Falta de años, experiencia y canas

Ana María Salazar
Análisis sin Frontera
Vuelvo a afirmar lo que subrayé la semana pasada en este mismo espacio, las personas que redactaron las reformas a Ley de Seguridad Nacional no tienen ni la menor idea de cómo funciona la relación bilateral, ni los posiblemente cientos de contactos que hay a diario entre funcionarios de ambos países, a todos los niveles. El amenazar con penalizar a funcionarios mexicanos que tengan contactos con ‘agentes extranjeros’ resultará en contactos menos transparentes y la necesidad de que funcionarios, mexicanos y estadounidenses, se dediquen a mentir sistemáticamente. Y sí, obviamente tendrá impacto en la capacidad de cooperar en materia de seguridad y justicia.

Les pregunto: ¿En verdad creen los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores que fiscales mexicanos y estadounidenses van a invitar a un diplomático a participar en una reunión donde se discutan las pruebas en contra de El Mencho? En la última entrega en este espacio presenté una decena de ejemplos del impacto que tendría la aprobación de esta legislación. Si el objetivo era expresar el repudio en contra de la DEA y la detención del general Salvador Cienfuegos, había otras formas y mecanismos, mucho más efectivos y contundentes que la ley que se acaba de aprobar.

Algunos medios de comunicación en Estados Unidos interpretaron el mensaje de felicitación que envió (¡por fin!) Andrés Manuel López Obrador, a Joe Biden, con una ‘llamada de atención’, porque señaló en la carta que Biden deberá “seguir aplicando los principios básicos de política exterior establecidos en nuestra Constitución; en especial, el de no intervención y autodeterminación de los pueblos”.

Para los que entienden cómo funciona la relación bilateral, este mensaje más que una felicitación es una carta para consumo interno en México. Y eso es absolutamente entendible en el ámbito político. El texto no es lo que molestará al nuevo equipo de Biden, sino los tiempos y las formas: la felicitación de AMLO viene el mismo día que el líder ruso, Vladimir Putin, y el brasileño, Jair Bolsonaro.

Tal vez, debido a la experiencia con Donald Trump, el presidente López Obrador cree que mantener la distancia, reducir los contactos e ignorar los serios problemas en la relación bilateral es una opción viable y es la mejor forma de defender la soberanía de México.

Se equivoca. Ignorar al vecino no es una opción ni para AMLO ni para Biden. La relación personal y de confianza, además de una fluida comunicación, desde los presidentes hasta los funcionarios de base, ha sido clave en los momentos más difíciles de la relación. Pero sí es importante que cada vecino tenga su ‘campeón’, o un secretario con la responsabilidad de cuidar la relación bilateral y asumir los costos políticos de los enfrentamientos naturales que surgen en esta relación. En este momento no hay claridad de quiénes serán los secretarios claramente responsables, debido en parte a la profunda reforma de los aparatos de seguridad en México. Asumiendo los objetivos políticos de Marcelo Ebrard -liderear la relación bilateral en este momento tan complejo- no será fácil ser un intermediario en un momento tan difícil y peculiar de la relación bilateral, y con los costos políticos que implicará para él trabajar de cerca con Estados Unidos.

Un último comentario sobre las dificultades estructurales que surgirán en la relación bilateral: En los últimos dos años, en EU y México hubo una fuga de funcionarios con conocimiento de décadas sobre cómo hacer funcionar esta particular relación bilateral. Se retiraron, fueron despedidos o simplemente decidieron abandonar la función pública. Hubo una diáspora de expertos con décadas de experiencia que abandonaron el servicio público, en gran parte porque la Casa Blanca y Palacio Nacional no reconocieron la importancia y el profesionalismo de estos expertos en materia diplomática, seguridad, económica y comercial. Un abierto desdén a los expertos, en ambos lados de la frontera. Aunque se tardará unos meses, la administración Biden ha dado señales de que buscan reconstruir el liderazgo, conocimiento y la operación de expertos para tomar riendas, de nuevo, en la relación bilateral. En el caso de México, a estas alturas será imposible recuperar las décadas de experiencia que salió corriendo (o corridos) de la 4T en los últimos dos años. Los invito a que analicen de ahora en adelante las fotografías de las reuniones bilaterales, la diferencia en edades y experiencia gubernamental. Los años, la experiencia y las canas cuentan en la mesa de negociación. Experiencia y canas que no se ven reflejados en el lado mexicano.

con información de https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/ana-maria-salazar/falta-de-anos-experiencia-y-canas

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