“Grave es el peso de la propia conciencia.” – Marco Tulio Cicerón.
Este fin de semana un hecho que tuvo eco en al menos 45 municipios veracruzanos, evidenció que la sociedad no olvida el acto cobarde y deleznable con el que el actual Gobierno Estatal pretendió justificar la detención del ex secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán el pasado 13 marzo.
Aludiendo problemas de orden familiar, mismos que conociendo al personaje y los antecedentes se caen como hojas de los árboles en el otoño, debieron inventar el delito que hoy por hoy es la moda en Veracruz, “ultrajes a la autoridad” para poderlo poner tras las rejas y con ello, intentar acallar la voz más crítica al actual gobierno.
Desde el norte del estado, hasta el sur de Veracruz, la militancia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y la sociedad civil organizada, han salido a reclamar la inmediata liberación del político tuxpeño.
Sus dos hijas mayores de edad Vivina y Luisa, valientes y orgullosas de su padre, encabezaron la marcha desde Poza Rica, junto a cientos de mujeres y hombres que alzan la voz y reclaman se resuelva la injusticia.
Plazas como Xalapa, Veracruz, Poza Rica, Coatzacoalcos, Papantla, San Rafael, entre 45 más escenario del reclamo.
Como era de esperarse, algunas de esas manifestaciones fueron obstaculizadas e inclusive con ese dejó de amenaza que representa que elementos de la Fuerza Civil en Tuxpan, siguiera al convoy y tomará fotografías de los asistentes.
¿Con que objeto? ¿Cuál es la justificación? ¿se debe o no calificar como amago o intento de acallar a quienes pacíficamente se expresan o manifiestan?
Los cuestionamientos son muchos, lo verdaderamente importante en señalar es el esfuerzo emprendido por el Gobierno Estatal para silenciar esa verdad, acallando medios y empresas periodísticas bajo amenaza de dejarlos fuera de convenios y publicidad oficial.
Así, intentando dejar el tema en la esfera de lo simplemente local, y deslizando el asunto de la detención a un asunto de violencia de género –el estado represor-, oculta la verdadera causa que mantiene al personaje tras las rejas, un “ultraje a la autoridad” montado.
Así el factor Franco, comienza a convertirse en una piedra que crecerá en el zapato de quienes hoy mandatan la entidad, que por más que cambien el calzado se les volverá atravesar, pues el asunto retrata de cuerpo entero, el carisma represor de quien orquesto esta burda y vulgar manera de eliminar al opositor.
Pero la sociedad sumamente consciente, observa y registra el hecho, y por más campañas desesperadas por intentar vender que el gobierno en todos sus niveles responde a las necesidades de su pueblo, lo mide y lo anota.
El uso electoral de la pandemia, con la llegada de las vacunas para adultos mayores es la confirmación de esa política clientelar, que hoy rebasa las 200 mil personas fallecidas; mujeres y hombres que no debieron morir, si realmente se hubiera actuado a tiempo.
Pero, así como la pandemia será el primer factor que habrá de marcar el camino de la derrota, el factor Franco lo habrá de ser también, pues criminalizar a cualquier persona por el simple hecho de pensar distinto es en sí mismo un acto abominable y criminal.
Quizá por eso hasta el mismo ex gobernador Javier “N” se manifestó a horas de su detención mediante un tuit que mostró el nivel de personaje al espetar una frase haciendo mención a los productos de gallina, que no tuvo el en su momento para admitir lo criminal que fue su gobierno, hoy superado en cuanto al tema de la represión por quien ostenta el encargo.
Lo cierto es que la mecha ha quedado encendida, Rogelio Franco es un preso político le guste o no admitirlo al actual gobierno, y por más que surjan infamias en su contra la realidad duele y les pesa.
Al tiempo.
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