No se podía esperar nada novedoso del Segundo Informe del presidente Andrés Manuel López Obrador porque en sus conferencias mañaneras ha gastado ya mucho los temas. Por la formalidad se le considera segundo informe, pero en realidad quién sabe cuántos ha dado porque no solo los ha dicho cada seis meses sino también en sus comparecencias casi diarias ante la prensa.
Pasé muchos años por el área de prensa de la función pública y sé muy bien que ningún presidente ni ningún gobernador debe dar una imagen de derrota ni transmitir un mensaje pesimista, por muy mal que vayan las cosas. Lideran pueblos, a miles, a millones y su deber, como en el Ejército con sus soldados en las batallas, es mantener muy alta la moral de sus representados para seguir luchando.
Claro, eso como estrategia, aunque la cruda realidad sea otra. Pero, entretanto –siguiendo el ejemplo del Ejército–, si la batalla se va perdiendo se debe cambiar el plan originalmente diseñado. A poco de haber iniciado su mensaje ayer dijo algo que me llamó la atención: “La emergencia sanitaria mundial vivida este año ha planteado problemas muy graves para todos los países y nos obligará a todos a repensar y a cambiar muchas cosas”.
No dio detalles pero está a tiempo de rectificar el camino, de corregir errores, de cambiar cosas que planeó y que ya vio que no funcionaron; de adoptar otra actitud, que sea de unidad y no de descalificación ni de división. El país lo requiere por sus graves problemas, pero, incluso, de por medio puede estar la propia sobrevivencia de su proyecto político, que, como todos los presidentes que llegan, pretende que sea transexenal.
Ofrece mantener relación institucional con autoridades de otros partidos
Aparte de las palabras anteriores, rescato un párrafo, por lo que viene: “He mantenido y seguiré manteniendo una relación institucional con las autoridades emanadas de otros partidos. Las y los gobernadores y presidentes municipales de cualquier signo político encuentran en el Ejecutivo federal respeto y trato equitativo”.
Hemos visto que así ha sido. Tiene serias diferencias con varios gobernadores, casi todos del PAN, pero uno y otros han sabido sobreponer el interés de la gobernabilidad a los de sus causas, de sus proyectos políticos. Los visita en sus estados, encabezan actos juntos, fijan públicamente sus posturas, hay reclamos y respuestas y con reticencias pero va cediendo, como en la revisión del Pacto Fiscal.
Preocupa que, en el caso de Veracruz, no se vea una tendencia parecida, que no se guarde la mínima cortesía política, indispensable para una buena relación institucional por encima de los orígenes partidistas de las autoridades. Los propios mandamases estatales, el Gobernador y el secretario de Gobierno, cada que pueden comparten fotos en sus cuentas de las redes sociales visitando municipios, apareciéndose por sorpresa en algunos. Nunca se ha sabido que por cortesía, pero también por respeto político, inviten, por ejemplo, a supervisar obras al respectivo presidente municipal, del partido que sea, y ni siquiera que les avisen que van a estar en su demarcación.
Actúan como dueños del Estado o como militantes de un partido y no como autoridades que gobiernan para todos, que respetan no solo la división de Poderes sino también la autonomía municipal, y que olvidan que los alcaldes no son o están de floreros –López Obrador dixit– y que además tienen la representación del pueblo que los eligió, esto es, no los hacen menos a ellos sino a sus pueblos.
Alienta que el presidente ofrezca continuar manteniendo relaciones institucionales con las autoridades de otros partidos; alienta porque estamos en la antevíspera de las elecciones más grandes que haya habido en México y que va a requerir de una autoridad en función de árbitro que trate con todos con base en el respeto y el diálogo constructivo.
Soy crítico del presidente pero también reconozco sus cosas, a mi juicio, buenas. Como alzar la voz para exigir en la Cámara de Diputados respeto a su reglamento y no escamotear la presidencia de la misma al PRI, respetando la legalidad, ante la intentona de arrebatársela del impresentable Fernández Noroña, no obstante que el tricolor obtuvo el tercer lugar en escaños en la elección pasada.
En Veracruz, en un acto histórico reprobable, en septiembre de 2017 la bancada del PAN, liderada entonces por el diputado Sergio Hernández, que repite en el cargo y hasta ha salido a votar a favor de iniciativas de Morena, por medio de chicanadas, apoyadas y alentadas desde el Palacio de Gobierno, en manos de su partido entonces, desconoció un acuerdo y se apropió de la presidencia de la Junta de Coordinación Política que correspondía a Morena y luego al PRI.
Por eso la postura de AMLO lo enaltece políticamente y demuestra que sabe respetar acuerdos, que teniendo el poder político se marca un límite y que con su actitud abona al cauce institucional, que necesariamente redunda en la gobernabilidad del país.
Se espera mensaje de Cuitláhuac
Se espera ahora que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez dé un mensaje a los veracruzanos en consecuencia con el del presidente, aunque ya ayer el secretario de Finanzas y Planeación, José Luis Lima Franco, como hizo Arturo Herrera, de Hacienda, que se adelantó a López Obrador, confirmó que habrá menos recursos oficiales el próximo año.
Pero el gobierno cuItlahuista, como en el caso de AMLO, tiene sus cosas positivas, ya que no se puede calificar de otra manera, por ejemplo, un seguro de vida institucional que desde noviembre del año pasado se otorgó a los 125 mil trabajadores al servicio de la Secretaría de Educación de Veracruz (docentes, administrativos y personal de apoyo, como conserjes) de base, tanto federales como estatales.
El beneficio es una cobertura básica de 55 meses de salario, con la posibilidad, en caso de lo quiera hacer cada trabajador con un costo extra que correrá por su cuenta, de incrementarla hasta 123 meses de su salario. El seguro que les paga el gobierno de Cuitláhuac les otorga una protección de gastos funerarios por 25 mil pesos así como un anticipo de suma asegurada en caso de padecer enfermedades terminales. Por la circunstancia actual, el seguro cubre el fallecimiento por COVID-19.
Hay otro beneficio, que comentaré en otra ocasión, que, según creo, ha sido poco valorado: el que las plazas se otorgan con base en la antigüedad y los méritos y no por dedazo o recomendación de funcionarios, o por cuotas a los sindicatos, cuyos líderes muchas veces trafican y hacían negocios con ellas. Y se hace a través de una plataforma transparente. Interesante.
Por ahora, por recomendación del gobernador, para que todos los beneficiados estén enterados del seguro que tienen, la joven Oficial Mayor de la SEV, Ariadna Selene Aguilar Amaya, se dedica a tratar de que todos los trabajadores se enteren. De paso, la institución que encabeza Zenyazen Escobar García se fortalece.