Ser el segundo lugar resulta doloroso, la victoria se siente cercana, pero irreal. El segundo casi pudo ser el primero, pero al final no lo logró. Ese es el caso de Ricardo Anaya, quien en la biografía de su más reciente libro agrega: “candidato a la Presidencia de la República por la coalición Por México al Frente (PAN-PRD-MC) en 2018, ocupando el segundo lugar en la elección.”
Ese segundo lugar tenía una diferencia abismal con el primero, no sólo en ideologías, sino también en los resultados. En 2018 más de 30 millones de mexicanos eligieron a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, poco más de 12 millones le daban a Ricardo Anaya el siguiente puesto en la contienda. El triunfo era innegable, por ello de inmediato el candidato de la coalición Por México al Frente reconoció la derrota, después de ello se mantuvo aislado por un periodo de casi dos años.
Ahora en medio de la pandemia provocada por el coronavirus, retoma la vida pública, primero hizo una aparición en marzo, recordando que eran tiempos de solidaridad, en dicho video menciona que de nada sirve pelear contra los líderes democráticos electos e invita a los mexicanos a ser solidarios, entre otros puntos. Posteriormente en septiembre regresa de nueva cuenta con otro video donde señala que retomará sus apariciones, que había decidido alejarse para aprender de errores anteriores, pero de inmediato nos relata un caso de una mujer cuya familia se vio afectada por decisiones del actual gobierno, por casos como ese decide regresar a la vida pública con propuestas que plasma a través de su más reciente obra: El pasado, presente y futuro de México.
No es casualidad que Ricardo Anaya se presente con una obra escrita antes del próximo periodo electoral que tendremos en 2021. Tampoco es una coincidencia que lo haga quien resultara el segundo lugar en la contienda electoral pasada después de que se negara el registro a México Libre, incluso en el video de presentación del libro de Anaya, él recuerda a los posibles votantes que no se puede dejar todo el poder en un mismo sitio. Sin embargo, con su aparición vienen nuevos retos, intentar hacer un contrapeso valiéndose de la polaridad actual en las preferencias políticas del país.
La popularidad de AMLO sigue siendo innegable, pero en igual condiciones se ha incrementado el rechazo de sus opositores, en el afán de mantener un discurso político claro y congruente, el mandatario ha dejado que se incrementen problemas como la inseguridad, la corrupción no se ha perseguido en colaboradores cercanos y el narcotráfico ha continuado la expansión de territorios, lo anterior ha servido como constantes puntos de ataque de los opositores, entre ellos Ricardo Anaya.
La diferencia es que ahora a través de un libro de más de 600 páginas, el ex candidato presidencial hace un recorrido en la historia de México, la obra de 12 capítulos está seccionada en dos partes: la primera narra decisiones de antaño para entender nuestros antecedentes, la segunda señala casos actuales, aumentos de conflictos y hechos que están afectando a la nación, con supuestas propuestas para el futuro.
La segunda parte del libro es la más interesante, pues se presentan artículos, datos y estadísticas concretas sobre eventos como: los homicidios, el narcotráfico, la pobreza, el uso de energías, etc. En este apartado el autor critica a gobiernos anteriores, pero también alaba el trabajo de quienes solían pertenecer a su mismo partido, dejando de lado las implicaciones de personajes como Genaro García Luna. En su “Reflexión final” se puede resumir el resto del libro, hace señalamientos puntuales comparando a Trump con AMLO, invita a los mexicanos a escuchar a expertos, hacer análisis profundos y reconstruir a México desde el equilibrio y no la polarización.
Al final el regreso del ex candidato, sigue en la sombra de un triunfo claro, pero la sombra de la inconformidad va expandiéndose y en medio de una oposición sin fuerza, hay actores clave que tienen la tarea de reconstruir y proponer desde su experiencia, tal como lo hace Anaya. En el 2020 es evidente lo fraccionados y desgastados que están los partidos políticos, pero ello no los exime de generar un contrapeso real, con propuestas adecuadas para quienes se sienten lastimados ante las decisiones del actual gobierno. Si realmente quieren generar una diferencia en el 2021 la tarea será dejar de responder a los ataques y pleitos, comenzar a escuchar a los votantes indecisos que aún son muchos y trabajar por presentar un proyecto real para el futuro de México.