“Cuando todo va mal, no debe ser tan malo probar lo peor.” – Francis Herbert Bradley.
El pasado proceso electoral del 6 de junio dejó para los analistas amplio material para el estudio, los resultados por demás sorprendentes alcanzados por Morena, evidencian dos realidades, una que se ve en el ideario colectivo –lo deseable- y la otra realidad, la que ven y viven los ciudadanos, esta última, fue la que se hizo inminente y golpeó con todo a los partidos de oposición.
La necesidad permanente de seguir contando con recursos económicos por cierto cada vez más escasos para la población, resultado de la pandemia sanitaria y de una agravada crisis económica, habría sido el catalizador de la victoria aplastante de Morena.
Pero pasando al lado de la oposición, las realidades también son sumamente graves y de revisión inmediata, pues de mantenerse la tendencia, muchas de ellas habrán de tener una fecha perentoria en el próximo proceso electoral.
La que quizá se puede calificar como la más aguerrida y combativa de las fuerzas políticas de oposición recayó en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), la que, de la mano de su dirigente Sergio Cadena Martínez, tuvieron digamos lo menos un decoroso desempeño.
Y es que, si se compara con los resultados obtenidos por Acción Nacional, el Sol Azteca salió empatado con la que aparentaba ser la segunda fuerza política estatal, 17 ayuntamientos en donde su alcaldesa o alcalde será emanado de este instituto político, habla del esfuerzo a contracorriente que se debió emprender.
La amenaza latente, so pena de ser víctima de la peor violencia política registrada en tiempos modernos en Veracruz, sumado a la persecución judicial, e inclusive a la intervención directa del crimen organizado, fueron algunos de los elementos contra los que el PRD debió palear.
La detención de candidatos y líderes de peso como Rogelio Franco Castán, a quien evidentemente sacaron del escenario político para restarle fuerza a esa oposición que sabía cómo poderlos vencer fue parte de todo un plan preconcebido con el objeto de eliminar del escenario nacional a este instituto político.
Aun cuando todos los esfuerzos gubernamentales se centraron en acabar a toda costa con el contrincante, el gesto de estulticia denunciado hasta en el mismo Palacio Nacional o en el de Cobián en Bucareli para evidenciar la sin pulcritud con la que el responsable de la Política Interior del Estado operó, fue una manera de mostrar el poder que el ser gobierno representa.
El mensaje era claro o cooperan o simplemente sentirán todo el poderío del aparato estatal a nuestro alcance, y así la retahíla de eventos en contra de la oposición se convirtió en un rosario, del que lamentablemente el saldo no fue nada favorable.
El pasado 6 de junio el Heraldo de México habría publicado precisamente la confirmación de esta serie de eventos que convirtieron y posicionaron a la entidad como la más violenta políticamente hablando. https://heraldodemexico.com.mx/nacional/2021/6/6/veracruz-el-foco-de-la-violencia-politica-en-elecciones-2021-303620.html
El impreso de circulación nacional confirmó que Veracruz es el epicentro de la violencia política en el actual proceso electoral, de acuerdo con la consultora de riesgos Etellekt, que registró un aumento de 17.5 por ciento de las agresiones a políticos a nivel nacional, respecto a 2017-2018.
Tras la publicación y difusión del sexto informe de Etellekt, mismo que indicó que del 7 de septiembre hasta este domingo 6 de junio, se habrían registrado 910 agresiones contra políticos y candidatos, con un saldo de 860 víctimas de diversos delitos como amenazas, homicidios dolosos, infracciones contra la dignidad, ataques contra colaboradores y daño a la propiedad, entre otros.
Esta cifra representa un incremento de 17.5 por ciento, respecto a las 774 agresiones registradas durante todo el proceso electoral de 2017-2018.
Veracruz es la entidad que lidera en agresiones a políticos contabilizadas desde el 7 de septiembre de 2020. Según Etellekt, 132 agresiones se dieron contra políticos veracruzanos, seguido de 78 casos de Oaxaca; 76 de Puebla; 69 del Estado de México; 53 de Guerrero y 47, de San Luis Potosí.
En medio de este funesto escenario, el PRD habrá de comenzar a valorar su futuro, imprescindible será realizar este ejercicio de contrición a modo de poder valorar los errores cometidos, evaluar lealtades y por qué no replantearse la imperiosa necesidad de refundarse, de ser el caso.
La encrucijada del PRD obligará a verdaderamente replantearse el escenario de renovarse o morir como fuerza política, Veracruz como entidad promotora del diálogo, el acuerdo y el buen ejercicio de la política lo agradecerán.
Al tiempo.
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