Zenyazen Escobar recibe doctorado de la Academia Mundial de la Educación, institución “patito” que vende títulos; estafas, fraudes y malversación de fondos
La primera búsqueda en Google de la mentada Academia Mundial de la Educación nos arroja el siguiente título: “Honorable Academia Mundial de Educación pide miles de dólares por diplomas sin valor. Implicado tiene antecedentes penales por falsificación de documentos”. La agencia de noticias EFE señala que alrededor de esta industria se mueve el fraude y la malversación de fondos. Por ejemplo, Juan Ramírez Silva, Juan Varona Echeandía y Yanaira Vázquez Cruz, exrectores del sistema de la Universidad de Puerto Rico, utilizaron a esta academia “patito” para malversar fondos. En 2016 el secretario de Justicia de Puerto Rico acusó a estos tres académicos de utilizar algunas instituciones del tipo de la Academia Mundial de la Educación para malversar fondos. César Miranda detalló que CRECE-21 no fue el único programa en el que se utilizaron fondos de forma fraudulenta: “Lo mismo ocurrió con los programas de Desarrollo Profesional para Maestros del K-3, Desarrollo Profesional para Maestros de Escuela Superior, Innovación en la Enseñanza de la Lengua Materna y la Cumbre Iberoamericana de la Honorable Academia Mundial de la Educación”. En 2014 el Diario Cambio de Puebla señalaba que la Honorable Academia Mundial de Educación, junto con el Ilustre Consejo Internacional de Excelencia en Educación que otorgaba el título de “Ilustrísimo Caballero de la Educación” al entonces gobernador Moreno Valle, “son dos instituciones con origen en Perú ligadas al fraude en la entrega de títulos y reconocimientos académicos en ese país”. Pues esta es la institución “patito” a la que el secretario de Educación, Zenyazen Escobar, con recursos de los veracruzanos, le compró un título espurio para alimentar su devaluado ego.
López Obrador, el trato a los infieles. Irma Eréndira se va a su exilio en la academia; AMLO no le ofreció ni ser intendente en Palacio
Queda claro que el presidente López Obrador estaba disgustado con Irma Eréndira Sandoval, quien junto con su esposo John Ackerman, tuvieron mucho que ver con que Félix Salgado Macedonio no fuera gobernador de Guerrero. Ya hacía meses que la secretaria de la Función Pública, la liosa de Eréndira Sandoval estaba en la congeladora; ya no se le permitía ni pelearse con Denise Dresser. La mañana de este lunes, un frío e indolente López Obrador corría como a las chachas a la infiel. López Obrador estaba al tanto de las maniobras de su secretaria de la Función Pública, quien le jugó chueco a la 4T tratando de que su hermano, Pablo Amilcar Sandoval fuera el candidato a la gubernatura de Guerrero en lugar de Félix Salgado Macedonio; al final ninguno lo fue. López Obrador escogió muy las palabras de despedida a la infiel y bienvenida al nuevo fiel: “Estamos entrando a una etapa nueva… vamos a profundizar más en el combate a la corrupción y en hacer un gobierno austero, sin lujos, con el criterio de que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. Por lo regular, cuando el funcionario relevado está en el ánimo del gobernante, lo coloca en otro puesto, o quizá alguna embajada; pero a la infiel nada, ni un puesto de intendente en Palacio. Irma Eréndira Sandoval, ante su fallido intento de ser funcionaria pública, se regresa a dar clases a la UNAM, institución de la que nunca debió salir.
El influyentismo no terminó con la 4T; López Obrador lo fomenta y lo excusa. Calderón Alipi, de guarura a encargado de medicamentos del INSABI
Uno a veces se pregunta como es que el presidente de México sigue con la misma cantaleta de que su gobierno no es como los anteriores. “Nosotros no somos como los otros gobiernos”, repite constantemente en las mañaneras, “no somos corruptos”, repite hasta el cansancio, quizá porque él mismo no se lo cree. Por ejemplo, personal de ayudantía, que no son otra cosa que custodios, guaruras y asistentes, han sido colocados en puestos de relevancia, para los que se requiere no sólo de estudios, sino de experiencia. Uno de esos casos es el de Alejandro Antonio Calderón Alipi, quien pasó de ser guarura del presidente a titular de la Unidad de Coordinación de Abastecimiento de Medicamentos y Equipamiento Médico en el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), con un sueldo de 105 mil 353 pesos mensuales. Un sueldo tan alto que le permitió al señor adquirir un departamento de 7 millones 500 mil pesos; vaya departamento. Pero no es el único caso. El periódico El Universal ha revelado que son varios los miembros del personal de ayudantía que ocupan y ocuparán puestos de relevancia en dependencias como PEMEX. En esta paraestatal, por ejemplo, Arlette Silva Magaña, quien le espantaba los manifestantes a la camioneta del presidente como si fueran moscas, ya anda aprobando contratos en PEMEX. Si eso no es influyentismo, entonces de qué estamos hablando. La excusa del presidente sobre estos casos de influyentismo es breve: “Son jóvenes preparados, honestos”.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra