El PAN en Veracruz, de vuelta a sus orígenes

Concluía la primera quincena de agosto cuando, en medio del silencio impuesto por el aislamiento a que obligó la pandemia de COVID-19, el dirigente estatal del PAN, Joaquín Guzmán Avilés, me dijo que en el proceso electoral que se ha iniciado, los candidatos de su partido a un cargo de elección popular no serán designados más por dedazo.

En un amplio salón de un céntrico restaurante solo nosotros ocupábamos una mesa. A distancia, auxiliares suyos y su staff de prensa se mantenían pendientes.

Le había comentado que en el puerto de Veracruz un día antes había reaparecido en las redes sociales el excandidato a la gubernatura de su partido, Miguel Ángel Yunes Márquez, lo que bastó para que muchos lo tomaran como su vuelta al escenario político y su inminente designación a una candidatura.

Me respondió que no se olvidara que él llegó a la presidencia panista a través de una elección y que la designación directa –dedazo– fue una mala práctica que realizó su antecesor José Mancha en acuerdo con el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, lo que iba en contra de la elección para elegir candidatos que distinguió a su partido.

Parco en el hablar, no descartó a nadie, pero dijo que todo el que aspire a una candidatura tendrá que ganársela trabajando en la base, que es la que va a decidir; que el PAN volverá a sus orígenes, que no será manejado por una o dos personas o un grupo; que es de sus militantes donde todos cuentan y deciden.

Cuando uno platica con él se puede advertir que resiente todavía el bloqueo que intentaron tanto Yunes como Mancha para que no llegara a la dirigencia. Me quedó la impresión de que si los candidatos del exgobernador son elegidos esta vez por la militancia los apoyará, pero que no confía en él.

Aunque hubo un momento en que me habló de una encuesta del mes de julio, de Mitofsky, en la que Bingen Rementería gana en una elección interna, e igual en un hipotético escenario electoral barrería con un 55% de preferencia contra solo 13 por ciento de su más cercano competidor, el diputado federal Ricardo Exsome Zapata, si él fuera postulado por Morena.

También me confirmó que irán en alianza con el PRD en varios municipios y distritos, lo que ya tienen decidido, y no confirmó pero no negó que igual se les sume el PRI.

(Por separado, otras corrientes panistas con injerencia en la directiva, me han expresado que trabajan para ir unidos aunque reconocen que, como en todos los partidos, hay diferencias entre ellos.)

En el caso de la elección municipal en Xalapa, aliado con el PRD y con el PRI, apoyados por los más fuertes sectores de la vida pública de la capital del Estado, estaría por primera vez muy cerca de presidir, conjuntamente con los otros partidos, la capital del Estado llevando como candidato al empresario David Velasco Chedraui.

Si bien deberá cumplirse con la normatividad estatutaria del blanquiazul, casi es un hecho que tienen ya todo listo para hacerlo su abanderado en alianza con los otros partidos pues saben que tienen muy altas probabilidades de presidir la capital con él.

Si retuvieran los municipios de Veracruz y de Boca del Río, entonces dominarían el eje Xalapa-Veracruz-Boca del Río, que los fortalecería para la elección de 2024.

El dirigente estatal, Guzmán Avilés, a diferencia de otros, de otros partidos, poco se mueve por el Estado pues ha delegado y confía en su estructura, con mucha experiencia, así como en su voto duro. Cada panista tiene asignada una tarea desde hace ya buen tiempo y están trabajando sin hacer mucho ruido.

De cara a las elecciones dentro de ocho meses y días, el PAN es la oposición más fuerte en el Estado (también preside el mayor número de municipios), lo que reconocen los dirigentes de los demás partidos. Creo que es una obviedad decir que tienen la simpatía y el apoyo del poder económico y del religioso, del empresariado y de la Iglesia católica.

Sin duda, será uno de los principales protagonistas del proceso electoral que en el terreno federal ya ha arrancado. Con las alianzas que hará, se hará y será más fuerte.

El Teletón presidencial

¡Caray! Se informó ayer que a cinco días de la rifa del avión presidencial (sin avión) todavía les faltan 100 millones de pesos para completar el monto de los premios: 20 premios de 100 millones de pesos. Apenas habían vendido 63.58%  de los 6 millones de boletos que se sacaron a la venta.

El director general de la Lotería Nacional, Ernesto Prieto Ortega (ya renunció al cargo; se va al otro día del sorteo), dijo que hasta el lunes habían podido vender solo 3,815,200 cachitos, con valor de 1,907 millones de pesos, cuando el monto total de los 20 premios son 2,000 millones.

A reserva de que el presidente salga a presumir de último momento que se vendieron todos los billetes, lo cierto es que el sorteo ha sido un fracaso pues ha tenido que ser el propio gobierno el que compre gran parte de los boletos, pues el mismo AMLO anunció que había dispuesto de 500 millones de pesos para destinarlos a la compra de cachitos por ese valor.

En el caso de los estados, como Veracruz, prácticamente obligaron a los funcionarios de nivel medio para arriba a comprarlos, y según algunas versiones, a algunos solo se les avisó que el costo se los descontarán de su sueldo en la nómina, lo que les generó molestia, aunque nadie se atreve a hacerlo público.

De todos modos ya es una carrera contra el tiempo, como cuando en el Teletón se fijan una cifra meta de recaudación y faltando poco para que termine se crea un ambiente de tensión por saber si se logra el objetivo, e incluso si se rebasa.

No es necesario que llegue el día 15 para tener muy claro que la mayoría del pueblo mexicano no apoyó esta propuesta presidencial. Cada cachito vale 500 pesos.

¿Exsecretarios conservadores, neoliberales?

Seis exsecretarios de Salud federal, Salomón Chertorivski, José Ángel Córdova, Julio Frenk, Mercedes Juan, José Narro y Guillermo Soberón lanzaron ayer un SOS: afirman que México está pagando una estrategia fallida que subestimó la gravedad de la pandemia de Covid-19.

Piden un golpe de timón urgente para evitar 150,000 muertes en enero, en un estudio que titularon “La Gestión de la Pandemia en México. Análisis preliminar y recomendaciones urgentes”.

Afirman que la epidemia está fuera de control en el país por lo que proponen modificar la estrategia actual y poner en marcha un Plan Nacional de ocho semanas que incluya la aplicación nacional de pruebas para ubicar el movimiento del virus y contener su expansión.

“Este propósito puede ser la base para restablecer la coordinación con todos los gobiernos –federal y estatales– con todos los sistemas de salud, públicos y privados, los cuales, a partir de los mapas de infección, pueden planear las medidas subsecuentes hacia un nuevo periodo extraordinario de seis a ocho semanas para el genuino control de la epidemia (el tiempo promedio que han necesitado otros países en ese objetivo)”, plantean.

¿Se les descalificará en la conferencia mañanera de este jueves por plantear esta solución?

 

 

 

 

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