Andrés Manuel López Obrador no murió, ni siquiera la supuesta enfermedad lo debilitó. Solo 14 días y es el de siempre. Iracundo, critico, juez y parte, protector de los corruptos e ineptos, culpando al pasado y no aceptando su responsabilidad del presente. La ingesta de masa, que prefiere en público, lo fortalece de tal modo que no hay un signo, una señal de debilidad. Si la salvó que bueno, lo malo es que- aunque muchos se lo pidieron- no hubo reflexión. Es el mentiroso de siempre, que embauca a los estultos, pobres, ancianos y jóvenes. Sectores en donde va bien, porque reparte el dinero del erario a manos llenas y toma, lo que no le pertenece, para dilapidar en su proyecto electoral. Cuando habla de la tragedia insiste, malévolo, que vacunará a todos, en tiempo record. Que vamos bien en el combate al Covid, cuando llegamos al tercer lugar del mundo en muertes y contagios. Solo 700 mil vacunados y sin vacunas suficientes. De cada 100 mexicanos, mueren 8.6 por la enfermedad. Todo perturbador. Continúa con sus mentiras diarias y con esa prepotencia, soberbia, despotismo de los líderes equivocados en la forma y el fondo de hacer política. *** La mitomanía es un trastorno del comportamiento. La persona que lo padece es adicta a mentir. “El mitómano busca con sus engaños la aceptación de los demás. Compensar sus bajos niveles de autoestima. Estados de ánimo, comportamiento y relaciones inestables”, afirma el psicólogo Juan Moisés de la Serna. Mentiroso contumaz, le calificó el dirigente del PRD Jesús Zambrano ex compañero de AMLO, quien ha perdido la cordura. Es escandaloso su comportamiento irresponsable. Regresar del Covid, es como hacerlo de la muerte, según relatan los sobrevivientes del mismo. Sin embargo deja atónitos al mundo, cuando niega el uso de cubre bocas. Algo que se recomienda hoy se utilice doble, por la intensidad del virus. Iracundo, rijoso, prepotente, soberbio y endiablado. El sujeto, hoy da pena no solo nacional sino internacional, tiene conducta de riesgo y comportamiento antisocial. Es un resentido visceral, porque es muy pequeño. Por sus frutos los conoceréis y él no tiene buena cosecha. Manipula a jóvenes y personas de la tercera edad, para sus fines electorales. A los generadores de empleo y riqueza, los aplasta. Un mandatario bananero, que la historia no tarda en condenar al igual que a su gabinete de cuarta, sus diputados y senadores de quinta y un ejército penosamente sometido y convertido en albañiles, represores de mujeres, niños, ancianos, indefensos custodiando un muro de la ignominia. Con la mayor tasa de letalidad en el mundo, México sucumbe ante el Covid y un presidente desquiciado. Es el momento. La debacle que pudiéramos vivir, ni siquiera los chairos ignorantes la imaginan. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima.