“La desgracia no quebranta al hombre valiente.” – Lucio Anneo Séneca.
Es evidente que, en Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez tiene dos operadores en los que ha depositado su entera confianza para la consolidación de su proyecto de gobierno y de la mano intentar concatenarlo a la Cuarta Transformación del presidente López.
Por un lado, su aun titular de la Secretaría de Gobierno, quien ha cometido casi todos los hierros en los que su Gobierno ha caído y por el que su administración simplemente no brilla, pero ni puliendo con brazo.
El más reciente, el rotundo no que le dieron los partidos de oposición PAN-PRI-PRD a la negativa de firmar un pacto denominado “Acuerdo Veracruz por la Democracia 2021”, en el que el objetivo primordial debió ser precisamente que la oposición lo firmará, para en verdad demostrar gobernabilidad y equilibrio democrático en la entidad.
Tan solo un error de cálculo más, la invitación que les giraron citaba a los actores políticos (partidos) acudir a las 13 horas para firmar el citado acuerdo, pero resulta que el acto lo firmaron a las 12:30 horas de este lunes. Así o más imprudentes las medidas y acciones del personaje, que no conoce de formas, menos de fondos. https://twitter.com/Marlon_RamirezM/status/1374073672659566602
Pero como el tacto del personaje responsable es el de un paquidermo, simplemente, cada acción que pasa por sus oficinas es literalmente trasquilada e impuesta a punta de madrazos, lo que constriñe cualquier acuerdo de orden político, pues el sujeto nació negado para la práctica más elemental, “el dialogo”.
Del otro lado, al coordinador de las y los diputados locales por Morena, Juan Javier Gómez Cazarín, un personaje al que, al principio de la Legislatura, media humanidad descalificaba, negándole alguna posibilidad o capacidad para lograr consumar los acuerdos o pactos necesarios.
Sin embargo, con el paso de los meses, quedó demostrado que este fue el único personaje que verdaderamente intenta ayudar al mandatario estatal, pues al menos, las encomiendas que le han asignado las ha intentado procurar con la mayor habilidad posible.
Uno de esos casos, fue el de reencauzar un asunto que provocó el primer personaje por utilizar esa finura que lo caracteriza, al amenazar y literalmente mentarle la madre a la entonces presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Sofía Martínez Huerta, por negarse a realizar sus caprichos e instrucciones, vulnerando en todo momento el principio de separación de poderes.
Así al ser removida de su encargo por los mismos magistrados, en un acto que aún se acusa de ilegal, el Congreso debió nuevamente salir al paso, al dictar procedente el juicio político, sacándolo sin mayor contratiempo.
Pero más aún cuando el mismo Congreso pendiente de la acción a ejecutar en seguimiento a la solicitud de amparo promovida por la magistrada señalada pudo tener conocimiento de que el Juez Décimo Octavo de Distrito en el Estado, José Ezequiel Santos Álvarez sobreseyó un juicio de amparo a su favor, dejándola presa de la resolución del mismo juicio político y sus posibles alcances.
De esta manera nuevamente el presidente de la Junta de Coordinación Política realiza bien su chamba y no deja al mismo mandatario mal parado como el mismo Patrocinio Cisneros, quien no pudo lograr demostrar tener capacidad de negociación para signar un acuerdo de orden político con la oposición.
Desde hace muchos meses el gobernador García Jiménez debió realizar ajustes a su círculo cercano, pues es evidente que el Ingeniero Agrónomo supuestamente a cargo de la gobernabilidad, la generación de la paz y construcción del Estado de Derecho, no más no puede traducir correctamente el manual más elemental de la ciencia política.
Por favor, pásale un rastrillo y una podadora que en ese medio ha demostrado tener cierta habilidad, que no capacidad, porque hasta para eso se debe tener arte.
Urge al Gobernador echar mano del Morenista en el Congreso para realizar tareas de tejido fino, pues el matasano que puso para remediar la enfermedad, simplemente no le salen las recetas y mucho menos las curas.
Sextante
En el caso Rogelio Franco Castán, el mandatario García Jiménez volvió a mostrar que el que le debe tarjetear en asuntos de orden jurídico no más lo empina.
Y es que cuestionado por las y los reporteros que cubren su fuente durante su conferencia de los lunes, sobre la iniciativa enviada al Congreso para modificar el Código Penal, el gobernador se ofendió al decir que “no era su culpa” que no leyeran los legisladores las iniciativas.
Pero lo que el mandatario no supo, o no se enteró, fue que al regresar aprobada del Congreso la tan mentada iniciativa, él tenía facultades para vetar y no promulgar.
Una más señor gobernador… una más de su funcionario.
Al tiempo.
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