“Por mirar la pequeñez de un gusano, podemos perder la grandeza de un eclipse.” – Confucio.
Este fin de semana se calentaron las turbias aguas de la política veracruzana, al menos es lo que se puede observar de la contienda interna del Partido Acción Nacional (PAN).
La lucha encarnizada entre el Palacio de Gobierno (Morenista) aliado del Comité Directivo Estatal del PAN y los famosos Yunes del Estero estuvo con todo.
Pero vayamos por partes.
El sábado desde temprano el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos se dejó sentir desde las tierras de la cuenca del Papaloapan en una especie de explorador región -3.1416 elevado al cuadrado, como lo calificara el mismo maestro Arturo Reyes Isidoro en su más reciente entrega al calificarlo de emulo del escoses David Livingston –sobre todo por el parecido con el europeo-.
Afirmando que todos los problemas de Veracruz ya están resueltos, pues ellos sí trabajan y no se la pasan despachando desde el bulevar de conocida ciudad de la entidad, evidenciando en su mensaje el soterrado interés por cuanto ocurriría el fin de semana en la elección interna del PAN en esa zona.
Así el proceso interno del albiazul mostró lo que tanto se ha señalado en este mismo espacio, un evidente interés de simulación de parte de la actual dirigencia, que en todo momento ha respondido a los intereses dictados desde la oficina del Palacio de Gobierno que da a la Catedral de Xalapa.
Las primeras muestras de ello, quedaron en evidencia al momento mismo del rompimiento entre Joaquín Guzmán Avilés con el grupo Yunista, al que se sumaron otros destacados panistas incluido el senador Julen Rementeria del Puerto.
La intención construir un PAN similar al que se tenía en tiempos del otrora poderoso ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, en el que la simulación de sus dirigentes encabezados por el Pipo Vázquez Cuevas, permitió a estos enriquecerse y al PAN ganar pequeñas concesiones, siempre que sirvieran al Gobierno Estatal.
Así el fin de semana entre muestras de violencia e intolerancia, acciones al más y burdo estilo priista –ese que le encanta emular a Morena, al menos de la mano de quienes hoy gobiernan- se dieron conatos de bronca en la zona conurbada.
Hasta donde llegaron los sillazos, madrazos y una que otra cachetada guajolotera, para ponerle sabor al proceso, como para que no se perdiera el estilo jarochón de la política.
Pero finalmente gane quien gane, en Acción Nacional, la candidatura a la alcaldía de Veracruz, entre Bigen Rementería o Miguel Ángel Yunes, la pregunta será, ¿quién ganó al interior de ese instituto político? Porque lo verdaderamente valioso de los partidos políticos fue simplemente ninguneado y utilizado para intereses facciosos o de grupo.
Ejemplo de ello, es la actitud de un legislador local en Xalapa, como Sergio Hernández que sabedor de no tener posibilidad alguna de ganarle al oponente – en la persona de Ricardo Ahued- se monta en el capricho para hacer perder una posible coalición entre las tres fuerzas políticas de oposición, que si tienen oportunidad de ganar con otro candidato.
Evidenciando que el bien de algunos es más importante que el bien superior de la sociedad, mientras tanto el gran perdedor en el PAN como instituto político, seguirá siendo su militancia, esa que se ha vuelto rehén de un grupo de facinerosos a quienes no les importa México y mucho menos Veracruz.
Lo que este fin de semana se disputaron los panistas, no fue quien se quedó con las candidaturas, sino el futuro de la democracia en nuestro país.
Al tiempo.
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