“Mi patria está donde está mi libertad.” — Benjamín Franklin.
A partir de este 16 de diciembre con la Sesión Solemne Virtual del Organismo Público Local Electoral del Estado de Veracruz (Ople) habrá de iniciar formalmente el proceso electoral local en la entidad.
Así el horizonte estará puesto en el domingo 6 de junio, día de la jornada comicial concurrente más importante de la historia reciente de México, misma que se habrá de desarrollar en medio de un escenario atípico como es la pandemia por Covid-19.
Mientras en México la cifra de muertos alcanza los 115 mil 099 fallecidos acumulados, el órgano electoral y los partidos políticos habrán de ir evaluando la factibilidad de desarrollar campañas directas con la gente o explorar el uso de métodos digitales para penetrar mejor entre la ciudadanía.
La realidad es que lo que se está en juego no es solo la renovación del Congreso Local -con sus 50 diputados- y Federal, o las 212 alcaldías con sus 212 sindicaturas y 633 regidurías en Veracruz, sino la continuidad de un proyecto que en apenas dos años ha trastocado totalmente los equilibrios alcanzados a lo largo de muchos años.
Justificable será pues el sentir ciudadano respecto a si refrendará o no su voto de confianza al proyecto de la Cuarta Transformación o si buscará nuevamente explorar ofertas nuevas con partidos políticos ya conocidos.
Lo cierto es, que, de consumarse las diversas coaliciones entre partidos, los ciudadanos debemos hacer un verdadero acto de reflexión ciudadana, en el entendido de que muchas de las cosas que hoy suceden son consecuencia de la apatía con la que como sociedad nos conducimos.
Hasta el momento, seguimos depositando nuestras esperanzas en proyectos que prometen todo y a la vez nada, sabedores de que muchas de las cosas que ofertan son literalmente imposibles de conseguir.
Pero a pesar de ello, el llamado va a las mujeres y a los hombres que en posibilidad de votar muestran apatía por el ejercicio político, cuando, por el contrario, debiéramos estar inmersos en ello.
El anatema social vertido sobre la política como sinónimo de suciedad y podredumbre es totalmente erróneo, pues, por el contrario, observamos que toda acción humana es considerada un acto político, nos contradecimos a nosotros mismos al rechazarla.
Esta alergia a la política acusan algunos, es responsabilidad de los políticos profesionales, -quizá coincida con ello-, pero también habremos de decir que es una pequeña élite la que ha causado ese desencanto, al incurrir en actos de corrupción y saqueo, bajo la premisa de que entrar al juego político sirve para salir de la pobreza o medianía y con ello garantizar su porvenir.
Pero ¿qué hemos hecho como sociedad responsable al respecto? quejarnos, acusar, señalar, ha bastado esto, el chiste se cuenta solo.
Los esfuerzos por explorar otras opciones nos han llevado a colocar en espacios de poder y toma de decisiones a sujetos sin el perfil académico, sin capacidad y conocimiento de la cosa pública, otro chiste que se cuenta solo.
¿Qué ha provocado esta situación? Simplemente el que hoy la sociedad este polarizada, dividida e indiferente, cosa que no abona a garantizar la perpetuidad del modelo democrático en nuestro país, ante el inminente ataque del actual régimen por modificarlo, bajo la excusa de ser parte del modelo neoliberal.
Así sin un ápice de conocimiento, la conducción del barco nos lleva directo al acantilado del que la caída nos habrá de terminar por matar.
Urge que, con el arranque del proceso electoral, la sociedad asuma el tema como suyo, como algo en el que su participación es vital para verdaderamente transformar a Veracruz y México, de no hacerlo así, seguiremos condenados al fracaso y peor aún a explorar modelos donde las libertades que hoy conocemos pudieran perderse.
Al tiempo.
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Twitter: @LuisBaqueiro_mx
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