Con la finalidad de que usted, querid@ lectora, lector, no sufra ni se agobie pensando cada noche a quién le dará su voto para gobernador, para diputado federal, estatal, presidente municipal o candidatos de las juntas municipales, aquí le ofrezco una guía rápida, sencilla y absolutamente interesada para que resuelva de forma sencilla ese dilema.
Haga de cuenta que es como una guía para principiantes (recordando al siempre llorado Rius) que han vivido mucho.
1.- El primer punto es muy sencillo. Debe usted dejar de lado todas las opiniones, memes, afirmaciones de “grandes personajes” o “intelectuales”, así como consejos que le dio su compadre ebrio a las tres de mañana después de una boda o cualquier jolgorio que se realizó ignorando la pandemia (ya ve que con varios saltapatrás o sin ellos, este país está lleno de expertos en política). Este punto es difícil, pero se puede lograr. Un poco de meditación para alejar todos esos consejos y vociferaciones contradictorias será de mucha utilidad.
2.- Para el siguiente paso necesita un ingrediente que tiene en casa. La pandemia. En este tema debe hacer un ejercicio para recordar que es de nivel mundial, no sólo mexicana, y que antes de la pandemia ya existía una enorme desigualdad entre los países. También existía desigualdad entre las personas: unas tenían mucho, mucho dinero, otras tenían para vivir con holgura, unas más tenían para irla pasando, había quienes sólo tenían para sobrevivir y malcomer, y otras no tenían nada y se veían obligadas a mendigar para obtener su sustento. Es decir, la desigualdad no se inventó hace tres años. Bueno, la pandemia vino a empeorar la situación de los que menos tenían, es cierto, muchos quedaron sin empleo, pero no hubo muchedumbres clamando por una bolsa de arroz o de frijoles porque no tenían para comer. Por más que se diga que tenemos un gobierno populista, el apoyo a los adultos mayores, los créditos a los pequeños comerciantes, las becas a jóvenes y otros apoyos similares aliviaron en parte las consecuencias del confinamiento para evitar una propagación mayor del virus.
3.- Su salud y la de su familia. Revise el caso de usted, de su familia, de sus parientes cercanos y lejanos, los amigos, los vecinos, los compañeros de trabajo y seguramente tendrá alguna pérdida, no en vano tenemos 224 mil muertes por Covid. Muchos, sí, pero también debe recordar que hemos tenido hasta ahora dos millones 410 mil casos y se recuperaron un millón 932 mil personas. Algunas porque tuvieron una enfermedad leve, pero muchas requirieron hospitalización y nuestro sistema de salud, víctima de la corrupción, como muchos otros ámbitos, no estaba preparado para un alud de enfermos de esta magnitud. Sepa que se construyeron en tiempo récord, habilitaron o se convirtieron130 espacios de atención que finalmente son hospitales y se les tuvo que dotar de un equipo no fabricado en México, así como de materiales que tampoco tenía el país en existencia. Se adquirieron, no sin problemas iniciales, pero también conviene recordar que el mercado, despiadado como es —quizá usted lo vivió— encareció los productos preventivos. Aquí no aplicaba el dicho que le escuché a un médico del IMSS “el Seguro es lento pero es seguro”. Se necesitaron acciones rápidas y el personal de salud realmente se puso en la primera línea de batalla para enfrentar al terrible enemigo que es este virus. De acuerdo con mediciones mundiales, México tiene una incidencia de casos baja (ver los reportes y análisis que realiza el diario El País). Aquí debe recordar que iba a hacer a un lado lo que algunos vociferan y si todavía le quedan dudas, acuda a fuentes confiables, no a Twitter ni al muro de Facebook de su primo, cuyo nivel de investigación seguramente fue compartir el meme chistoso y acusador.
4.- También debe ver sin prejuicios a su alrededor para observar que la participación ciudadana fue de mediana a baja. Entre los que no “creían” en el virus, como si fuera un santo de religión ajena y los que simplemente no respetaban las medidas de seguridad (por Semana Santa o porque había que festejar a la novia el 14 de febrero o a la santa progenitora) pues los casos se incrementaron. Las medidas rígidas hubiera tenido efectos políticos contraproducentes, como el caso de Giovanni, el joven asesinado en Jalisco por no portar cubrebocas.
5.- La pandemia, sin duda, produjo como afirmó el diario El País, “un año roto”, pero debe ser sincero y ver que nuestro país no está cayéndose a pedazos, hay una economía que hace grandes esfuerzos por recuperarse, lo cual reconocen algunos empresarios. Existe inversión extranjera, la captación de inversión extranjera directa del primer semestre de 2021 fue de 11864 millones de dólares, cifra récord en un periodo similar (es decir en el primer trimestre de un año) desde 1999, según nota del diario El Financiero del 21 de mayo de este año. No estamos en jauja, casi ningún país lo está, pero para ser país “emergente”, designación parecida a la de un ricachón se refiere a sus parientes que no son tan ricos como “amoladones” pero que ahí van saliendo. Lógicamente superarán más rápido los problemas los ricos que los pobres, como ha pasado siempre en la historia.
6.- Por más que sus comentaristas favoritos digan, griten y vociferen que estamos viviendo una dictadura, mándelos no a donde usted, adelantándose en forma mal pensada cree, sino con un perseguido de la dictadura chilena que haya sobrevivido, con algún familiar de los exiliados españoles que tuvieron refugio en México durante la guerra civil y el franquismo, o vea los palazos y latigazos que se llevaron muchos hindúes por andar en las calles o los bomberos que pueden pasar hasta 20 años de cárcel por comparar a Nicolás Maduro con un burro y no en desagravio del burro. Todo lo que pulula en las redes en contra del actual gobierno es la prueba manifiesta de que no existe tal dictadura. Recuerde que debe olvidar lo que se dice en las redes y sólo acudir a información confiable si tiene dudas.
- Vea las mañaneras y si tiene dudas acerca de cómo va el país, busque información. No se deje llevar por los dichos, el hablar pausado del presidente. Tiene todo el derecho, como cualquier ciudadano a no estar de acuerdo con él. No le va a pasar nada si lo dice. Si no le gusta que salga a pelearse con sus contrincantes, está en su derecho. Ahora, también vaya a ver lo que dicen esos contrincantes.
8.- No haga caso de los “intelectuales”. Recuerde que el doctorado no quita lo tarado, pero ayuda a elaborar discursos mejor armados para defender los privilegios perdidos. Y si están del lado de los que tienen poder económico, comprenderá que su discurso se difundirá ampliamente. En caso de no ver esta guía comentada por Danielle Dithurbide, Denise Maerker, Brozo, Carlos Loret de Mola o ya de perdida por el capitán Archi, podrá saber de inmediato en qué lado del río está quien esto escribe. Si usted forma parte de los que perdió privilegios y está enojado, pues sólo podrá enojarse más con esta guía ciudadana.
9.- Haga un ejercicio de memoria para traer al presente las cosas que se nos olvidan obnubilados por la propaganda: la matanza de 1968, la represión a médicos, a ferrocarrileros, el “roba pero salpica”, el agua en lugar de medicamentos para el cáncer que administró a niños el priista Javier Duarte, los privilegios de los hijos de Martha Sahagún y el lanal que obtuvo con su Fundación Vamos México pidiendo los centavitos de millones de compradores de supermercados y amigos poderosos que proporcionaban jugosas aportaciones, la impunidad de los responsables de la muerte de 49 niños en la guardería ABC en Sonora porque eran parientes de Margarita Zavala, el Fobaproa, las innumerables devaluaciones, los mexdólares, la estatización de la banca y luego su venta en operaciones poco transparentes, las elecciones con candidato único en tiempos del PRI, el asesinato de don Manuel Buendía, la casita blanca de Peña Nieto y muchos etcéteras. Deténgase cuando comience a sentir gastritis.
9.- No crea que vivirá en el paraíso, sólo se trata de que usted cuente como ciudadano y que este país no regrese al estado de estulticia y corrupción grado IV que se tenía antes, pero sea realista y no escuche a quien dice ¿ahora no hay corrupción?, sólo recuerde que ya don Miguel Hidalgo y Costilla intentaba acabar con esta grave enfermedad social, así que enquistada está, pero había que quitar algunos abscesos grandes purulentos y malolientes.
10.- Ahora viene la parte más sencilla de la guía: vote por la decencia, por la posibilidad de que en este país no se multipliquen casos como los del punto ocho y nueve. Sencillo ¿no cree?
@pramirezmorales