LA ESTRATEGIA DE PROTECCIÓN A PERSONAS ADULTAS MAYORES (PAM) EN MEXICO

Café de Mañana
Por José Luis Enríquez Ambell

LA ESTRATEGIA DE PROTECCIÓN A PERSONAS ADULTAS MAYORES (PAM) EN MEXICO

“Sacando partido de nuestro capital social”. Ojo, mucho ojo.

El sábado 29 de agosto del 2020, se presentó la “Estrategia de Protección a las Personas Mayores, frente a COVID-19”, en conferencia de prensa vespertina transmitida por televisión nacional. La mayoría de los ciudadanos piensan que cuando algún tema se difunde dentro de la conferencia mañanera ya es un hecho; sin embargo, seis meses después, no se ha terminado de aterrizar, apesar de la alta incidencia en adultos mayores, de cuadros clínicos que requieren atención hospitalaria y/o de terapia intensiva, fundamental en la lucha contra la pandemia, aunado a que padecer enfermedades crónicas no transmisibles aumenta el riesgo de estos cuadros clínicos.

Siendo el 12% de la población mexicana, las personas adultas mayores (PAM) representan el 30-40% de la carga hospitalaria y mortalidad. Focalizar las medidas de protección y aislamiento en este grupo poblacional evitaría una  catástrofe al terminar la fase de confinamiento social. Sin embargo, es un secreto a voces que  los recursos del gobierno e institucionales son insuficientes para cubrir a los casi 15 millones de PAM; así que optaron por aprovechar el “capital social” de nuestro país.

Específicamente, esta estrategia intenta que cada PAM tenga un miembro de su red social, ya sea amigo, vecino, cuidador o familiar, que sea corresponsable de mantener su bienestar. Para ello definieron tres componentes básicos de la estrategia: comunicación para activar la red social de apoyo a PAM, capacitación de estos voluntarios y un sistema de monitoreo, enganche y orientación continua, de los cuales aún nada se ha concretado, reitero, a seis meses de haberse anunciado.

Este voluntario, denominado cuidador designado, será el apoyo para reducir las posibilidades de contagio de la PAM, para monitorear su estado y, en su caso, apoyarlo durante el periodo de síntomas del COVID-19. Empleará capacitación en línea de autoaprendizaje y un sistema de monitoreo vía web/telefonía móvil. El factor digital estará presente para poder alcanzar la magnitud, el costo y efectividad deseados. La pregunta es, ¿cuántos de nuestros municipios tienen acceso a internet? ¿Y quiénes querrán registrarse, para hacerse responsables de las personas mayores? ¿ Quién asegura que todos usan telefonía celular o herramienta similar? Además que usarán celulares de uso personal.

Dado que se requiere escalar esta estrategia en corto tiempo, bajo el contexto de la austeridad republicana y con una tasa de adopción y efectividad mayor a 80%, supuestamente la estrategia será de forma continua y progresiva, pero a seis meses de su anuncio poco o nada han hecho o tienen puesto en marcha.

Cualquiera que sea la estrategia, debe ser implementable en el corto plazo, efectiva y escalable a los 16 millones de personas adultas mayores de México.

Evidentemente, el sector salud no tiene la infraestructura ni el personal para alcanzar estos objetivos; es necesario otro enfoque, dado que lo menos utilizado es el recurso para el bienestar de la población adulta mayor.

¡ ES CUANTO !

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