Red de corrupción y de negocios de la magistrada presidenta del Poder

Isabel Inés Romero Cruz, presidenta del Tribunal Superior de Justicia pactó la venta de 55 plazas que entran en función el 1o de octubre, con motivo a la creación de los juzgados en materia laboral vendiendo a sus sobrinos, primos y amigos plazas de jueces y de secretarios de sala, mismas prácticas de corrupción que realiza también desde el interior de la Presidencia del Poder Judicial que tiene a cargo, a través de su secretario particular Tomás Antonio Francisco, quien nombró como juez del Juzgado para Adolecentes en Palma Sola a su hermano Antonio Francisco Enrique, aún sin contar con el examen de oposición y que además se encontraba adscrito a la Sala de responsabilidad juvenil existiendo conflicto de intereses.
Sin mencionar, que además Tomás coacciona a los jueces para resolver casos en los que la Presidenta tiene sus negocios, es por ello, que el día de ayer le solicitó la renuncia al secretario de Acuerdos del Consejo, dado que los jueces informaron al secretario de los negocios turbios de la presidenta, quien a parte de su corrupción y nepotismo por tener a su hijo Marlon Neria Romero en el Juzgado Cuarto en Martínez de la Torre y beneficiar a su amigo, Felipe Reyes Reyes, como su asesor privado con una compensación de $50 mil pesos, quien es confidente de su hijo Marlon.
Esta señora pretende continuar robando, pues se ha encargado de informar a los magistrados del Poder Judicial que el Gobernador le dará una dispensa de Ley a fin de permanecer en el cargo de Magistrada Presidenta, pues en abril del próximo año, cumplirá los 70 años, lo que implica su retiro forzoso como lo establece la ley, no conforme con su salario de $195 mil pesos al mes, pretende subirse el salario el siguiente año.
Sigue dando de qué hablar el Poder Judicial, una nueva traición de la Presidenta. Un año bastó para que Isabel Inés Romero Cruz convirtiera a ese recinto judicial garante constitucional, en un mercado placero, desde su llegada a la Presidencia, el Poder Judicial se ha caracterizado por estar envuelto en un sin número de chismes y polémicas. Lo triste y vergonzoso es que ahora es conocido por todos los litigantes y el personal que labora ahí, ser más fácil que su particular Tomás Antonio Francisco, el asesor Felipe Pérez Reyes y la Presidenta Isabel Inés Romero Cruz presten atención, tiempo, esfuerzo y recursos en la resolución de argüendes, dimes y diretes de todos los juzgados y oficinas del Poder Judicial, porque a ella solamente le interesa saber los chismes sobre la vida de las personas que trabajan ahí y basa sus decisiones en esas pláticas de lavadero y fotos personales de redes sociales y olvida los principios de imparcialidad y legalidad que deben regir en esa esfera jurisdiccional y aún peor hoy su principal característica que la define como persona y presidenta es la traición, porque es capaz de darle la espalda a las amistades que alguna vez tuvo cuando era juez y que hoy ante su ignorancia, soberbia y egocentrismo prefiere ver por debajo del hombro. De igual manera, sin titubear en algún momento apuñala por la espalda a aquellos que la apoyaron e impulsaron cuando ella no figuraba en el Poder Judicial, moviendo personal a diferentes distritos, retiro forzoso, corre a personas de forma denigrante, aun cuando estas fueran personas cercanas a quien confió en ella y que lograron ponerla donde está, pero que a la vez poco le durará, porque ese tipo de traiciones no se olvidan y cada vez se encuentra más sola y desvariada, pensando en como evadir la ley.

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