locales y no al secretario de Gobierno, que es a donde pasa revista de asistencia todos los días.
Olvidando con ello, que su tarea primordial es servir de instrumento de información para que las y los legisladores puedan conocer y analizar a fondo el destino de los recursos públicos en los entes fiscalizables, organismos autónomos y Ayuntamientos.
La respuesta de Gómez Cazarín responde a su calidad de responsable de los trabajos de un Poder Autónomo al Ejecutivo, advirtiendo que, si el Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) no hace las cosas bien, el Congreso del Estado deberá de señalarlo.
Su posición ante la evidente injerencia de este personaje en asuntos del Congreso del Estado, habla de ese comprender que, si los principios de la 4T eran alejarse de las mañas del pasado, habría que empezar haciendo lo que es correcto, cosa que a la auditora General parece que se le olvido.
Por lo pronto, el nerviosismo entre muchos de los integrantes del gabinete está ahí, a sabiendas de que aliarse equivocadamente, les podría costar a la larga, no solo la continuidad, sino la posible libertad.
Sextante.
En medio de esa sensación de movimiento y cambio, autoridades electorales jurisdiccionales estarían por dar un vuelco a la elección del quizá más importante municipio de Veracruz.
Los aliados de la secretaría de Energía, Rocío Nahle, aprestan armas para el asedio final.
¿Será?
Al tiempo.
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