“Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento.” — Abraham Lincoln.
Con el inicio del proceso electoral en Veracruz, muchos actores políticos han comenzado a mostrar esa agitación recurrente por buscar ser las y los candidatos a las presidencias municipales.
Y es que siempre que incide en una elección el factor municipal, es regularmente cuando mayor participación ciudadana se presenta; de ahí que se afirme que son mucho más calientes esas elecciones, hablando en términos electoreros.
De esta manera, nuestra entidad comienza a mostrar ese fenómeno común en año electoral, a pesar de estar inmersos en el momento más crudo de la pandemia por Covid-19.
Dos casos sirven para darnos cuenta de cómo andan las cosas en el termómetro político-electoral de Veracruz.
En primer término, está el municipio de Teocelo, en donde su alcalde Mario Chama Díaz hace y deshace a sus anchas, con el único objetivo de dejar como sucesora a su propia hija, Mara Chama Villa. Confirmando con ello, que “el orgullo de su nepotismo” es lo suyo.
Y todo esto porque recientemente corrió la versión que tan solo el último informe de labores al frente del DIF Municipal el alcalde tuvo a bien gastarse la friolera cantidad de dos millones de pesos en el montaje, desarrollo y cobertura del informe de actividades legislativas.
Aunado a ello, trabajadores del Ayuntamiento quienes solicitan no revelar sus identidades por temor a represalias confirman que el alcalde adeuda salarios y prestaciones.
Lo peor del caso es que los trabajadores fueron amenazados con ponerlos de patitas en la calle, si no apoyan a la hija del alcalde, quien continúa empleando al DIF Municipal como agencia electoral para su nominación.
Mientras actores como Antonio Gómez Anell continúan sumando adhesiones de parte de ciudadanos que ven en el ex director de Patrimonio del Estado, la opción para retornarle el prestigio perdido por pasadas administraciones a dicho municipio.
Por otra parte, en Naolinco, la posible construcción de una candidatura común entre los partidos PAN-PRI-PRD tienen muy nerviosos a varios actores políticos en la zona.
De entrada, al candidato enviado desde Palacio de Gobierno, Sergio García Barradas, quien en su efímero paso por la Sefiplan se rumora fondeo sus arcas para con cerca de 20 millones de pesos intentar comprar conciencias entre el electorado.
Por otro lado, el alcalde Roberto Carlos Reyes Aguilar –panista- piensa que por ser la autoridad lleva mano en la designación del siguiente presidente municipal y por ello pretende colocar a su hermano, Narciso Reyes, a quien por cierto la población no quiere verlo, pero ni en pintura por su actitud arrogante y prepotente.
El caso ha llegado ya inclusive a que algunos busquen a Jorge Luis Callejas Osorio otro conocido empresario constructor para que sea candidato, pero es tan poco el arrastre que traen que con menos de 80 personas llegaron a pedirle el respaldo, cosa que provocó que los mandaran a volar.
El factor que provoca el nerviosismo naolinqueño es la aparición de Iván Jiménez Rosas, personaje que desde hace más de cuatro años realiza trabajo comunitario en la región y a quien ven como posible candidato del PRD.
Y es que Jiménez Rosas trae arrastre por toda la actividad de apoyo a las localidades, tan solo el pasado fin de año, en una acción social que en los últimos 4 años ha desarrollado llevó acabo un Pollotón en donde en tres días (29, 30 y 31 de diciembre) entrego cerca de mil 500 pollos para familias de escasos recursos en las comunidades de Almolonga, Espinal, Yerbabuena, Llano de Pastores, Naranjillo, San Pablo, San Miguel y en la propia cabecera municipal.
La efervescencia por las elecciones municipales va en incremento, ahora la moneda está en el aire. ¿Quiénes ganarán?
Al tiempo.
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