Escuelas proCovid

by Pilar Ramirez

La Asociación Nacional de Escuelas Particulares anunció que las más de 8 mil 190 escuelas que la integran regresarán a clases presenciales el primer día de marzo, esto es, seis días después de hacer el anuncio. Este amago de la Asociación parece tener tintes políticos y antepone su interés económico relegando una postura solidaria con la salud de los estudiantes, padres de familia y la planta laboral, porque no han mostrado un plan de retorno a las aulas ni una verdadera preparación para que este regreso se realice en forma segura.

Hacerlo supondría una importante inversión en recursos humanos y financieros que sólo una fracción muy pequeña de escuelas estaría dispuesta a realizar. Para comenzar, se dijo que la vuelta a las aulas sería voluntaria; de ser así, ¿qué pasará con los estudiantes cuyos padres no accedan a enviar a sus hijos? ¿utilizarán un sistema híbrido como lo han hecho miles de distritos escolares en Estados Unidos? En el vecino país del norte miles de escuelas se han adherido a este formato con un salón de clases donde se desarrolla una clase tradicional con una cantidad reducida de estudiantes que están colocados a una distancia sana mientras una pantalla de gran tamaño muestra a los alumnos que están siguiendo la misma clase desde sus casas.

Este sistema híbrido no ha estado exento de problemas, pues la presencia de los alumnos dentro del salón de clases se ha identificado como un distractor para quienes toman la clase en línea y por otra parte, los maestros han tenido que sortear el reto de atender a los dos grupos de alumnos con resultados desiguales, pues desconocen qué están haciendo los alumnos que permanecen en casa incluso si tienen sus cámaras encendidas. La fórmula híbrida supone además tener resueltos los problemas de conectividad para estar transmitiendo sesiones en línea, al mismo tiempo que se atiende al grupo tradicional.

Países del primer mundo, con mejor infraestructura y organización educativa todavía están debatiendo acerca de los riesgos del regreso a clases mientras el mundo vive una violenta tercera ola de la pandemia. La revista Nature no ha podido ofrecer datos concluyentes sobre los contagios en niños, mientras que la revista científica The Lancet Child & Adolescent Health reportó en un artículo que en Australia los contagios en niños fueron bajos (10%) y con síntomas leves, ninguna muerte, caso diferente al de los docentes que mostraron 56% de contagios.

Alemania, país que tradicionalmente simboliza a una sociedad organizada, educada y con un alto estándar de respuesta ciudadana positiva mostró serios problemas con la educación digital. Hasta enero de este año continuaba con un cierre total de centros escolares. Varios países europeos se arriesgaron a la reapertura en agosto pero regresaron al cierre después del rebrote posterior a las vacaciones de verano y del invierno.

Hace pocas semanas la revista estadounidense The Atlantic mostraba un panorama sobre el regreso a clases, comenzando con las declaraciones de la OMS sobre la carencia de datos reales acerca del riesgo de tomar esta medida. El periodista Dereck Thompson dedica un espacio a México, señalando que la única entidad que pudo haber regresado a clases presenciales fue Campeche por haber alcanzado el verde en el semáforo epidemiológico, pero volvió a naranja. Hace además un señalamiento interesante que debe ser tomado en cuenta y es que México tiene núcleos familiares extensos que incluyen a abuelas y abuelos como cuidadores de los niños, lo que supone un riesgo adicional.

La insistencia de las autoridades de Estados Unidos para regresar lo más pronto posible a clases, el año anterior, durante la administración de Trump, tenía el interés político de mostrar que no pasaba nada grave con el coronavirus, aunque esa presión instó a muchas escuelas a reorganizar sus espacios para el regreso a clases. En varios estados, en cambio, se optó por invertir en computadoras y tablets para asegurar la educación en línea.

¿Qué han hecho los países que han vuelto a las clases presenciales? Han contratado más personal que vigila el comportamiento sano de los niños, han adquirido aditamentos como caretas con una especie de hélice que obliga a los niños a mantenerse distanciados, se dispone de los insumos necesarios para que el lavado de manos y el uso de gel sea frecuente, vigilan que no se compartan alimentos —conducta frecuente y natural en los infantes—, las mesas de trabajo han sido acondicionadas para mantener separación física entre los niños, como barrera de acrílico. La desinfección de salones es frecuente, se ha vigilado que haya buena ventilación y se atienden grupos con horarios diferidos para garantizar la estancia de pocos alumnos en las aulas, lo que supone también la contratación de más personal docente.

¿Cuáles de esas medidas ya adoptó la Asociación Nacional de Escuelas Particulares? No se sabe. El porcentaje de instituciones privadas que cuentan con espacios amplios es muy reducido. Las escuelas grandes, en general, son públicas, porque la educación de paga es un negocio que a veces es también una PyME a juzgar por el tamaño de las escuelas.

Parece temerario un regreso no planeado. La muerte por Covid ha llegado a muchos hogares y eso puede ser determinante para que los padres acepten o no enviar a sus hijos a la escuela. También habrá que esperar la respuesta de las autoridades educativas o simplemente aguardar al primer día de marzo, para ver cuántas escuelas logran entrar en funcionamiento y en qué condiciones. Se verá si el anuncio no es parecido a las protestas de los dueños de bares y restaurantes. ¿Que las escuelas particulares dan empleo a mucha gente? Es cierto, pero la mayoría tiene salarios terribles, por eso los maestros de escuelas privadas hacen hasta lo imposible por obtener una plaza gubernamental. Las pruebas de rendimiento académico han mostrado que el de las escuelas particulares no es mejor que el de las públicas. Lo temible es que un regreso desordenado agrave la crisis sanitaria que también afectaría a esos maestros mal pagados y quizá a muchas familias. Al tiempo.

@pramirezmorales

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