En esta semana en la oficina donde trabajo, quienes tuvimos contacto con él recibimos un ejemplo de saber vivir.
Con 96 años a cuestas, pero con muchas ganas de vivir, lo llamaremos Don Jesús en esta narración, con una mente plenamente clara, un bastón de adorno pues entró y salió brincando; sin la necesidad de hablarle fuerte, de inmediato contestaba, procurando hacerlo con una broma, o buscando una respuesta chusca.
Sintiéndonos sorprendidos por sus habilidades y su edad, le pregunte: – ¿Pues qué hace Don Jesús? R. – Me tomo medio litro de mezcal diario. La mayor cantidad por la noche, pero como a las seis de la mañana me tomo dos o tres copitas más. En el día solamente si alguien llega y desea tomar alguna copa de mezcal, pero casi siempre llegan.
Al terminar el acto jurídico que fue a realizar Don Jesús, le di lectura completa y le expliqué los alcances del documento, pero le hice el ofrecimiento de volvérselo a leer, respondiéndome de inmediato: – No gracias, llevo prisa por ver cómo está mi ganado. Sorprendido le pregunto que, cuánto ganado tiene, y me responde: – Una gallinita y un pollo, que me extrañan cuando no estoy en la casa.
Quienes vivimos el ejemplo de saber vivir que nos dejó Don Jesús, llegamos a la conclusión que, su actitud positiva ante la vida es lo que lo ha llevado a tener 96 años, sin medicinas de por medio, pero con la mayor alegría de disfrutar de lo que tiene, aceptarlo y además amarlo.
Tomando en cuenta que la actitud es un estado mental que involucra sentimientos y creencias que influyen en nuestra conducta y en las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra vida, solo en una mente, es posible afirmar que la mentalidad de Don Jesús ha sido ejemplar; que, si tuvo problemas o fracasos en su vida, los tomó como una oportunidad para avanzar y continuar aprendiendo en el sendero del conocimiento, pues de esa manera se aprende de nuestros propios errores.
Absolutamente todas las personas, lo que llevamos en nuestro interior, lo reflejamos al mundo exterior. Pues si por dentro solo vemos problemas, nuestro sentir y actuar será siempre negativo y solo reflejaremos a nuestros semejantes, entre otros: resentimiento, envidia, odio y rencor.
Una conducta quejumbrosa de todo lo que nos sucede, dificulta la consecución de cualquier meta que nos trazamos, además, de que todas las actitudes ya sean positivas o negativas, suelen ser contagiosas.
Cuando estamos satisfechos con nuestra vida y agradecidos por lo que poseemos, disfrutamos cada pequeño detalle y valoramos todo lo que se encuentra a nuestro alrededor, hasta la gallina y el pollo que tengamos de compañía le damos el carácter de nuestro ganado y lo que creamos en nuestra mente lo veremos a nuestro alrededor.
Las situaciones que deseamos controlar en nuestra vida, lo realizaríamos si reaccionamos correctamente y en forma positiva ante ellas y el ser optimistas, nos proporciona innumerables beneficios que nos podrán hacer vivir en un estado de bienestar y felicidad.
Al igual que cada ser terrenal, Don Jesús ha de haber tenido muchos problemas, pero cada situación que vivimos nos deja una enseñanza, si procedemos ante ella en forma positiva, podremos aprender de las circunstancias complicadas y negativas que nos toca vivir.
Y hacia donde dirijamos nuestros pensamientos, nuestra energía también irá, si lo llevamos a cabo con una actitud negativa llegaremos al lugar en donde todo es error, donde todo sale mal, y la dificultad para vivir es manifiesta. Pero si conservamos una actitud positiva, ella nos transportará al lugar en donde encontraremos soluciones, en donde el campo de nuestra vida siempre será el de un gran deseo por vivir y disfrutar de todo lo que nos da la vida.
Gracias Don Jesús por darnos ejemplo de su actitud ante la vida y que Dios lo colme de bendiciones.