Al rescate de la privatización del IMSS

Lo que sucede en el IMSS es un retrato de lo que sucede en todo el país. Quien tiene claridad en la realidad del país debe estar consciente de la situación económica de la salud, de los medicamentos contra el cáncer y dejar a un lado a las plañideras de la oposición que lloran por un problema que ellos provocaron.

La historia del IMSS es prácticamente la historia del saqueo de los regímenes anteriores y sus herencias en puestos de largos periodos. El director general del IMSS, Zoé Robledo, ante las insistentes preguntas de los reporteros en la mañanera acerca de que el Instituto seguía trabajando con empresas que están bajo investigación, aclaró que la instancia que prohíbe a las empresas proveedoras es la Comisión Federal de Competencia Económica, creada el 10 de septiembre de 2013, empezando el sexenio más corrupto de la historia, es decir el de Peña Nieto. Desde ese entonces preside la Comisión Alejandra Palacios Prieto, egresada del ITAM, donde impartió por varios años cátedra Luis Videgaray. Ese puesto es de nueve años y habrá que esperar uno más para que pueda haber alguien responsable al frente de esa instancia reguladora.

Desde su apertura en 1943, el Seguro Social contaba con los servicios que proporcionaba como propios, atendidos por personal del instituto. El problema comienza en 2007, en el sexenio del entonces panista Felipe Calderón Hinojosa, con la subcontratación de los servicios de Laboratorio y Bancos de sangre.

Así se fue incrementando la participación de la iniciativa privada no sólo en el IMSS sino en todo tipo de servicios del gobierno, desde luego dando concesiones a los amigos y con altas comisiones para los servidores públicos. En ese entonces el director general del Seguro era el panista Juan Francisco Molinar Horcasitas.

En 2015, con Peña Nieto, se privatizaron completamente esos servicios, cuando el concuño de Carlos Salinas de Gortari era director general del Seguro, en un proceso que Zoé Robledo llama una privatización silenciosa.

Fue hasta 2016 que el IMSS denunció ante la Cofece prácticas monopólicas de algunos proveedores del IMSS, impulsadas por los priistas y panistas que ahora dicen que la adquisición de la vacuna contra el Covid-19, es un monopolio. La Cofece realizó investigaciones con una cómplice lentitud que pareciera ganar tiempo a este tipo de ilícitos. Y es hasta marzo de 2018, que anuncia que investiga los hechos que la demanda del seguro contiene. El 15 de febrero de 2019, ya en este sexenio, la Cofece emite un dictamen de probable daño, posteriormente el 18 de junio de este año, dicha instancia anuncia que podría haber delitos en 14 empresas que están bajo investigación; sin embargo, este hecho no les impide concursar, negociar y firmar contratos con el gobierno.

La Cofece no impide la participación de las empresas investigadas ni ninguna de sus actividades. Ahora, la tarea del IMSS consiste en rescatar los servicios que se privatizaron, ya que sólo enriquecían y servían a unos cuantos, como es el caso de la medicina subrogada contra el cáncer, privatizada desde el sexenio de Calderón, y cuya carestía provocó que los panistas fueran los más iracundos en exaltar su descontento al respecto en el Congreso y en las calles, sin reconocer que los responsables de esa carestía son ellos. Así la situación del IMSS que es ejemplo de mucho de lo que sucede en el país. PEGA Y CORRE. – La sorpresa para muchos iracundos opositores sobre la aparente tardanza del presidente de México para felicitar al electo del vecino país del norte fue el hecho de que en la carta donde le deseaba buena suerte se asentaba que se conocían desde hacía nueve años y que había un entendimiento recíproco entre López Obrador y Biden. Los que soñaron con una enemistad radical, agresiva, violenta, casi a nivel de invasión militar se quedaron con las ganas de ese enfrentamiento, que deseaban con toda el alma… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

angelalvarop@hotmail.com

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