Violencia imparable

“Bajo las condiciones de la tiranía, es más fácil actuar que pensar.” – Hannah Arendt.

 

Veracruz sufre las consecuencias de un estado de horror.

Su Gobierno Estatal incapaz de atender las más elementales reglas del manejo y control del Estado, evidencian en manos de quienes estamos.

Si la oclocracia es la peor de las formas de gobierno, las y los veracruzanos enfrentan una violencia imparable producto del intento por perpetuar una forma anacrónica de gobierno.

Pero permítame explicarme mejor.

En la historia de la ciencia política y la filosofía han existido grandes pensadores respecto al tema del uso del miedo como mecanismo para mantener el control social.

Cuatros pensadores fundamentales que han tratado el tema del miedo a través de la historia, a saber: Hobbes, Montesquieu, Tocqueville y Arendt.

Hobbes concede al miedo un importante lugar en la creación de las sociedades. Para él, el miedo será un mecanismo que promueve la creación de una gran estructura (Leviatan) que controle a los hombres y los obligue a vivir en sociedad, conteniendo ciertas pasiones agresivas de unos contra otros, evitando así la anarquía, la cual considera como lo peor que le puede ocurrir a un estado.

Para Montesquieu, el terror impide pensar, no hay medida justa, no hay reflexión, solo es ejercido con la idea de ostentar un poder total sobre otros, plasma en la sociedad una pasividad siendo esta última otra de las características del terror despótico.

Por su parte Tocqueville, concibe el miedo político desde dos perspectivas: “primero, en el sentido de que era la masa, y no el individuo, quien dirigía los acontecimientos, y segundo, la reinterpretación del miedo de Hobbes y el terror de Montesquieu como ansiedad masiva”.

El problema que plantea Arendt recae en un dilema y es que estos regímenes totalitarios son una negación total de la humanidad. La masa que pertenece a los grupos totalitarios carece de lo que podemos comprender como una identidad particular e individual, en este sentido “-el totalitarismo fue antes que nada una agresión contra la integridad del yo inspirada por una ideología”.

Si con esto le comienza a encontrar paralelismos con el estado actual de las cosas que pasan en Veracruz, inicia a comprender mejor las cosas.

Y es que aun cuando el presidente López, reconoció la mañana de este jueves a Veracruz como una de las entidades en donde amenazan aspirantes a cargos de elección popular.

Confirmado en voz de la misma titular de la secretaría de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, quien informó que de septiembre de 2020 a febrero de 2021 se han registrado 73 delitos de violencia política y que las agresiones se concentran en siete estados, entre ellos Veracruz.

No transcurrían ni las 24 horas de su declaración, mismas que confirmaron como cierto lo señalado desde meses atrás por el líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Sergio Cadena Martínez quien denunció la serie de amenazas a ediles, a precandidatos e inclusive tras los señalamientos, las muertes de la alcaldesa de Jamapa, Floriser Ríos, el asesinato en Cosoleacaque de Gladys Merlín y su hija, entre varios más, los cuales negaba el siempre cínico secretario de Gobierno, E. Patrocinio Cisneros Burgos.

Así, las malas noticias llegaron solas.

Fue el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín quien confirmó el asesinato la tarde de este jueves del precandidato de su instituto político a la alcaldía de La Perla, José Melquiades Vázquez Lucas, alías “La Pantera”.

Ramírez Marín confirmó a través de su cuenta de Twitter, el lamentable asesinato.

La exigencia de justicia por el crimen evidentemente no se ha hecho esperar.

Finalmente, las consecuencias de la intimidación social saltan a la vista, la violencia imparable en Veracruz aparentemente no la para nadie, aunque temo decirles que solo el voto responsable detendrá esto.

Al tiempo.

 

astrolabiopoliticomx@gmail.com

Twitter: @LuisBaqueiro_mx

Related posts

Esteban Bautista Hernández: El maestro

El proyecto se llama Veracruz

Mojarse los zapatos ¿responsabilidad del político?