Los medios de comunicación y las redes sociales nos bombardean a diario casi las 24 horas con las noticias acerca del COVID-19 y las nuevas cepas o variantes de este “padecimiento” que se ha extendido por todo el mundo y que a la fecha, no nos ha quedado claro científicamente si se trata de un virus o una bacteria, sólo han sido especulaciones de laboratorio para tratar de combatirlo, pero nadie se libra de los mensajes por parte del Gobierno Federal animando a la gente a vacunarse para aminorar la sintomatología en caso de contraer coronavirus.
Con este propósito desfilan los nombres de las diferentes inmunizaciones, que le aplican a uno: Pfizer/BioNTech, AstraZéneca, Sinovac, Sputnik V, Moderna, CanSino, Janssen, Sinopharm, y Johnson & Johnson, entre las más sonadas, al menos en los noticieros mexicanos, pero no nos dan a escoger, todo depende de la voluntad y de cómo se organicen las autoridades federales para realizar esta estratégica faena.
Ante este terrible panorama pandémico, toda persona supondría que estas vacunas deberían estar al alcance de quien la necesite, o bien, solicite ser inmunizado; no obstante, para muchos interesados en diferentes partes del país se ha convertido en todo un desafío el conseguir que pueda recibir alguna de las inmunizaciones anti covid.
En México, en diferentes entidades, ya son sabidos los casos en que les ha sido negada la vacuna por no presentar su identificación oficial con el domicilio correspondiente al municipio donde pretenden vacunarse; o también, porque el personal de la campaña de inmunizaciones argumenta que en esos días no está vacunando rezagados o de determinado grupo de edad.
Otra de las versiones que ha dejado a varias personas sin que reciban alguna de las promovidas vacunas anti covid hasta la fecha, ya sea sin la primera o sin la segunda dosis, es que luego de haberse formado en una kilométrica fila de personas a bordo de automóviles a lo largo de cerca de cuatro horas continuas, ya no alcanzaron a ser inmunizadas, debido a que fue agotada la respectiva dotación que les enviaron. En este último caso, pudiera ser entendible porque todavía existe un considerable porcentaje de población en nuestro país que falta por vacunar, y no precisamente porque no quiera hacerlo. Según publicó Reuters en México se han aplicado hasta el momento más de 74 millones de dosis.
En una situación similar se encuentran quienes por haber contraído la enfermedad de COVID 19 coincidencialmente cuando les tocaba ser vacunados, se les fue su oportunidad y ahora deberán esperar a que se les entregue su alta médica que los autorice a ser inmunizados, y a que con suerte encuentren algún grupo de personal que aplica estas inmunizaciones que acceda a aplicárselas como rezagados, si es que están contemplados.
La postura del Gobierno mexicano es paradójica, pues difunde con intensas campañas publicitarias la importancia de vacunarse para que en caso de contagiarse de Covid 19 pudieran aminorarse los estragos y consecuencias a la salud, pero a su vez no facilita a toda la población el poder aplicarse alguna de las citadas inmunizaciones. No obstante, recién acaba de ser anunciado a nivel mundial que la vacuna Pfizer ya ha sido autorizada para futura comercialización, ¿será esta la pionera en abrir camino en nuestro país para que el resto de las vacunas también se pongan a la venta? Bueno, ese es tema para otra columna…