“En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tú mismo.” – Marco Tulio Cicerón.
La reciente noticia de que habría sido dictada una nueva orden de aprehensión contra Rogelio Franco Castán transparenta la intención de cobrar viejas rencillas por parte del actual grupo en el poder.
¿Pero quién quiere dejar dentro de prisión al político perredista y por qué? Son algunas de las interrogantes que hoy parecen quedar develadas.
Es evidente que los actuales funcionarios del Gobierno de Veracruz, carecen del conocimiento y las habilidades para poder desarrollar muchas de las funciones referentes al encargo.
¿Entonces quién les dice cómo y qué hacer?
La respuesta es simple, bastaría con cuestionarnos, cómo fue posible asirse del control estatal cuando a su llegada no veían la suya.
Desde el momento en que tomaron legisladores veracruzanos por asalto las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE), tras haber desarrollado un albazo legislativo para imponer como titular de la FGE a Verónica Hernández Giandáns, alguien comenzó a explicarles cómo se hacían las planas de palitos y bolitas.
Al menos el actual titular de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín le entendió a la perfección al método a ejecutar.
Paso por paso, cada acción concertada y medida comenzó a dar resultados, los mecanismos de contención para tomar el control del Gobierno y con ello, acabar de una vez y para siempre, con la aparente oposición representada por un número reducido de legisladores panistas y perredistas, dio los frutos esperados.
Nadie puso atención donde se encontraban todos los ex colaboradores del recluido Javier Duarte, quienes uno a uno, horas después de la toma de posesión del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, fueron abandonando la prisión.
Aquí no vamos a señalar si fueron o no responsables de los delitos que se les imputan, si fueron o no presas de represión política o de acciones concertadas, lo cierto es que el desfalco al erario estatal era y fue evidente.
A la postre, la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF) dio cuenta de ello, y si no, basta con verificar las notas periodísticas de su ex titular, Juan Manuel del Portal, quien en su momento acusó de “ladrón” al propio Duarte y compinches.
Ahora, con el paso de los meses, la actual administración ejecuta órdenes de aprehensión en contra de funcionarios del anterior régimen, en ese afán de cobrar venganza a favor de los Duartistas. ¿Porque a quién ha beneficiado dicha acción?
Y sí, porqué no, el malestar beligerante ejecutado en cada una de las acciones exhibe dos cosas, una la incapacidad que en su momento mostraron para poder controlar el estado, y dos, la evidente tripulada que los ex funcionarios Duartista han venido dando para saber, cómo y cuándo apretar las tuercas del Yunismo.
La nueva carpeta en contra de Rogelio Franco, permitió confirmar que a pesar de los dimes y diretes comunes en momentos como los que hoy enfrenta el preso político, los miembros de su partido y de otros partidos políticos vuelven nuevamente a expresar su repudio a la medida ejecutada sin ningún escrúpulo, y vuelven a cerrar filas.
El sainete que con una semana preparó el Gobierno Estatal filtrando la presunta inminente salida de Franco Castán, evidenció el preludio de una nueva tormenta, misma que ahora es desatada con tal furia, que le inventan delitos cual si el personaje fuera un delincuente de alto riesgo.
La realidad es que esta acción deberá servirle a Franco Castán y su equipo para realmente valorar sus fuerzas y alianzas, dejando de lado versiones sin fundamento que pudieran estarle orillando a tomar medidas que a la larga repercutirán en su posible carrera política.
Hombre de equilibrios y de una sapiencia nata, deberá releer todos y cada uno de sus pasos y movimientos, porque en esta partida de ajedrez, los que están en el poder llevan ventaja, lastimosamente y le quieren ganar la batalla.
Al tiempo.
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