“El liderazgo es una oportunidad de servir; no de lucirse.” — J. Donald Walters.
Con el arranque del proceso electoral local 2020-2021, se comenzará a deshojar la margarita en pos de la alcaldía de Xalapa; los partidos políticos habrán de buscar y postular a las y los mejores candidatos para buscar alzarse con la victoria y con ello vencer a Morena que aún gobierna la ciudad.
A la ecuación habrá que incorporar la posibilidad de que un ciudadano tenga el suficiente arrastre como para lograr la hazaña.
Bajo ese contexto, descartamos a los posibles candidatos de Morena, en el entendido que regularmente sus seguidores votan a ojos cerrados por la marca, siempre bajo el impulso y promoción del mismo presidente López.
Y sin dejar de lado, que la inmensa mayoría de la población votante, está desencantada del actual gobierno municipal, al que cataloga como la peor de las experiencias gubernamentales que han pasado por la capital.
De esa manera los nombres abundan, pero también la sociedad desea ver nuevos rostros, gente preparada, con capacidad y conocimiento de la cosa pública, que de preferencia no tengan mácula y si un gran prestigio.
Así la llegada de un posible personaje alejado del reflector político se convierte en una enorme posibilidad, pues la sociedad demanda gente común, para tareas tan especializadas.
Ser político, puede convertirse en una tarea peligrosa si la ciudadanía continúa pidiendo rostros nuevos, sacados literalmente de la tómbola, como lo realiza un conocido partido.
La tarea de ser representante popular, debe ser una misión que no esté constreñida con la formación y la preparación, por el contrario, si en la inteligencia del personaje estuviera el acercarse de profesionales de la función pública sería mucho mejor.
Así cuando nos preguntamos quién podría ser la mujer o el hombre para gobernar Xalapa, debemos buscar personajes con preparación y conocimiento –y no me vaya a decir que el que tenemos llegó con esa cartilla-, porque esta es una extraña excepción a la regla.
Volviendo al tema, han comenzado a correr las versiones de ciertos encuentros de un ex rector de la Universidad Veracruzana (UV) con la cúpula de cierto partido político.
Sus cualidades y capacidades para tan importante misión están fuera de duda, pues a lo largo de su rectorado la UV consolidó el modelo de enseñanza, se continuó con la obra transformadora que iniciará años antes y mejoró su infraestructura.
Es así como el nombre de Raúl Arias Lovillo es puesto al escrutinio ciudadano, esperando que tan solo el personaje decida dar el paso de mostrar su amplio conocimiento económico y capacidad de administración para mejorar la actual circunstancia que enfrenta la capital.
La posibilidad de que Arias Lovillo sea candidato de una importante coalición de partidos políticos colocaría en jaque al gobierno estatal y municipal, pues de consumar la hazaña, difícilmente Morena y su proyecto transformador pudieran tener un gallo con esos espolones.
Al tiempo.
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