Hidalgo contagiará a la Huasteca veracruzana

¿Se imaginan los morenos si la elección del domingo en Coahuila y en Hidalgo hubiera sido para someter a consulta la permanencia del presidente Andrés Manuel López Obrador y la de Cuitláhuac García Jiménez como gobernador de Veracruz?

Tras los resultados, en este momento estuvieran preparando la entrega de sus administraciones pues el voto les hubiera sido adverso. En forma contundente.

¿Fue ese el temor de Cuitláhuac por el que eliminó la revocación de mandato en Veracruz en su Reforma Electoral de mayo pasado? ¿El miedo no anda en burro?

Una aguda lectora me escribió: “De qué tamaño será la decepción que en unos estados regresan al PRI. Es descomunal. De qué tamaño es la decepción de la cuarta transformación que está pasando lo inimaginable”.

Al menos el presidente esta vez no hizo ni pucheros (como los de Mafalda ante la sopa) y fue tan contundente la derrota de Morena que prefirió no opinar sobre el resultado, ni quejarse, al menos de dientes para afuera.

“No opino de eso, creo que es un triunfo para la democracia si la gente participa si hay elecciones limpias y libres, gane quien gane”. Y el PRI ganó en los dos estados.

“Lo que nosotros tenemos que procurar es que las elecciones sean limpias, libres, sin compra de votos, relleno de urnas y que se entienda que ahora es ya delito en lo electoral el fraude, y quien comete un fraude no tiene derecho a fianza, porque ya se considera un delito grave”.

“Yo en este caso lo que celebro es que no hubo violencia, que acudió la gente a votar, muy poca, pero participaron y eso es lo más importante, más destacado. Ya las autoridades electorales van a decidir quién gana y si hay inconformidades hay procedimientos para acudir a esas denuncias”, y san se acabó.

Eso dijo y eso se vio en la mañanera de ayer. Pero para sus adentros ha de haber estado que se lo llevaba pifas. Primero por la humillación que le hicieron los gringos al no haberle avisado que iban a apañar al general Cienfuegos y luego la primera derrota electoral que sufre cuando no cumple ni dos años en el gobierno y se supone que estaría todavía fresco el respaldo que recibió en las urnas de 30 millones de ciudadanos (la próxima podría ser el próximo 3 de noviembre si pierde Trump y gana Biden).

El resultado del domingo fue la muestra más patente de cómo ha perdido ya parte de ese capital político en tan poco tiempo, del desgaste que sufre su figura (la derrota fue para él, pues él encarna a Morena) y de, como me dice mi lectora, la enorme decepción de su gobierno.

Es imposible que haya sido derrotado y que se haya quedado como si nada. Qué le diría y cómo se lo diría, en qué tono, al dirigente formal de su partido (el dirigente natural es él) Alfonso Ramírez Cuéllar, así como a Porfirio Muñoz Ledo y a Mario Delgado Carrillo por todo el desmadre que se traen en la disputa por la dirigencia nacional.

¿Le tocaría baño al gobernador de Veracruz? Porque, que se sepa públicamente, es el único de todos los gobernadores de Morena del país que se involucró, hasta con recursos económicos, en apoyo a Porfirio, esto es, al tomar partido se convirtió en un factor de división y no de unidad del morenismo, de tal forma que abonó al descuido de lo que era prioritario para ellos: la elección del 18 de octubre.

¿Fue casual que por primera vez ayer saliera a desayunar a un restaurante-café del centro histórico y se expusiera de pechito ante la prensa? ¿O le ordenaron que empiece a muestrearse, a dar más la imagen de que baja al pueblo? ¿O lo hizo por iniciativa propia al ver que la lumbre le puede llegar a los aparejos?

Hay algo que no se debe perder de vista: la colindancia de Veracruz con Hidalgo. Hacen frontera en la Huasteca y en especial los habitantes de Chalma y Chiconamel, pero también de Platón Sánchez, realizan mucho su vida comercial en Huejutla, Hidalgo, pero también para llegar a Huayacocotla mucha gente se va a pernoctar a Tulancingo, prácticamente la metrópoli con la que interactúan.

Lo que quiero decir es que el triunfo del PRI en Hidalgo va a contagiar a los huastecos de Veracruz, por lo que Morena tiene ya en esa zona un escollo cuando solo faltan siete meses y días para las elecciones.

Los resultados preliminares confirman que el PRI ganó las 16 diputaciones locales de Coahuila y que obtuvo una votación de 49.31% contra 19.34% de Morena y solo 9.90% del PAN. En Hidalgo, de 84 municipios, el PRI ganó 32, el PRD 7, Morena 6, el PAN 5, y el resto se lo repartieron otros partidos. En ambos estados, el PAN se vio muy mal, quedó con muy bajo porcentaje.

Mientras el dirigente nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, se negó a reconocer los resultados, el senador y aspirante a la dirigencia nacional Porfirio Muñoz Ledo no se anduvo por las ramas: dijo que fue un “serio revés” para Morena.

Confirmó que Morena es AMLO y que dependen de un solo hombre: “Si AMLO no fuera Presidente hubiera hecho campaña y revertido la situación. Urge la reorganización de Morena como lo he propuesto”.

Por su parte, en conferencia de prensa en el puerto de Veracruz, el dirigente estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín, informó que cuando la ley lo permita darán a conocer su alianza con otras fuerzas políticas y “expresiones” sociales y económicas.

De las buenas opciones de Morena

No todo en Morena en Veracruz es inexperiencia e improvisación,  amiguismo, nepotismo, sectarismo, cerrazón. Tiene militantes valiosos, uno de ellos el exdirector de Gobernación en el ayuntamiento de Xalapa, Juan Vergel Pacheco, quien aspira a ser candidato de su partido a la presidencia municipal, muy consciente de que no es el candidato del gobernador y de que su proyecto dependerá de quién sea el dirigente nacional y el estatal de su partido y qué determine la convocatoria, si deberá ser mujer u hombre quien contienda por la capital del Estado.

Sería un excelente militante y candidato en cualquier otro partido. Con alguna periodicidad me reúno con él. Es de los políticos con los que hablo con gusto. Posee experiencia política, tiene cultura política. Conoce muy bien la realidad de Veracruz y del municipio, así como del sistema político. Tiene praxis pero también maneja la teoría sin ser doctrinario. Práctica el diálogo y no rehúye el encuentro con el otro. Tiene también algo tan elemental pero que le falta a muchos, como es el sentido común. Se advierte que ha aprendido en el terreno de los hechos.

En pocos políticos, de cualquier partido, encuentro las cualidades que concurren en él. En mi caso, lo digo sin ningún reparo, de nuestros encuentros siempre le aprendo algo. Es crítico y autocrítico, analítico, reflexivo. No hace ningún alarde. No tengo duda de que si llegara a ser candidato de Morena sería un digno contendiente de David Velasco Chedraui (PRD-PAN-PRI) y de Cinthya Lobato Calderón (Unidad Ciudadana) los más serios aspirantes a suceder a Hipólito Rodríguez. También tengo la firme creencia de que si por las circunstancias de la política lo postularan y ganara sería un muy buen presidente municipal. Es el único de Morena con nivel que veo.

Ayer, luego de que reuní una vez más con él, confirmé que su partido tiene gente valiosa pero que no la saben o no la quieren aprovechar.

 

 

 

 

 

 

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