Un hecho significativo, verdaderamente trascendente, marca ya el proceso electoral local en Veracruz, porque ejemplifica lo que debe ser la conducta ciudadana en una democracia que se precie de serlo: el disentimiento personal, en forma abierta y pública, y la crítica de frente, para reprobar lo que se cree que el amigo, que la amiga, están haciendo mal.
Mauricio Cuevas Gayosso, empresario, promotor y animador cultural, ciudadano xalapeño conocido y reconocido, impulsor de las mejores causas de Xalapa, requirió de solo 3 minutos y 40 segundos para censurar un hecho político-electoral y hacerles una recriminación a sus amigos Ricardo Ahued, Carlos Abreu e Idheanna Gómez por haberse prestado como candidatos de Morena a un cargo de elección popular y avalado una práctica política propia del PRI más rancio, que antes hubieran censurado.
Dijo que los respeta, que los admira e incluso que los aprecia. En lo personal no me cabe duda que sí. Y, creo, porque los aprecia en serio, les dijo la verdad en lugar de portarse lisonjero con ellos para intentar ganarse un favor futuro. Mauricio nos mostró, además, cómo se pueden decir las cosas, por más reprobables que sean, sin gritos, sin necesidad de caer en la diatriba.
Porque me parece singular lo expresado, lo transcribo textual, íntegro, como un testimonio de lo poco rescatable, por novedoso, que nos dejará el proceso electoral, pero también para su lectura y reflexión; un mensaje que, además, refleja bastante bien lo que muchos otros piensan pero que no se atreven decirlo o no saben cómo hacerlo tan bien como lo hizo y dijo Cuevas Gayosso. Va:
“En esta ocasión les quiero hablar como un ciudadano.
Esta mañana (el domingo pasado) viví algo que quiero compartir y este mensaje va dirigido a dos amigos y a una gran amiga, a tres personas a las que aprecio, a las que respeto y a las que admiro inmensamente. Uno de ellos eres tú Ricardo Ahued, eres tú querido Carlos Abreu, mi querida Idheanna Gómez. En estos actos de campaña en donde hay que acercarse con los ciudadanos, hay que acercarse a escucharlos y a ver cuáles son las necesidades y cuáles son las soluciones para poder sacar adelante a nuestro país, a nuestro Estado y en especial a nuestra querida ciudad.
Pero por qué estoy tan triste, y de verdad lo digo desde el fondo de mi corazón. El acarreo inmenso que hoy tuvieron de miles de burócratas, de personas de trabajo, de lucha, fue impresionante. Antes de hacer este video lo corroboré con amigos de las diferentes secretarías: de Salud, de la Secretaría de Educación, sobre todo, de la Secretaría de Seguridad Pública, de varias secretarías, y todos fueron convocados desde la semana pasada a participar este día.
Fui testigo presencial del pase de lista en diferentes lugares de la ciudad en donde los iban agrupando, en donde los obligaron a ir, pero, igual, amigos xalapeños, no los obligan a votar por un sistema. Ricardo, Carlos e Idheanna son tres grandes hombres que no tienen necesidad de esto. No me explico hasta hoy por qué, sobre todo tú mi querido Ricardo, estás en esta contienda. Tus razones tendrás y serán respetables, sin embargo, me parece un exceso, un exceso impresionante lo que este día hicieron. No quedaron bien, se los puedo asegurar y se los digo como amigo y aunque molesta y aunque duela.
Caminé por todas las calles, tengo los testigos de los videos. Hay mucha gente que decía: al viejo estilo, de los partidos de antes, a las viejas usanzas, en el acarreo más vil que puede haber. Ricardo, Idheanna, y Carlos, no necesitan de esto. Sé que son grandes personas. Les invito, como ciudadano, a que hagan su mejor lucha, a que ganen, a que triunfen en las casillas, pero no con este sistema. Son hombres de bien, son personas buenas. De verdad, los invito a la reflexión.
Por siempre tendrán esta mano amiga, esta mano que hemos estrechado muchas veces y ustedes saben bien de mis aprecios y mis reconocimientos por ustedes No permitan esto, no caigan en las redes de esta porquería. Les dejo un abrazo a todos”.
Pero lo permitieron. Sus razones tendrán.
En este espacio hay constancia de que en múltiples ocasiones he ponderado, y bastante bien, según mi juicio, la persona del senador con licencia Ahued, su crítica y autocrítica con su entonces partido el PRI, su congruencia personal entre lo que decía y lo que hacía, su abierto disentimiento, su rebeldía, su oposición con los gobernantes priistas por no estar de acuerdo con muchas consignas, con prácticas, con vicios que, según dijo en un momento de su vida, fueron los que lo orillaron a dejar al partido que lo llevó al poder por primera vez y luego sumarse a otras siglas y colores. Respetable su decisión.
Coincido con Mauricio: él (a los otros dos prácticamente no los conozco) no tiene necesidad de aceptar prácticas reprobables, como la amenaza a burócratas de diversos niveles para obligarlos a que hagan campaña a favor del partido en el poder y sus candidatos, su partido ahora, porque tiene valor propio. La verdad, estoy extrañado porque ya no hubo ni hay crítica ni autocrítica. Le hubiera asegurado votos, estoy seguro, si lo hubiera hecho, porque todos los descontentos porque los amenazaron con despedirlos de su trabajo si no participaban hubieran encontrado una voz que recogía su malestar. Pero, ¡ay!, parece que ya cambió.
En columnas anteriores expresé mi deseo de que no tuviera lugar la guerra sucia que siempre se presenta en las contiendas electorales. Hasta ahora, por fortuna, no ha ocurrido. Pero, ¡sorprendente, gratamente sorprendente!, irrumpió, en cambio, una voz ciudadana digna de ser imitada, valiente, además, porque en este país en donde todos tienen temor a decir que no, o la verdad, Mauricio Cuevas Gayosso se atrevió a hacerlo.
El acarreo es masivo
Un día antes, el sábado 8, antes de las siete de la mañana una amiga se comunicó conmigo. Me dijo que estaba molesta porque a familiares suyos los habían amenazado para que salieran a hacer campaña a favor de los candidatos de Morena o de lo contrario les quitarían su trabajo.
“Si tiene tiempo dese una vuelta por las instalaciones del DIF-Estatal, ahí están concentrando al personal de las dependencias de la Secretaría de Gobierno”, me dijo. Sí. De ahí los sacaron hacia diversos municipios. Pero me comentó que toda la semana los habían puesto a hacer propaganda de Morena. Luego me comentó que sus familiares, a su regreso, le platicaron que a donde habían llegado había una total desorganización y que los candidatos y candidatas no sabían ni qué hacer. Me agregó que les advirtieron que los próximos tres fines de semana tendrán que seguir haciendo campaña para su partido. “Sabe, en mi familia todos vamos a ir a votar contra Morena”, me expresó muy molesta.
La coacción con los trabajadores no refleja más que dos cosas; que en el gobierno se autoengañan, porque saben bien que la mayoría que va a sus actos lo hace obligada bajo amenazas, y que tienen perdida la elección y por eso recurren a medidas extremas y desesperadas.
Coincido otra vez con Mauricio: el acarreo que están haciendo les va a resultar contraproducente.