“DEBO NO NIEGO; PAGO LO JUSTO”
Teresa Carbajal
• La Caja de “robos”
El pequeño “Lalito” motivado por la clase de educación financiera decide comenzar a ahorrar los ‘domingos’ que le da su papá, ante la tentación de gastarlos pide a su hermana mayor “guardarle” el dinero, al cabo de un año pide su devolución pero la hermana responde que se los gastó; ahora interviene la mamá para cuestionarla sobre el destino del dinero, a lo que la pequeña responde que es “información sensible” que no puede proporcionar.
¿Quién falló? Lalito el ahorrador, la educación financiera ó la abusiva hermana, luego entonces ¿La hermana debe devolver el dinero o Lalito debe pasar el resto de su vida, pensando que ser ahorrador es malo?
El ejemplo que suena a ‘chiste’ es lo que le sucede a Evaristo un ahorrador que confió su dinero a conocida caja de ahorros identificada con el color guinda, y la que a pesar de la pandemia se ha negado a devolverlos, motivo por el cual interpusimos formal queja ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros.
Queja a la que tuvo que responder por escrito mediante informe que le solicitó la Condusef, orden derivada de la reclamación que interpuso el ahorrador en la que entre otros pidió saber el destino que se le dio a sus ahorros y los motivos por los cuales la Caja se niega a devolverlos.
En el risible comunicado que hizo llegar a la defensora de los usuarios, el apoderado de la caja señaló que al tiempo del ingreso del quejoso como su socio, éste aceptó participar en un programa de protección funeraria denominado “Profun” mediante el cual la caja descontaría un máximo de 2 pesos del saldo de la cuenta de ahorros para entregarlo como ayuda para los beneficiarios por cada socio que falleciera; sin embargo según el monto de los descuentos que cargaron a la cuenta de Evaristo, la caja reportaba que fallecían en promedio 30 socios de manera mensual.
Tal índice de mortalidad suena desde luego extraño, sobre todo si consideramos que las muertes a que se refiere el apoderado de la caja acontecieron mucho antes de la contingencia de Covid-19.
Sin embargo al momento de explicarlo, no lo acredita pues señala que dicha información resulta “sensible” viéndose imposibilitado para exhibir los documentos que acrediten su dicho.
Es decir Evaristo fue obligado a contratar desde su ingreso a la caja un producto que no solicitó y además con el que ahora la caja justifica que “se acabó sus ahorros” por pagar las ayudas funerarias, sin embargo cuando se le cuestiona a quienes les pagó, aduce no poder hacerlo por ser información sensible.
Si siempre se le cuestiona y recrimina a los deudores, ser malos solicitantes de crédito, ¿Qué puede recriminarse a un ahorrador que depositó su dinero ante una entidad financiera legalmente acreditada?
Ayer que platiqué con Evaristo y acordamos ir hasta las últimas consecuencias legales, pues me dice “no es el dinero Lic, es el abuso” Tiene razón. Este tipo de abusos no deben quedar impunes.
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