Muy seguido nos encontramos con gente que es lambiscona o cómplice de algún político, y si es de los que se dicen de izquierda, traen su discurso memorizado y hablan de teorías, periodos y transformaciones que repiten de su líder, aunque desconozcan lo que pregonan, se siente conocedores de las políticas y formas de gobierno, pero ninguno me ha podido decir, que es el neoliberalismo del que hablan.
Por lambisconería y para seguir la corriente de su jefe, Irma Eréndira, afirmó durante la inauguración de la Semana Nacional de Transparencia 2020, que la crisis por la pandemia de Covid-19 nos había venido “como anillo al dedo”.
“Como anillo al dedo”, frase para indicar que algo coincide con otra en un alto grado de exactitud y como la oportuna llegada de algo que necesitamos en ese instante. O no sabe lo que dice, o está muy satisfecha de las más de 100 mil muertes que ha causado la pandemia, quien además hace hincapié del periodo neoliberal y de una corrupción estructural.
Que, si analizamos lo que es ya una corrupción estructural, es lo que se está practicando en esta administración federal, pues la palabra estructura, es el conjunto de relaciones que mantienen entre sí las partes de un todo, como lo que se hace en la administración actual, estando dirigida por una sola persona, dando asignaciones directas sin licitación alguna, nombramientos de funcionarios sin capacidad y conocimientos para la función que va a desarrollar, como ella, ha de comprender.
Además de ciegos, le rinden una adoración suprema a su mesías, no obstante que están sufriendo la tempestad y no se hincan; pero, aunque desconozcan por completo de lo que hablan y de lo que hacen, así como su redentor, acusan sin probar (que equivale a calumniar) y siguen creyendo en su presidente indicando que Roma no se hizo en un día.
Investigadores en psicología como David Dunning y Justin Kruger, de la Universidad de Cornel, en un ensayo realizado en el año de 1999, concluyeron que, por sus creencias, los individuos competentes tienden a asignar tareas difíciles a individuos que no tienen habilidad suficiente para completarlas en la creencia de que dichas tareas son sencillas de realizar, mientras que los individuos incompetentes tienden a realizar tareas para las que no están preparados, y no son capaces de reconocer su fracaso, y por consiguiente, “la mala apreciación del incompetente se debe a un error sobre uno mismo, mientras que la mala apreciación del altamente competente se debe a un error sobre los demás”, dando por nombre a esto “Efecto Dunning-Kruger”.
Pena ajena provocó que Marta Sahagún haya cambiado de sexo a Rabindranath Tagore, quien por sentirse “la sabelotodo” manifestó que: “la escritora hindú Rabina Gran Tagore”. En la actualidad con tanta barbaridad es de mayor ardor la vergüenza, y que el primer mandatario haya señalado originalmente que esta pandemia, que tantas muertes ha causado, le haya caído también como anillo al dedo; y que haya dicho y hecho tantas otras cosas que han resultado erróneas, incongruentes e incompetentes, se podría considerar que estamos frente a un claro ejemplo del Efecto Dunning-Kruger que, por supuesto no reconocerá ningún error o incompetencia, pero sí por supuesto, la culpa de todo lo malo, equivocado e incorrecto, es a causa de las administraciones anteriores.