Una sola cosa nos dice la petición que le hicieron ayer en forma pública exaspirantes de Morena a la alcaldía de Xalapa al senador Ricardo Ahued Bardahuil para que acepte participar como abanderado guinda a la presidencia municipal de la capital del Estado: que no tienen con quién más competir con éxito ante la alianza PAN-PRI-PRD.
En forma inesperada, las diputadas Dorheny García Cayetano (federal) y Rosalinda Galindo Silva y Ana Miriam Ferráez Centeno (locales), ahora ya públicamente exaspirantes a la candidatura de Morena para el cargo, se pronunciaron por la mañana, acompañadas y encabezadas por el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, quien es también presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado.
El hecho exhibe la poca o nula fuerza política del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, quien desde marzo del año pasado instruyó a Dorheny que empezará a visitar y recorrer las colonias y congregaciones del municipio con toda la intención de impulsarla como su candidata a sustituir a Hipólito Rodríguez Herrero, e incluso su primera actividad de este año fue supervisar obras en Xalapa acompañado por ella así como por Galindo Silva, que era su opción B.
La declinación implícita de García Cayetano a favor de Ahued exhibe el fracaso del gobernador en su intento de imponerla, fracaso político que nunca antes un gobernador había sufrido. Además, la tácita derrota implica un serio golpe para Morena pues queda claro que no tiene en su hombre del Palacio de Gobierno al líder que lo encabece y lo lleve con éxito al triunfo cuando faltan solo cuatro meses y medio para las elecciones.
La petición conjunta de los diputados se dio luego de que en este espacio comenté que los negociadores de la alianza tripartita opositora confirmaron que su acuerdo es un hecho y que no se romperá.
También se evidencia que ante la falta de un dirigente formal en Morena cuando ya están en pleno proceso electoral, ha sido el diputado Gómez Cazarín quien ha decidido tomar la iniciativa para encabezar la defensa de su partido y en el caso de Xalapa tratar de retener la presidencia municipal.
Lo que también queda de manifiesto es que la mala administración de Hipólito Rodríguez Herrero en lugar de fortalecer la imagen de Morena la debilitó al grado de que ningún moreno puro es capaz de asegurar la continuidad de su partido en el poder y han tenido que recurrir a un adherente externo (se adhirió en 2017 al Acuerdo de Unidad convocado por AMLO).
Con el paso del tiempo, los que se consideran morenos puros se han tenido que tragar sus palabras pues no solo rechazaban que el exalcalde de Xalapa fuera uno de los suyos, sino que incluso lo combatían. El año pasado, en diversas reuniones que tuve con representantes de las diversas tribus me expresaron el rechazo hacia su persona.
Por eso llamó la atención que en forma sorpresiva el 19 y el 20 de noviembre pasados tanto Dorheny García Cayetano como Esteban Ramírez Zepeta, este exjefe de la Oficina del Gobernador y fallido aspirante a la dirigencia estatal, visitaran al senador en su oficina.
Ella publicó entonces en sus cuentas de las redes sociales: “¡Buena noche! Hoy tuve la oportunidad de visitar a nuestro Senador por Veracruz Ricardo Ahued Bardahuil, un personaje con mucho conocimiento sobre la administración pública. Siempre es un gran honor aprender de gente tan experimentada y capaz como él. Xalapa realmente necesita que estemos trabajando en unidad, por eso estoy aquí!”
Él, a su vez, dijo: “Es un honor formar parte del grupo de mexicanos que desean y trabajan en la transformación de nuestro país bajo el proyecto y visión de la 4ta transformación. Aprovecho este viernes para saludar al Senador Ricardo Ahued Bardahuil a quien le reitero mi apoyo y respeto en la labor de trabajar por nuestro país”.
Las versiones a las que tuve acceso entonces, de personas vinculadas a funcionarios de Morena, fue que le habían enviado emisarios para pedirle y para que trataran de convencerlo de que los ayudara a sacar adelante la candidatura de Dorheny, pero que, cuidadoso como es, nunca les dio un no rotundo y les respondió que no estaba fácil, que no se comprometía a nada, aunque si el candidato era su suplente Ernesto Pérez Astorga entonces trataría de apoyar con lo que pudiera.
El domingo por la tarde, cuando lo consulté sobre las insistentes versiones que lo daban ya como candidato, con la urbanidad y las buenas maneras que lo caracterizan, me dijo que por ahora no tenía declaración sobre el tema y que oportunamente me informaría. A la reportera Claudia Montero se limitó a decirle ayer que analizarán al interior de Morena los efectos de la petición de las diputadas, pero no se definió.
Rechazó cargos a dos gobernadores
Él es una persona que no se precipita, que analiza los pasos que va a dar y que no tiene empacho en decir que no si tiene que decirlo.
Como prueba, hay que recordar que luego de un gran desempeño como presidente municipal, el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán decidió invitarlo a su gobierno como titular de la Comisión del Agua del Estado de Veracruz (CAEV), pero no aceptó, en congruencia con su actitud personal de no ser un chambista de la política.
En 2016, antes de sumarse a la causa de López Obrador, el entonces gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares lo invitó también a sumarse a su gobierno. Durante una comida en la casa del también empresario xalapeño le ofreció darle el cargo que quisiera. Tampoco le aceptó.
En una plática que tuve con él el 26 de agosto de 2017 me confirmó lo de aquella invitación. Le respondió entonces a Miguel que no creía ser útil para sumarse a su proyecto. “Yo le dije que no era lo que tenía entre mis planes de vida. Fue la primera vez que un gobernador electo me buscó para un cargo importante”.
El 24 de abril del año pasado le renunció al propio presidente Andrés Manuel López Obrador al cargo de administrador general de Aduanas
Hasta ahora, “Prosa aprisa” tiene información de que su proyecto personal es la de una empresa política mayor, pero habrá que esperar el desenlace final.
Una pregunta obligada: ¿Si el senador no acepta la candidatura, Morena debe dar por perdida la capital del Estado?
Otra: Si de hecho Dorheny, Rosa Linda y Ana Miriam, las más visibles aspirantes, ya declinaron y si Ahued no acepta, ¿la única opción competitiva que les queda es la de Juan Vergel Pacheco?
La tercera: ¿Se debe dar por hecho que Gómez Cazarín será la nueva cabeza visible y es el líder que Morena necesita para dar la pelea a la oposición?
Y otra más: ¿Juan Javier y las diputadas actuaron por iniciativa propia o el gobernador Cuitláhuac García Jiménez les dio instrucciones para que salieran a lanzar al aire un globo sonda, o un buscapiés, para conocer las reacciones?
Lo cierto es que la táctica –si es que así se le puede llamar– de ayer fue muy mala, porque un político nunca, jamás debe abrir sus cartas, mostrar sus armas al enemigo, y lo que único que hicieron fue mostrarles a los opositores que solo tienen una, lo que ya los alertó para que busquen neutralizarla, preparar su defensa y armar su contraataque.
Si Ahued llegara a tomar una decisión afirmativa, como candidato tendría un gran reto: convencer a un mundo decepcionado de Morena; y si llegara a ganar, recomponer todo el rezago (el desastre) que dejará Hipólito, tratar de hacer mucho (con él la expectativa sería muy alta) con un reducido y limitado presupuesto, y cargar con la sombra de una administración estatal de la que no podría esperar apoyo porque, al contrario, necesita que la apoyen.
Una consideración para terminar. Es indudable que Morena ve en Ricardo Ahued al único salvavidas que le queda en Xalapa para no ahogarse en la borrascosa tormenta electoral que ve venir, pero, ¿en cada municipio, en cada distrito, tiene un Ahued que lo salve de posibles derrotas?